Las mujeres rurales fueron ejemplo de solidaridad y entrega en los meses más duros de la crisis sanitaria, y así lo ha puesto en valor este viernes la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR), con el reconocimiento de su labor colectiva a seis de sus socias. Son representativas del papel que desempeñaron millones de mujeres de los pueblos en la lucha contra la pandemia, principalmente en el ámbito de los cuidados.
La organización que preside Lola Merino ha celebrado el Día Mundial de las Mujeres Rurales en la Bodega Pago del Vicario de Ciudad Real, que ha servido para dar visibilidad a este colectivo, a sus proyectos e iniciativas y, sobre todo, a las acciones en las que trabajan para seguir acortando la brecha hacia la igualdad.
Durante el acto han premiado a Monserrat González, por la confección de mascarillas en Daimiel, a Alicia Infantes, pediatra de Atención Primaria de La Solana, a las trabajadoras del Centro de Día de Viso del Marqués, a María del Monte confección de mascarillas de Bolaños de Calatrava, a Rosa Reíllo por la empresa de ayuda a domicilio que tiene en Campo de Criptana, y a María Teresa Herrera agricultora de Membrilla.
“Es de todas”
Reíllo ha achacado el éxito de su servicio a una veintena de dependientes “a las nueve trabajadoras” que en pleno confinamiento y con numerosas restricciones sanitarias acudían puntuales al cuidado de los usuarios. “Amfar me ha reconocido a mí, pero el reconocimiento es de las auxiliares que no dejaron de trabajar y dar un servicio que no se podía anular”, ha reiterado a los medios.
“Trabajaron con mucho miedo”, ha recordado, porque era la época en el que no había mascarillas. Con las primeras que hizo su hermana y unas pautas en el modelo de servicio lograron, ha subrayado Reíllo, “que no hubiera contagios hasta abril” entre su plantilla, afortunadamente con pocas consecuencias.
Reíllo ha aplaudido el avance hacia la salida de la pandemia, aunque, en su opinión, “no hay que bajar la guardia” porque los dependientes “son personas muy vulnerables y hay que tener mucho cuidado”.
Miles de mascarillas
Por su parte, María del Monte Aranda, profesora Corte y Confección en la Universidad Popular de Bolaños de Calatrava, también ha valorado el trabajo de las 16 mujeres que, junto a ella, elaboraron “miles de mascarillas y también gorros para la UCI”.
Las primeras partidas fueron al hospital de Ciudad Real, y luego a las diferentes entidades sociosanitarias de la localidad.
Al principio, tuvieron que afrontar, ha explicado, la escasez de materiales, aunque la solidaridad hizo que les donaran tela TNT por parte de los propietarios de librerías, y que las costureras utilizaran las veteranas sábanas de algodón de sus madres y abuelas.
“Yo las cortaba e hicimos muchas, muchas, miles de mascarillas”, ha recordado Aranda.