Se llama ‘Sed’ pero podría ser ‘Sed de mal’ y el protagonista no logra frenar que en él surjan y resurjan lo que él mismo reprueba y que llevaría a la sociedad a dilapidarle. Lo que menos quisiera ocurre, aquello que potencialmente le sucedió de niño y que ni por asomo quiere recordar. Confía en el autocontrol de las emociones, aunque luego se da cuenta de que lo que hace no es dominarlas sino esconderlas y trata por todos los medios de alejarse de la tentación.
De ahí que quiera que su sobrino regrese con su cuñada y abandone su hogar, donde confía en poder ser capaz de que su problema no afecte a su hijo. Las peticiones, casi ruegos, de que el sobrino se marche destapan la confesión a su mujer del secreto de lo que le ocurre y en ella busca ayuda para tratar de superarlo. Pero la tormenta afectiva no ha hecho más que empezar y el tabú y la obsesión intoxican la relación, la trastornan, hasta el punto que ella teme ver actos no cometidos que tan sólo podrían estar en los pensamientos de él.
Mariano Rochman y Sauce Ena abordan con realismo y valentía un tema muy duro, que sucede y suele ocultarse socialmente como lo más detestable y horroroso. En ello coincide el propio protagonista que quiere curarse, librarse de un descomunal monstruo, teniendo como único salvavidas su mujer, a quien, pese a toda su disposición por comprender y ayudar, el problema acaba superándola.
El legado de la infancia, como patria identitaria, está muy presente en sus vidas y queda reflejado en una escenografía de gigantes piezas de lego que hacen de veces de sillón, mesa, cocina, frigorífico y hasta bañera, además de un gran muñeco de playmóbil que blande su espada.
La idílica relación de una abogada forjada a sí misma y un psicólogo, que sabe que si sus compañeros se enteran de lo que le ocurre le impedirían trabajar o incluso le internarían en un psiquiátrico, se viene abajo ante una confesión muy difícil de asumir y aún más de afrontar.
Con dirección de César Barló, la obra no plantea soluciones, expone el problema, que es mucho, y el sufrimiento del propio personaje con pensamientos pedófilos que está aterrado y lucha por no convertirse en un pederasta, para lo que pide ayuda a su mujer aunque prevea que la confesión puede llevar al traste a su familia.
Impacto
Incomoda el tema que trata el texto de Alejandro Butrón Ibáñez hasta el punto que a la compañía le han comunicado en determinadas plazas que los responsables culturales no quieren programar esta pieza sobre uno de los temas más tabús de la sociedad. Si se pudiera pesar el completo silencio del público en el Teatro Municipal de Almagro ante el impacto emocional de las escenas en las que la relación y confianza de la pareja se van resquebrajando, equivaldría a toneladas en una aproximación a un doloroso abismo con la ‘Sed’ de un despreciable monstruo en el que protagonista no se quiere convertir ya que sabe que lo destrozaría todo.
A lo largo del recorrido de esta producción que la compañía Doble Sentido estrenó hace dos años, “ha habido gente que se ha acercado a contarnos su experiencia directa o indirecta como, por ejemplo, la de un familiar, y muchas veces dicen que no se ha denunciado ni se ha hablado ni siquiera por parte de los familiares”, comentó Ena tras la función en el XVIII Festival Iberoamericano de Almagro. “Cuesta mucho” hablar de ello y “siempre que se hace es como con mucho rechazo porque es un tema muy jodido”, que así mismo “sucede más de lo que creemos”.
Se trata de una producción que “nos ha costado mucho hacer. Hemos trabajado minuciosamente con el director, César Barló, ensayamos muchísimo y la idea era cómo encontrar la posibilidad de poder escuchar” a este hombre, “que pide ayuda, que no quiere ser un monstruo, no quiere transformarme en un pederasta”, sin juzgarlo ni justificarlo, expuso Rochman. En el montaje, “se habla y se da voz al problema. No tenemos la solución, pero por lo menos que se hable de ello y no se tape, porque cuando más se tapan los tabús más crece la bola”, que es una de las cosas que ocurre en el montaje, que el tema es “tan obsesivo y tabú” que acaba “intoxicando y enfermando” a la pareja, agregó Ena.