La bajada de temperaturas ha propiciado una mayor afluencia en este mercadillo donde se podía encontrar de todo: productos de huerta, trabajos artesanales en pleita, cuero, bordados y encajes, una apetitosa bollería, juegos tradicionales, escobas, jabón casero, bisutería, menaje, libros y también mucho sentido del humor, el que han puesto los Canutthi en su tradicional panadería, muy concurrida toda la mañana. El Mercado Tradicional sigue siendo uno de los grandes reclamos de la Feria de Tomelloso.
El alcalde, Javier Navarro, y concejales de los tres grupos de la Corporación, acompañados de las Madrinas, han paseado por el mercado y han departido con los tenderos de cada puesto. Por el mercado paseaba también Felipe Caro, el hombre que siempre llevaba sus extraordinarias miniaturas. Este año no ha podido llevarlas, pero no ha podido resistir la tentación de visitar el mercadillo. El investigador Javier Escudero regentaba otro de los puestos con todos los libros que ha publicado. Estaba tambien la pintora Lucía plasmando en un cuadro ese bullicioso mundo de algarabía y color. Por allí andaba tambien Ángel Morales encarnando al personaje Triguero y sobre el ambiente planeaba la atmósfera del añorado, Jesús Andújar, amante de las tradiciones como pocos.
“Respetar y cuidar las tradiciones”
El que fuera principal valedor de este mercadillo, Alejandro Serna, de la Asociación Tomillar Tradiciones, declaraba instantes después de su apertura que “el objetivo es recuperar nuestras tradiciones, ese espíritu de los antiguos mercados donde salía toda la información y todos los dimes y diretes del pueblo. Con el paso de los años ha ido incrementándose la extensión y la participación gracias a la imaginación y ganas de la gente”. Serna ha hecho especial hincapié “en conservar tradiciones como la de las mulas, que se está perdiendo mucho en Tomelloso, y de ningún modo lo deberíamos permitir”.
Javier Navarro ha resaltado la importancia de mantener vivas las tradiciones. “Hablamos de la esencia de nuestro pueblo y fue un gobierno del PP el que decidió dedicar un día a este mercadillo donde recordamos la importancia de las tradiciones y raíces: esos aperos que utilizaban nuestros abuelos, las mulas, los antiguos oficios. Un pueblo que no respeta sus tradiciones no tiene futuro y no tiene proyección. Por eso tiene tanta importancia un día como el de hoy”, ha señalado.
Navarro ha animado a los más jóvenes a visitar este mercadillo “para que comprendan la esencia de nuestro pasado, historia y tradición”.
Cincuenta y cinco puestos ha reunido el mercadillo en la Plaza de España, con las mulas ubicadas en la Plaza del Agricultor y puestos colocados también en los primeros tramos de las calles Independencia y Socuéllamos. En realidad, se podía encontrar de todo, además de lo mencionado al inicio de este artículo se vendían o se exponían sombreros, belenes, trabajos realizados en esparto, adornos, antiguas motocicletas, bicicletas, azadas, muchos dulces, productos de la tierra, el famoso Tomepoly, juguetes de madera, productos de alfarería, encurtidos, berenjenas, cuchillería y plantas. Algunos comerciantes voceaban las bondades de sus productos a la antigua usanza.
