Esta sería la sexta feria de Inmaculada Jiménez como alcaldesa. Pero lamentablemente la pandemia del coronavirus ha dejado a la ciudad sin su semana grande, sin esa atmósfera de fiesta que tanto gusta a vecinos y visitantes, y que ya estamos echando de menos. Pese a las excepcionales circunstancias que se viven, Lanza no ha querido perder la buena costumbre de entrevistar a la primera edil en estas fechas tan señaladas que dan pie a realizar balances, situar proyectos y tomar el pulso a Tomelloso que, como dice Jiménez, “seguro que saldrá adelante y volverá mucho más fuerte”. La alcaldesa se muestra atenta durante la entrevista y también en esos momentos sin grabadora donde se tocan temas más personales.
—¿Qué le diría usted a los tomelloseros en este mes de agosto tan atípico y extraño en el que no habrá feria?
—Es un tiempo muy duro para todos; para los vecinos, para los responsables políticos, para quienes han perdido un empleo, para quienes están en un ERTE, para las empresas y, sobre todo, para esas personas que han perdido seres queridos. Espero que todo esto sea pasajero y que la pesadilla que estamos viviendo pase pronto. Tomelloso es un pueblo de emprendedores y seguro que resurgirá de sus cenizas y volverá mucho más fuerte. Habrá más fiestas que saboreamos y disfrutaremos.
—Otras poblaciones han optado por la celebración de algunos actos con aforos limitados y las oportunas medidas de seguridad, ¿en ningún momento se plantearon esta opción?
—Suspender la feria fue una decisión muy dura, pero Tomelloso lo ha pasado muy mal y no está para fiestas. Estamos siendo prudentes ante los acontecimientos que puedan venir y las medias tintas no valen. Es cierto que al principio nos planteamos realizar algunos actos con aforos reducidos. Pero finalmente, con la cabeza fría, hemos pensado que no tiene sentido hacer nada porque es complicado controlar aforos o hacer un acto para cincuenta personas y que se queden quinientas en la calle. Lo mejor era suspender al cien por cien. Hemos tomado decisiones duras que pueden ser criticables como el cierre de los parques, no abrir la piscina, pero vimos que era lo mejor. Es más, Tomelloso presenta una situación, al día de hoy, más contenida, sin brotes y sin hospitalizados por Covid ¿Es por estas medidas que hemos tomado? No lo sabemos, pero algo habrán ayudado.
—En cambio el mercadillo sí decidieron abrirlo…
—Lo abrimos de los últimos y con muchas medidas de seguridad que, quizá, no han gustado a los vendedores ambulantes, pero había que hacerlo de la manera que lo hemos hecho; acotando el recinto, con entradas y salidas, ofreciendo gel hidroalcoholico a las personas que llegaban. Tenemos que ser conscientes de que el virus sigue aquí, no se ha ido. Después de la terrible experiencia de marzo, abril y mayo tenemos que caminar con mucha cautela y prudencia.
—Vamos a asistir a un proceso largo, a no ser que apareciera pronto una vacuna o un tratamiento. Sin embargo no todo el mundo parece haberlo entendido así y ha habido demasiada relajación, ¿no cree?
—Tenemos que ser responsables por nosotros mismos y los de alrededor. Es un momento de cuidarnos y de cumplir con todas las medidas que nos dicten los responsables sanitarios: la distancia, el uso de la mascarilla, lavarnos con frecuencia las manos…Veo a gente que lleva su botella de hidrogel siempre encima y eso es bueno. Todos esperamos que un día los medios de comunicación nos den la noticia de una vacuna probada con eficacia con miles de personas, que se va a empezar a comercializar en todo el mundo. Asistimos a un problema mundial y entre todos tenemos que buscar la solución más pronto que tarde.
—La pandemia ha provocado unas diferencias abismales con el PP, ¿por qué se ha llegado a este grado de enfrentamiento?
