La sequía de finales del invierno y de la primavera, pertinaz por la sucesión anual de falta de precipitaciones, y sumada a los récords de altas temperaturas, está impactando de lleno en el campo español, hasta el punto de provocar la “ruina” entre los productores, según señalan.
Se trata de un problema global que no solo afecta a la agricultura y la ganadería, sino a la sociedad en su conjunto. La escasez de recurso se da, según datos de UPA, tanto a nivel hidráulico -los embalses están de media al 51% de su capacidad y un 16% por debajo de la media de los 10 últimos años-, como hidrológico -con un 22,5% menos de lluvias en el último año-.
Por ello, agricultores, ganaderos y organizaciones agrícolas de la provincia de Ciudad Real, de gran tradición agropecuaria y una de la más lastradas de España, exponen sus propuestas para salvar la escasa rentabilidad de sus explotaciones porque “no hay sector como éste, en el que tengamos que pagar por trabajar, sin beneficios”.
Consideran que la mesa de la sequía de Castilla-La Mancha (la nacional se celebró el pasado miércoles), convocada para la próxima semana, será el mejor foro para articular medidas urgentes que palíen la trágica situación del campo, además de servir para monitorizar la evolución del fenómeno. Entre ellas, los portavoces consultados destacan la necesidad de solicitar al Gobierno de España la gestión para que parte de los fondos del Programa de Desarrollo Rural (PDR) se conviertan en ayudas directas a los agricultores y ganaderos de la región (y de toda España) para que puedan hacer frente al actual contexto.
Es una petición planteada ya por el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, al Ministerio de Agricultura, que respaldan todas las organizaciones profesionales agrarias (OPAs).
Es el caso del sindicato agrario COAG, uno de los más dinámicos en el seguimiento nacional de la grave problemática. Su secretario regional, Ángel Galve, ve “muy positiva” esta reclamación, a la vez que demanda un tratamiento de los regadíos “como se merecen” porque “no es igual” el sistema de inundación -con más necesidad de agua-, que los de goteo y aspersión -más sostenibles.
Así, pide a las confederaciones un reparto “sensato” del agua para obtener un riego “mínimamente en condiciones” que garantice parte de la cosecha de los leñosos, frente a “las pérdidas casi totales” del cereal. “La viña y el olivo pueden tener un buen año si llueve, o cuentan con aportación hídrica”, señala, al igual que advierte de la situación del espárrago -se cultiva mayoritariamente en Guadalajara- “que se corta diariamente y necesita de mucha humedad”. De seguir con la sequía “se dejará de cortar un mes antes”.
Ayudas directas y seguros
Más específico, el secretario provincial de Asaja, Florencio Rodríguez, pide medidas en varias líneas: ayudas directas para agricultores y ganaderos, a través de los excedentes de los PDR, y más respaldo del plan de seguros agrarios (Agroseguro).
Rodríguez, gran conocedor de la situación del campo en la provincia y la región, también plantea “una rebaja de la burocracia para que las ayudas “sean reales y efectivas” y permitan “equilibrar” los “gastos extras e inversiones” que han realizado los productores por la subida de los precios de los inputs. La situación, en su opinión, “es desastrosa” y está llevando a algunos titulares de las explotaciones “al borde del abismo”.
“Vivimos un momento crítico en toda España”, advierte, con la pérdida casi en su totalidad del cereal de secano (trigo, cebada, avena, maíz o triticale), en provincias como Ciudad Real ya sentenciados.
Los cultivos leñosos (olivar, viñedo o frutos secos) tienen un mayor margen de recuperación, aunque la “expectativa es muy corta”. Según explica el también vicepresidente de Asaja CLM, la sequía y las altas temperaturas están protagonizando la floración y fructificación de los frutos secos y el olivo, con árboles con “mínimas reservas” y flores “más escasas”. Por ello, si persiste la situación, alerta, podrían repetirse las pérdidas del año pasado en el almendro, cuando se perdió casi toda la cosecha por las heladas de principios de abril.
