El alcalde de Ballesteros de Calatrava, Juan Carlos Moraleda, recuerda que, cuando comenzó a conocerse la existencia del virus, a primeros de marzo, una de las primeras decisiones del Ayuntamiento fue la de “empezar a aplazar actos sociales, como, por ejemplo, el Día de la Mujer”.
En declaraciones a Lanzadigital.com, Moraleda añade que se empezaron a aplazar actos que supusiesen la aglomeración de personas, “los que pudieran reunir a personas, por miedo a que se presentara algún problema de contagios”.
Una decisión, explica el alcalde, que se tomó ante la realidad de que Ballesteros es una localidad con mucha gente mayor. “La medida se tomó por miedo a que los jubilados se pudiesen contagiar y cortamos”, resume.
Señala el alcalde que el pueblo “ha tenido suerte” porque no ha habido ningún contagio y las personas que fueron sospechosas de estar contagiadas, a primeros de marzo, se recuperaron, sin que hubiera ningún contagio, por lo que, lo mismo, ellos tampoco lo estaban”.
Con respecto a la vivienda tutelada de mayores, el alcalde destaca que ha “quedado limpia” de contagios, desde el principio se suspendieron las visitas y los usuarios no han salido para nada”.
Explica que, en todo caso, la vivienda tutelada “tiene un patio bastante grande y dentro del patio están como si estuvieran en la calle”.
La respuesta de los 375 habitantes de la localidad al confinamiento ha sido positiva, dice el alcalde, “siempre hay uno o dos que se salen de la norma, pero el 99 por ciento ha respondido muy bien”.
Con el proceso de desescalada en marcha, Moraleda señala que, los primeros días, hubo más movimiento “por la necesidad que había de salir, pero luego se ha normalizado la situación como en cualquier otro momento”.
“Sobre todo –remarca- los pocos críos que tenemos han sido los mejores. Se han comportado de maravilla a pesar que habían estado tanto tiempo encerrados. Con mucha responsabilidad, a la par de los mayores”.
Protección
En cuanto a las medidas de protección, según cuenta el alcalde, se están haciendo dos desinfecciones de calles y espacios a la semana, para lo que se cuenta con un agricultor de un pueblo vecino que colabora con su tractor.
En el mes de juicio, añade el alcalde, “según venga el calor” se planteara si se sigue con dos desinfecciones a la semana o se pasa a una cada 15 días, lo que complementará con los medios propios del Ayuntamiento en algunos espacios concretos.
Sobre el abastecimiento de mascarillas, costureras del pueblo cosieron unas 2.000 que se entregaron a una empresa de Pozuelo de Calatrava que había entregado el material.
De esa cantidad, señala el alcalde, cerca de 400 se quedaron en la localidad para los vecinos, a las que hay que sumar las entregadas por la Junta de Comunidades y la Diputación.
Dice Moraleda que, en esta cuestión, no ha habido problemas en el pueblo, dado que, además, se trata de mascarillas que pueden ser reutilizables, tras el correspondiente lavado. “Ahora, ya las tenemos también la farmacia y no hay ningún problema”, concluye el alcalde.
Ayuntamiento
El Ayuntamiento, durante estos ya casi tres meses de estado de alarma, explica el alcalde, se ha estado funcionando mediante telegestión, con los trabajadores trabajando desde casa.
“Solo hemos tenido reuniones presenciales en temas puntuales, algún Pleno en el que había que aprobar algún tema importante”, asegura.
Ante la entrada de la provincia en la Fase 2, no está previsto introducir ningún cambio en este funcionamiento, solo está la decisión pendiente de si abrir o no la piscina municipal “por miedo al contagio”.
Pese a que Ballesteros no ha tenido ningún contagio, el alcalde recuerda que en julio y agosto “no visita mucha gente de fuera, que tiene aquí casa, y está pendiente decidir si la abrimos o no”.