Para llevar a cabo este estudio, se han remitido cuestionarios a jóvenes que han estado ingresadas en la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria y a las que han recibido tratamiento ambulatorio en consultas, tanto en las hospitalarias de adultos cómo en las de la Unidad de Salud Mental Infantil y Juvenil del área sanitaria de la capital, según ha informado la Junta en nota de prensa.
Panea ha explicado que es un “estudio observacional analítico prospectivo” centrado en las pacientes porque apenas el diez por ciento de personas que padecen estas patologías son del sexo masculino. Se han remitido una veintena de encuestas a más de 120 pacientes.
En estos cuestionarios, algunos de hasta 50 preguntas, se inquiere sobre aspectos relativos a la alimentación, como actitud frente a la comida o maneras de comer, y acerca de su satisfacción personal, estilos de crianza o su capacidad para adaptarse de forma positiva a situaciones adversas.
Los primeros listados de preguntas se remitieron a partir de octubre del año pasado y ahora, al cabo de seis meses, se han enviado de nuevo para cotejar si existen diferencias entre las respuestas.
La fase de recogida de datos ya ha finalizado y, según ha comentado, “ahora toca tabularlos y analizarlos para valorar su calidad de vida antes y después del trastorno y cómo era y es su ambiente personal y familiar”.
“Personas muy inteligentes dejan de comer”
Isabel Panea ha explicado que decidió a investigar sobre la vida de las jóvenes con trastornos alimentarios porque quiere contribuir a saber “qué lleva a personas muy inteligentes a dejar de comer y a ser capaces de engañar a su familia y a su entorno durante meses”.
El trabajo que está desarrollando esta enfermera residente es uno de los proyectos seleccionados este año por la Comisión de Formación de la Gerencia de Ciudad Real y es la base de su tesis doctoral, que dirige el jefe de servicio de Psiquiatría, Luis Beato.