Es la sequía “más pertinaz y más drástica de los últimos 50 años”, sostiene Rodríguez, que, igualmente, lamenta la coincidencia de la anomalía atmosférica con el escenario socioeconómico -invasión de Ucrania y la inflación-. Todo ha influido en el incremento de los precios de producción.
Pero si hay un sector totalmente impactado por la falta de agua es la ganadería, asegura el líder de Asaja, ante “el tremendo incremento de los precios de la alimentación animal”, necesaria por la falta de pastos. “Estamos sufriendo una reconversión silenciosa del sector”, con “un goteo” de desapariciones de granjas.
Por ello, desde Asaja “estamos siendo exigentes” con las administraciones en las diferentes mesas de la sequía -nacional y regional-. En esta línea, el dirigente agrario valora el reciente compromiso del vicepresidente de Castilla-La Mancha, José Luis Martínez Guijarro, para impulsar la flexibilización de las condiciones ambientales de la PAC. “Tienen que ayudar a los agricultores y ganaderos desde el punto de vista económico”, con el fin de “facilitar la propia actividad en su día a día”.
Preocupación
Antonio Gómez, técnico de UPA en Ciudad Real, muestra, en la misma tesitura, su “preocupación” por el escenario de sequía, sobre todo en la provincia, situada en la zona sur, que es la parte más afectada.
Por ello, respalda las peticiones de su organización a nivel nacional, para ayudar de manera urgente a los agricultores y ganaderos más afectados por la falta de agua.
La entidad exige a las administraciones (UE, nacional, autonómico) soluciones y presupuesto para, al menos, paliar la situación agónica del sector primario, además de abordar un Plan Hidrológico Nacional “basado en la ciencia, en el acuerdo y en el consenso” para repartir el agua disponible.
También piden más inversión en modernización de regadíos, y más apoyo a los seguros agrarios, con el fin de que “sean accesibles” a todo este sector productor.
“Desastre” en los cereales
El cerealista de Ciudad Real, Pedro Martín, califica de “desastre” la cosecha de los herbáceos por los estragos de la sequía, que hará que el 90% “se quede sin segar” y sólo se alcance una media del 10% de producción. “Hay gente que está arando o metiendo las ovejas”, explica, a la vez que recuerda que la situación es peor “por el hielo que cayó también”.
Si lloviera, sólo se salvarían, según el productor que tiene sembradas 600 hectáreas de triticale, cebada, colza y guisantes, las “zonas más tardías”, dentro de “la casi ruina” que él mismo registrará en su actividad, dado que apenas el 15% de su extensión cerealística cuenta con aportación de riego (unas 80 ha).
Martín ve necesarias las ayudas directas para compensar los gastos de producción, aunque se muestra muy escéptico ante los anuncios de la administración, que “suelen ser préstamos a bajo interés”. “No me creo nada”, sentencia.
Estragos
En la misma línea, Kimie Hirai, agricultura de Valdepeñas de olivo y almendros, lamenta “los estragos” que está haciendo la sequía “sobre todo viña y cereal”. En su caso, los cultivos “han cuajado”, aunque sin perder la expectativa “de que la planta pueda abortar si falta agua”.
La situación es tal que las cubiertas vegetales que ha instalado en sus olivos como ecorregimen “se están secando”, y los almendros, que “vienen cargados”, “no sabemos si van a resistir la producción”.
Por ello, la agricultora originaria de Bolivia ve positivas las ayudas directas para compensar los efectos de la sequía y la pérdida de producción.
Situación catastrófica
Peor escenario, si cabe, narra Ángel del Teso, ganadero de vacuno de carne de El Robledo, quien confirma la situación “catastrófica” del sector.
En su caso, tiene 650 cabezas, entre 340 madres, unas 170 en cebo, y 120 mamando, y su empresa familiar siembra para comer ‘a diente’ (los animales se comen el cereal cuando empieza a verdear), aunque “ya se ha secado”, mientras que la parte de la plantación para forraje de invierno (para ensilar y empacar heno y paja) “hay que comérselo porque también se está secando. Por ello, se pregunta si los animales tendrán que pasar el invierno “en las cámaras (del matadero)”. “Es insoportable”, asegura.
