Ciudad Real despide este sábado al obispo emérito Antonio Algora, fallecido recién cumplidos los 80 años por coronavirus en Madrid, donde residía desde que dejó el obispado.
Un grupo reducido de doscientas personas, autoridades civiles y eclesiásticas, asisten a la ceremonia en la catedral con un límite de aforo por seguridad sanitaria. Entre los prelados destaca la presencia de los arzobispos de Madrid y Toledo, Carlos Osoro y Francisco Cerro, respectivamente.
El actual obispo Gerardo Melgar preside la misa exequial, que incluye la inhumación del cuerpo de Algora en la catedral.
Es la segunda vez en apenas un año y medio que la catedral acoge el enterramiento de un obispo, tras el funeral en marzo del año pasado del también obispo emérito Rafael Torija.
El año pasado hizo el camino de Santiago
Algora, zaragozano de origen, y muy querido en Ciudad Real, ejerció el obispado durante trece años. Se jubiló en 2016 y en estos años según sus allegados mantenía buena salud, de hecho el año pasado con 79 años hizo el camino de Santiago.
El mes pasado, 20 de septiembre, ingresó en el Hospital de la Paz con diagnóstico de neumonía bilateral provocada por el Covid-19 Durante los veinticinco días en los que ha estado ingresado, sin salir de la gravedad, tuvo momentos que animaban a la esperanza en su recuperación, aunque pudiese ser un proceso lento.