Ha sido el año de la paradoja. La XIII Feria del Stock de La Solana tuvo menos público que en ediciones anteriores, pero ha dejado más dinero en caja. O sea, menos gente y más ventas. Así lo reconoce el presidente de la Asociación del Pequeño Comercio, Ramón Prieto. “El balance es positivo porque no hemos tenido las aglomeraciones de otras veces y quizás hemos vendido algo más”. “No consiste en que vengan muchos, sino con ganas de comprar”. “Así se atiende mejor al público y es mejor para todos”.
Con ese regusto final terminó una feria marcada por el regreso tras la ausencia obligada de 2021, y también por la incertidumbre. Los 17 comerciantes solaneros adheridos al evento, repartidos en 21 stands, no sabían cómo iba a responder la gente, sobre todo ante la subida desmesurada de la cesta de la compra, que siempre afecta a la confianza. Pero el resultado económico es lo que cuenta. Además, hay doble satisfacción porque ha sido una feria más diversa en cuanto a productos a la venta.
Dar un giro
En este sentido, Ramón Prieto admite que buscaban dar un giro. “Lo queríamos enfocar de otra manera para que no fuera solo ropa, calzado y complementos”. De hecho, han entrado stands nuevos que vendían desde aceite a menaje del hogar, incluso una caseta de tatuajes. “Se han ido encantados con la experiencia”, afirma el presidente. Y no ha habido más por razones de tiempo, ya que la feria se organizó con algo de premura y muchas firmas ya tenían otros compromisos. Tal será el objetivo de cara al año que viene.
Eso sí, Ramón Prieto reveló que ya no estará al frente de los pequeños comerciantes. “Ha sido mi último año, creo que necesitamos un relevo generacional”. Admitió ‘presiones’ de sus compañeros para que siga, cosa que agradece, pero insiste en que su decisión es definitiva. “Todo tiene un principio y un final”, concluyó.
