El consumo diario de 40 centímetros de aceite oliva virgen extra y un puñado de pistachos castellano-manchegos tostados sin sal reduce la aparición de diabetes gestacional en embarazadas con unos niveles de glucemia normales.
Así lo consignó un estudio elaborado por científicos del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), cuyos resultados han sido presentados este miércoles en la I Jornada sobre Salud y Aceites de Oliva Vírgenes celebrada en Ciudad Real, organizada por la DO Aceite Campo de Calatrava.
Alfonso Calle, uno de los investigadores principales del ensayo poblacional ha ofrecido en el exitoso evento, en el que han participado más de medio centenar de personal sanitario, las claves del estudio que contó con la colaboración de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, a través de parte de la financiación y la donación de 1.600 kilos de pistachos.
En declaraciones a lanzadigital, Calle ha destacado la importancia de los alimentos de la dieta mediterránea en la población en general y en las mujeres embarazadas en particular, tras comprobar que las gestantes que tomaron los productos indicados en la proporción señalada durante 16 semanas rebajaron en un 30% los casos de posibles manifestaciones de la diabetes.
“Se tradujo en beneficios para la salud de la madre y de los bebés, con un descenso del índice de prematuridad, la reducción de cesáreas de emergencia, menos infecciones de orina y trauma perineales, además de una mejor salud fetal y un número más bajo de nacidos con bajo peso”, ha explicado.
El también profesor de Medicina de la Universidad Complutense y jefe del Servicio de Endocrinología y Nutricia del Hospital Clínico San Carlos, ha reiterado la necesidad de promocionar la dieta mediterránea y del aceite de oliva, por su contribución a prevenir “eventos adversos neonatales y en el parto” asociados a dicha enfermedad.
De hecho, el estudio se planteó en base a que la diabetes gestacional “reconoce factores de riesgo para desarrollarse, algunos modificables, como el estilo de vida y la alimentación”.
Un millar de mujeres
Calle ha recordado que participaron 1.000 mujeres gestantes sanas en dos grupos de 500 y desde semana 12 de gestación hasta la 24 siguieron distintas pautas, unas consumieron la dieta mediterránea, pero limitando el consumo de aceite de oliva a menos de 4 cucharadas al día y el de frutos secos a menos de 2 veces por semana, y las del grupo de intervención se les recomendó consumir más de cuatro cucharadas diarias de aceite de oliva virgen extra y pistachos de forma diaria, y se comprobó que había menos efectos adversos en la gestación, el parto y la salud de la madre y del recién nacido.
La investigación se publicó en las prestigiosas revistas ‘Plos One’ y ‘British medical’, y ha tenido continuación en otro proyecto, en el que el grupo de Calle colabora con colegas británicos que hicieron una intervención semejante. En conjunto medirán los efectos positivos en los niños de dos a cuatro años, cuyas madres siguieron la alimentación con el suplemento de aceite y frutos secos durante la gestación.
“Los beneficios durante el embarazo se trasladan a la descendencia, porque somos lo que nuestra madre comió”, ha sostenido el científico, que ha adelantado que los datos preliminares con los pequeños de hasta 4 años, en el caso de la investigación inglesa, “sugieren que tienen más salud, menor tasa de bronquiolitis y de padecer algunas enfermedades inflamatorias inmunológicas, además de un mejor desarrollo corporal”.