Calzada de Calatrava, un pueblo fantasma durante los tres meses del confinamiento por el coronavirus y que ha respetado a rajatabla el estado de alarma, según vecinos y autoridades, ha recobrado este primer fin de semana de julio las pequeñas cosas que lo convierten en un destino muy apreciado para veranear.
“Este pueblo es espectacular”, asegura Vicente, ‘El Choto’ (nadie lo conoce por su nombre) en una de las terrazas de la plaza Mayor mientras comparte un refrigerio con un grupo de amigos, entre los que se encuentran Timoteo y su mujer, los únicos veraneantes de la mesa, en este caso llegados de Valencia, la ciudad en la que viven, pero en la que nunca veranean, las vacaciones las pasan siempre en su segunda residencia de Calzada de Calatrava.
“Estar aquí no tiene precio”
“Estar aquí no tiene precio”, comenta Timoteo, que no es natural de Calzada, sino de Villanueva de San Carlos, pero ha adoptado como propio el pueblo de su mujer, que asiente mientras lo escucha describir cómo son para ellos, ya jubilados, las vacaciones ideales: reunirse y charlar con los amigos, que es lo que han hecho este fin de semana.
Hasta septiembre en Calzada
Su plan es pasar todo el verano, hasta septiembre, en Calzada de Calatrava, como han hecho siempre, solo que este lunes regresan a Valencia y volverán “de una” el próximo fin de semana. Este año echarán en falta el baile –las fiestas patronales de primeros de agosto se han cancelado- pero no las reuniones y las salidas a las terrazas o al paseo.
Lo que cuentan coincide con las explicaciones que da la alcaldesa Gema García, “el fin de semana pasado [primero sin restricciones de movilidad] se notó un repunte importante de visitas de calzadeños emigrados, y este fin de semana también. Prevemos que este año vendrá más gente de una forma más repartida en el tiempo”.
“Este año la playa no la pisamos”
Fran González y su familia (mujer y dos hijos de 8 y 14 años), de Madrid, son de los que van a pasar todo el verano en Calzada de Calatrava; los niños, seguro, los padres se turnarán según sus trabajos. Él es de Calzada y su mujer de Agudo, “pero a ella le gusta tanto o más que a mí esto”, “yo disfruto mucho en el pueblo, aquí hay una oferta cultural incleíble para tener apenas 4.000 habitantes”.
El coronavirus ha trastocado un poco sus planes. “Siempre pasamos una temporada en Calzada y la compaginamos con algún viaje de diez días al extranjero o a algún destino de playa, este año tenemos claro que la playa no la pisamos, es más tú les dices a mis hijos si prefieren playa o pueblo y te dicen que pueblo”.
El viaje que tenían previsto fuera del pueblo lo han cancelado, “no queremos arriesgarnos a ir a algún complejo y que nos dejen confinados porque se declare un brote. Más que miedo al contagio es incertidumbre a lo que pueda pasar”, señala González.
Calzada ha sido su primer destino fuera de Madrid en cuanto se abrieron las fronteras interprovinciales el fin de semana, “fue muy emocionante volver a ver a la familia”. Y este fin de semana han vuelto a repetir. “Ellos se quedan, yo tengo que trabajar pero volveré el día 15, estaremos todo el verano así, sobre todo yo, yendo y viniendo en el Ave, hasta que tenga vacaciones”.
En Calzada de Calatrava esta familia ha encontrado su veraneo por excelencia. “Tenemos casa familiar pero aún así nos compramos una propia para las vacaciones”, explica.
Tranquilidad y salir a cualquier hora
Fran González, que mantiene un sólido grupo de amigos desde la infancia, por eso le gusta tanto regresar a su pueblo, destaca la libertad y la tranquilidad, poder salir en cualquier momento y a cualquier hora, “algo que mis hijos agradecen más y a mí me gusta mucho, les permite tener la infancia que yo tuve, todo el día en la calle”.
Calzada tiene mucha oferta de ocio
La oferta cultural es otro sello distintivo, “aquí no solo puedes salir de bares, hay muchas actividades culturales. Tenemos cine, que eso para un pueblo de 4.000 habitantes es un lujo, también está abierta la piscina [con cita previa], cursos de verano en la universidad popular, campus de fútbol, hay un abanico de alternativas que hacen que las vacaciones sean estupendas y amenas.”
Patrocinio Megía, veraneante senior
Patrocinio Megía, de 86 años, es uno de los veraneantes senior. A sus 86 años ha pasado el coronavirus sano y confinado en su casa de Madrid donde vive “desde hace por lo menos sesenta años”, no lo recuerda con exactitud, antes de eso trabajó en la base naval de Rota, en San Roque, en la Línea de la Concepción (Cádiez) y Santa María del Páramo (León). La que vive en el pueblo es su hija Carmen Megía, propietaria de la quesería La Molineta.
La plaza y la fiestas, lo mejor del verano para Patrocinio
Megía acompaña a la dependienta de la tienda de quesos y embutidos de su hija mientras explica satisfecho lo bien que lo pasa en verano en Calzada. Lo que más le guest es “la plaza”, y las fiestas patronales [suspendidas este año], tanto las del Jubileo, a primeros de agosto, como el Cristo Salvador del Mundo, en septiembre.
Deseando volver
¿Cómo ha pasado el confinamiento?, “encerrado, me paseaba lo que podía, yo ando mucho y ahora noto que la falta de ejercicio me está atacando, estaba deseando venir, mis hijos vinieron a vernos, los dos solos, sin nietos ni nada, y no es lo mismo”.
Megía ha encontrado el pueblo “bien, pero no como otros años, ahora se ve que hay respeto, ha menos gente en las terrazas, las mesas están más separadas, mucha gente tiene fincas en el campo y se van allí”.