Todavía es de noche cuando suena el despertador en un piso de una céntrica calle de Ciudad Real. Laura (32) se levanta, le da los buenos días a Marifé, su gata, despierta a su marido para que prepare el café –“porque a él le sale mejor”- y mientras ella prepara el tentempié que luego tomarán para desayunar en algún punto del extrarradio de la Comunidad de Madrid o en algún lugar de la llanura manchega: “A veces aprovechamos el atasco que se forma en Pinto, a la entrada de Madrid”.
Ambos cargan la furgoneta con todas sus herramientas para el gresite cuando el silencio en la calle es penetrante. Y a veces también el frío. En invierno, Laura se abriga con varias fundas para las primeras horas de trabajo. Por delante queda un viaje a pueblos de La Sagra, al corazón de La Mancha o a la sierra de Guadarrama. En el coche, después del silencio del primer rato, comparten confidencias, cierran contratos, hablan con la gestoría o, simplemente, escuchan música.
Si se da esto último, es probable que suene Led Zeppelin, porque para esta pareja sir Robert Plant es lo más grande. Saben que les queda una larga jornada por delante, probablemente a la intemperie y que depende de las condiciones climatológicas en muchos casos, porque suelen trabajar en exteriores.
Ella es graduada en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Su formación, desde los 3 años hasta los 18, la recibió en un colegio concertado de monjas de la capital ciudarrealeña. Hija de dos funcionarios, ahora su vida ha dado un vuelco y la ha llevado a lugares que nunca se hubiera imaginado: “Nadie hubiera acertado”, comenta entre risas.
Quizás, la Laura universitaria se imaginaba en un bufete de abogados, u opositando para alguna de las ramas del derecho que dependen del Estado. Sin embargo, la protagonista de esta historia se dedica a revestir piscinas de mosaico vítreo -gresite- y a hacer mosaicos para el diseño de interiores para particulares o en exposiciones.
Esta emprendedora de 32 años ha optado por desafiar todas las convenciones sociales al liderar una empresa de mosaicos para piscinas e interiores junto a su esposo y socio de 35 años. Ella cree que ha encontrado “su verdadera pasión en la construcción”, pero detrás hay una historia destacable de superación y resiliencia en un sector tradicionalmente dominado por hombres.
Laura es una de las 150.000 mujeres que trabajan en el sector de la construcción en España, según el informe ‘Mujeres en el Sector de la Construcción 2022’, difundido por el Observatorio Industrial de la Construcción, perteneciente a la Fundación Laboral de la Construcción. Esta cifra supone el 0,7% de afiliados a la Seguridad Social. Un porcentaje mínimo. Por ello, las que son, pueden ser consideradas ‘rara avis’.
Del derecho al gresite
Laura comparte cómo su esposo -también licenciado universitario- decidió seguir con el negocio familiar, que siempre había estado relacionado con el mundo de la construcción y del revestimiento de piscinas. Los años de experiencia de su marido la llevaron a tomar la decisión de crear la empresa “y ser nuestros propios jefes”. Debido a las malas condiciones laborales que él sufría, Laura no tuvo dudas: “Si ya éramos marido y mujer, también podíamos ser socios”.
Al principio, su papel era administrativo, aprovechando sus conocimientos legales, pero a medida que la empresa creció, Laura se fue involucrando más en la obra. Ahí es cuando descubrió “que no sólo podía hacer el trabajo de un peón, sino que disfrutaba aprendiendo el oficio”, señala. Aprendió a hacer pegoland, a utilizar la llana y carga con sacos de 25 o 30 kilos: “Y si no puedo, uso carretilla, que para eso está”, asegura.
Respecto a la presencia de la mujer en la construcción, Laura destaca la mayoría de sus colegas como respetuosos, pero reconoce ciertos prejuicios de algunos clientes. “Siempre tengo que demostrar que sé hacer mi trabajo”. En esto, su marido aporta algo esclarecedor: “A veces no quieren hablar con ella, sólo se dirigen a mí y ahí les tengo que decir que ella es mi socia y la jefa de la empresa”, comenta.
Laura comenta que a veces la han atacado especialmente cuando ha cometido errores en su trabajo “como cualquier ser humano”, y asegura que eso sí le resulta doloroso porque “no soy menos que nadie por ser mujer”. También le han espetado a veces “dile a tu jefe que venga”. Ahí reconoce que se siente “verdaderamente dolida”.
