La negociación iniciada por el Ministerio de Agricultura (Mapama) con Bruselas para activar un sistema de autorregulación del vino y del aceite, y así esquivar el desplome de precios en origen, ha creado buenas sensaciones.
La iniciativa persigue equilibrar la oferta y la demanda a través de la retirada y almacenamiento de parte del producto en caso de excedentes en una campaña.
No se trata de fijar precios sino de que los propios productores se autodefiendan, a través de las interprofesionales, que son las que han solicitado la medida al MAPAMA, puedan ajustar el volumen de sus mercancías a las necesidades del mercado, y contribuir con ello a estabilizar los precios que perciben.
La medida constituye una novedad dentro de la normativa comunitaria y, según el Ministerio, hasta su aprobación final por la Comisión Europea, será necesario realizar adaptaciones de la propuesta inicial para que las autoridades de competencia puedan avalarla.
Vino
En vino, la autorregulación se aplicaría cuando la oferta fuera muy superior a las necesidades del mercado y estuviera por encima de la media de las últimas cinco campañas. Se retiraría una determinada cantidad de vino sin indicación geográfica y de características concretas.
Para este producto también se exigirían requisitos mínimos en materia de calidad de la uva como el contenido máximo de ácido glucónico, la graduación mínima, o los rendimientos máximos por hectárea, entre otros.
Ambas medidas, propuestas por la Organización Interprofesional del Vino al Ministerio, se conciben con un tándem perfecto para la regulación del volumen de vino en el mercado, y para ganar valor añadido a través de la cualificación.
Cooperativas
Rafael Torres, presidente de la cooperativa Virgen de las Viñas de Tomelloso, asegura que la autorregulación podría ser efectiva para el sector vinícola, muy alejada de la destilación obligatoria “a coste cero” para el agricultor planteada hace años. “Eso sí que fue disparatado”, lamenta.
Desde la Cooperativa Jesús del Perdón-Bodegas Yuntero, de Manzanares, su presidente Felipe Rodríguez, también ve la medida como “acertada” de cara “a nuestros compradores”.
A su juicio, es un mecanismo de defensa ante “años excepcionales”, en los que “tenemos que hacer mejorar la oferta”, con el fin de que “no haya vaivenes” en las cotizaciones del vino a su salida de cooperativas y bodegas. “También tenemos que seguir tomando medidas, según argumenta, para que los agricultores adapten sus viñas a producciones medias”.
No a los dientes de sierra
Alejandro García-Gasco Alcalde, responsable de Vino de UPA Castilla-La Mancha, también está a favor de la regulación porque “a nadie nos gusta los dientes de sierra o los toboganes, y que repercuta en la renta del viticultor”.
Aceite
Para el aceite está previsto el almacenamiento de un porcentaje en el caso de que la oferta despunte por encima del 20% a la demanda en el inicio de campaña, hasta el inicio de la siguiente.
Para la gerente de la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español (Aceites de España), Teresa Pérez Millán, la herramienta puede ser positiva para un sector cuyos precios están sometidos cada temporada a gran variabilidad, entre otros factores, por las condiciones meteorológicas.
“La interprofesional puso el tema encima de la mesa y dio traslado para que se hicieran las consultas pertinente s y así garantizar la seguridad jurídica”, señala, a la vez que se muestra convencida de que ha de ser un “instrumento fiable”.
Recuerda que la medida corregirá desequilibrios de mercado, con la autogestión de los productores sin coste para las administraciones. “Sería positivo y de gran ayuda”, aunque también habría que trabajar por hacer crecer la demanda, sin necesidad de almacenar, porque “no es de un día para otro”.
