En declaraciones previas a la prensa, aclaró que el fin de esta charla es informar a la población adolescente que empieza a coquetear con las relaciones sexuales, a menudo sin el conocimiento de sus peligros ni de cómo actuar con responsabilidad. La edad media de inicio ha bajado hasta situarse en los 14 años, y con ello la precocidad en el riesgo de sufrir enfermedades de trasmisión.
En este caso, los receptores de la información fueron los padres, cuya función es clave en la educación sexual de sus hijos. “Es complicado moralmente decirle a los chavales que no tengan relaciones porque de todas formas las van a tener, por eso hay que informarles sobre cómo protegerse y llegado el caso conozcan los síntomas”.
Admite que la relación con nuestros hijos ha cambiado, a mejor, respecto a generaciones precedentes, pero no lo suficiente. “Aún existe un cierto tabú para hablar de determinados temas”. Pero su mensaje es rotundo: “Que tengan confianza, que hablen y que les informen con libertad, no hay más remedio”. Así se lograrán dos objetivos. Uno, la prevención. Y dos, llevar el tema con naturalidad. En charlas de esta naturaleza se ofrecen datos concretos, se especifican los síntomas y se proyectan fotos. “No es una charla moral, sino informativa para que sepan lo que hay, y lo que podemos hacer para prevenir”.
Recuerda que en epidemiología hay una máxima, y es que cuando las enfermedades se curan, o se controlan, la gente se relaja. Es justamente lo que pasa ahora, una vez que superados los años de pavor que provocó el SIDA, en los 80 y 90 del siglo pasado.
El internista solanero fue presentado por la directora del IES Clara Campoamor, Chelo Simón, y el jefe de estudios del IES Modesto Navarro, Eladio Maleno, y reunió a un buen número de madres en el coqueto auditorio de la Biblioteca Municipal.