Aunque ella puntualiza que estos prejuicios son más habituales en el cliente o en intermediarios que en sus compañeros obreros: “Los que nos metemos en obra sabemos lo que cuesta y al final hay compañerismo y respeto máximo”, dice.
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Teniendo en cuenta que sólo hay 150.000 mujeres en el sector de la construcción en España según los últimos datos disponibles, Laura reflexiona sobre la falta de representación femenina: “Creo que hay menos mujeres en este sector debido al desconocimiento”. Laura cree que a muchas mujeres no se les presenta esta opción y, lamentablemente, “se autolimitan”.
Ella asegura que las profesiones están sesgadas por género y no por la verdadera valía del trabajador. También deja algo claro, y es que en el sector “hace falta mucha mano de obra”, y para eso, según ella, da igual ser hombre o mujer: “A las mujeres hay que decirles que aquí hay trabajo”.
Sabiendo de dónde viene Laura, cabe preguntarse cómo ha acabado en esto y Laura lo tiene claro: “Mis padres me dieron la mejor educación posible y, sobre todo, me enseñaron a que en la vida todo se consigue con esfuerzo y trabajo”. Ella cree que esas lecciones fueron la que la llevaron a tomar la decisión definitiva de montar la empresa y de trabajar en la obra.
Su empresa, Pool Mosaic S.L. se define como “especialista en construcción y rehabilitación de piscinas con revestimiento de mosaico”. Su trabajo consiste en estar horas y horas dentro del vaso de una piscina, haga calor, frío, haya llovido o haga viento y revestir la piscina desde cero. Asimismo, colaboran con empresas como Hisbalit -uno de los principales distribuidores de gresite de España- siendo colocadores oficiales de la zona centro.
Laura ha descubierto su debilidad, y cree que puede ser el futuro de la empresa: “El diseño de interiores es una faceta que me apasiona y que, según creo y estoy viviendo, tiene un gran potencial”. Pool Mosaic volverá este año a Casa Decor, una plataforma dedicada al interiorismo, diseño, tendencias y estilo de vida, presenta cada año su singular exposición en un emplazamiento distinto en el corazón de Madrid.
Este espacio recibe alrededor de 40.000 visitas por edición, un público fiel que responde a un perfil alto y medio-alto.A lo largo de 6 semanas, esta exhibición abre las puertas al público en un edificio icónico y único en la capital, albergando aproximadamente cincuenta espacios decorados por expertos consolidados y prometedores talentos del mundo del interiorismo.
Laura y Gonzaga participaron haciendo parte del espacio de la arquitecta Andreina Raventós y parte del espacio de Egue y Seta. También instalaron un mosaico del estudio Nometri en el ADN Fórum by Lexus, un evento multidisciplinario que se adentra en el mundo del diseño y el arte instalativo.
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Marido y mujer, y socios
Al hablar de su vida personal y laboral con su marido como socio, Laura asegura que tienen “la facilidad” de llevarse bien y “ser un buen equipo”, que para ella es la clave de todo. Aunque hay desafíos y discusiones, comenta entre risas, cuando eres equipo y hay una buena relación, “eso se convierte en algo muy beneficioso”. Antes, por sus trabajos, estaban separados todo el día, y ahora conviven y trabajan juntos.
Mirando hacia el futuro, Laura sueña en grande: “Cada día es distinto en este mundo y me veo trabajando aquí por muchos años más, haciendo crecer la empresa y dirigiéndola hacia el diseño de interiores, pero también en la obra”, asegura. Cree que el diseño de interiores es lo que puede hacerla sentir más realizada y “lo que más alto puede llevar a esta empresa que empezó como un sueño y ya es una realidad”.
Aunque quiere dejar claro que nadie les ha regalado nada y que el comienzo fue durísimo: “Lo compaginaba con dar clases particulares a adolescentes por las tardes y tuve que aprender un oficio prácticamente desde cero”.
Laura es eso que se ha dicho siempre de los hombres: una mujer hecha a sí misma. Ha elegido un camino complicado, arduo y diferente, y que la está llevando a hacerse un hueco en un mundo tradicionalmente patriarcal y gobernado por estructuras de poder prácticamente centenarias (peón, oficial de segunda, oficial de primera, jefe de obra, etc.).
Sin embargo, el lunes el despertador volverá a sonar cuando todavía queda un buen rato para amanecer, Laura preparará otro tentempié, guardará las herramientas en el maletero y de nuevo saldrá a pelear: “Te voy a decir una cosa, no sabes cómo me gusta que me miren y cuchicheen y que luego descubran que soy la dueña de la empresa; me siento poderosa”.
