La pintora nos atiende cuando está dando los últimos retoques a la exposición ayudada por Ana Parra. Amablemente deja por unos minutos el frenesí y los nervios propios de la cercana inauguración y charla con los periodistas. Recibimos el embriagador color de los cuadros, unos colgados, otros en el suelo, y notamos el enigmático simbolismo de la obra de Caroline.
Culubret ha preparado «una retrospectiva desde el principio, desde que estoy en Tomelloso hasta el día de hoy». Los cuadros son de todos los tamaños, desde 15 centímetros a 2 por 2 metros «sin olvidarme del dibujo, que es fundamental para la pintura». La figura prevalece en la exposición «desde que empiezo a pintar está ahí y seguirá estando».
En la muestra se aprecia «como va cambiando la técnica desde el principio. Mis inicios, usando un óleo muy acuarelado, el camino por otras técnicas y materias hasta que comienzo a utilizar el tondo, con técnica antigua. Para mí el formato circular es muy agradecido». Los cuadro redondos de Culubret, los tondi, nos recuerdan la pintura italiana del cinquecento, incluso la paleta de colores que emplea se asemeja a la de los artistas del Renacimiento italiano como Miguel Ángel o Rafael y, sobre todo, con la incorporación del pan de oro a las obras.
La figura humana como constante
Para Culubret «la figura humana es igual de complicada que cualquier otra cosa. El paisaje también es difícil». Las personas aparecen en la pintura de Caroline de una forma descarnada, a nuestro juicio, indefensas muchas veces, sin protección «con la figura humana, dado que mi obra es simbolista, pretendo representar un mensaje, una idea. Siempre con la figura». Y la mujer por encima del hombre «porque yo soy mujer y es mi vida la que cuento».
Con respeto al mensaje que la artista quiere trasmitir, asegura que «lo importante de una obra es que hable por sí misma. No siempre lo que tú quieres representar es lo que ve el espectador, pero para mí es válido. Si quien contempla la obra recibe un mensaje, para mí es suficiente».
En la muestra hay dos obras que están expuestas permanentemente en el Museo Infanta Elena, por haber sido premiadas en el Certamen Cultural Virgen de las Viñas. La pintora confiesa que no es muy amiga de concursos «pero en este sí participo, me siento muy cómoda, como si estuviera en casa».
“Arte y vida” es un recorrido prácticamente notarial por la existencia de Caroline Culubret «se ve todo lo que es mi vida, como va pasando, que siento, como me encuentro, mis inquietudes…». En la exposición se aprecia todo el recorrido vital de Culubret «la búsqueda de la maternidad, como vas teniendo familia…». Recorremos con la artista la exposición, repasamos con ella los cuadros, nos explica algunos detalles. Hay un homenaje a John Everett «una versión de Ofelia una de mis obras favoritas del artista» o una Venus del Espejo.
En constante evolución
Nos asegura que su evolución es constante y continua. Ha encontrado un estilo que la define, reconocible «creo que eso es bonito y muy importante para un pintor». En nuestro recorrido aparecen los laberintos «el camino de la vida. El recorrido desde que naces. Veo al adulto dentro del laberinto, buscando el camino, frente a la inocencia del niño que está por encima de él».
Llegamos a lo que representa «un corte muy importante en mi vida. Hace dos años, en una exposición en Marbella hubo un incendio en el que se perdió obra muy importante para mí. He querido colgarla, aunque hay dos cuadros que no se ven absolutamente nada, porque es demasiado importante y no me apetecía darles el final que tenían». Los cuadros están quemados, inapreciables y la artista los acompaña con una reproducción original.
Tras el incendio se aprecia una pintura «dura, triste» se nota que la artista está pasando una etapa de duelo «el trazo de alguna obra parece ceniza. Se aprecia tu estado de ánimo a través de la pintura». Ya, en “El Túnel que atravesó mi laberinto”, la obra que obtuvo el Tercer Premio del último Certamen Cultural Virgen de las Viñas «yo me siento mejor, hago una exposición que funciona muy bien. Pinto este cuadro que hace que pase el duelo, siento una liberación». Y a partir de ahí, colores vivos, que muestran el estado de ánimo de Culubret cercano a la alegría. En la última parte de la muestra, la artista elige soportes de lo más variopinto «marcos antiguos, cosas viejas, que es maravilloso. Me parece una gran idea darle una nueva vida a los objetos». La artista no usa lienzos, pinta sobre la madera, en algunas obras utiliza tela estampada pegada como fondo del cuadro, también hojas de libro
El último cuadro (o el primero) es una alegoría del vino a través de una recreación de Hipatia. El fondo son las hojas de un libro sobre la elaboración del vino.
Un trabajo meticuloso y constante
Se aprecia el trabajo meticuloso de elaboración de las pinturas «no digo realista, pero sí en el estudio de la figura. Los fondos son muy imaginario, irreales». En el estudio de Caroline Culubret hay una reunión semanal de artistas «compartimos modelo y pintamos del natural que, al fin y al cabo, es lo que más nos gusta». Culubret se siente completamente de Tomelloso, no en vano lleva viviendo 25 años en Tomelloso. Además, enseña en su estudio y «hemos creado un grupo maravilloso».
Culubret no tiene ninguna meta, asegura, «siempre se evoluciona aunque no se sabe donde. La pintura es un trabajo constante, diario y no sabes donde vas a llegar. Insisto en que no tengo ninguna meta, simplemente pensar, trabajar, investigar y seguir adelante. Llevo preparando esta exposición un año y medio. Cuando acabe seguiré trabajando y evolucionando». La artista va a dedicar su verano «a estar en el Museo Infanta Elena todos los fines de semana y enseñar la exposición a quien quiera saber más».