—Hay quien intenta hacer leña del árbol caído, pero evidentemente esto no le ha venido bien a nadie. Por una cuestión de pura humanidad nadie quiere que se muera gente. Por un lado, hemos tenido que hacer frente a una pandemia terrible y, por otro, a actitudes políticas que solo calificaré de lamentables. El tiempo pondrá a cada uno en su lugar. Me hubiese gustado tener una mano tendida como ha habido en muchos municipios, con el ejemplo de Madrid. Pero hemos tenido una oposición feroz, que se ha apropiado del dolor de la gente.
—¿Piensa que el Ayuntamiento ha realizado todo lo que estaba a su alcance?
—En la gestión de una pandemia, el Ayuntamiento no tiene competencias y hemos estado a órdenes, intentando ayudar en todo lo que hemos podido. La peor sensación era no saber a ciencia cierta lo que estaba pasando, porque la información no ha fluido de unas administraciones a otras lo suficiente. En palabras del director general de Salud Pública en Tomelloso había un foco en estudio y yo me enteré por los medios de comunicación. Pero no era cuestión de reproches, sino de arremangarse y trabajar. Siempre te puede quedar la sensación de que se podría haber hecho más, pero les puedo asegurar que hemos hecho todo lo que hemos podido. Para algo así no había manuales, ni unas reglas a seguir. Cada día ocurría algo nuevo y las cifras de fallecidos eran terribles. A posteriori, después de lo pasado, y con lo que hemos aprendido, seguramente actuaríamos de manera diferente.
—Aquellos días de marzo y abril difícilmente podrán olvidarse…
—Renuncié a mi baja de maternidad y me incorporé al trabajo del Ayuntamiento por responsabilidad y por la gravedad de la situación que obligaba a estar ahí. Llegaron momentos muy duros como cuando me llaman del Hospital diciendo que no había camas disponibles. Llamé a Madrid y a distintos órganos reclamando ayuda. Sería largo y extenso contar las muchas cosas que se hicieron de corazón para salir del atolladero en el que estábamos. Hemos intentado atender a todo el mundo: a ciudadanos particulares, al propio Hospital….es doloroso recordar unos capítulos que para mí y mucha gente han sido los peores de toda nuestra vida.
—Usted solicitó una UCI para el Hospital, pero al final se rechazó la petición ¿Por qué le cuesta tanto a Tomelloso conseguir los servicios que necesita por población, no ya solo la UCI, sino también el tren y la tesorería de la Seguridad Social por poner algunos ejemplos?
—Tomelloso reclama unos servicios que por justicia debería tener desde hace tiempo. Ahora la contestación que más nos encontramos en un Ministerio es que es muy complicado invertir en la actual coyuntura. Siempre pediré lo que considere que sea bueno para la ciudad y por este motivo pedimos la UCI, a la que por supuesto no renunciamos. Pero lo que esta alcaldesa no quiere son mentiras y más promesas incumplidas con Tomelloso. La información se ha tergiversado y se ha buscado rédito político. Cuando hablé con el consejero de Sanidad me dijo que, en estos momentos, la UCI no era un proyecto viable para la ciudad. Lo más fácil hubiese sido decir que sí habría UCI en Tomelloso, sacar una oferta de empleo para dotarla con los profesionales necesarios y si luego no se presenta nadie, que es lo más probable ahora mismo, nos quedamos sin nada. Mi costumbre es cogerlo todo y si me ofrecen una Unidad de Cuidados Críticos, creo que puede ser el principio del camino, al menos tenemos algo y vuelvo a insistir que no nos conformamos. Recuerdo en el año 1999 cuando se decía que la UNED iba a ser una realidad en Tomelloso y luego se quedó en nada. Recientemente hemos visto el proceso en Tomelloso. Empezamos con la prueba de acceso a mayores de 25 años, que a muchos les parecía poco, ha funcionado muy bien y ahora vamos a disponer de cuatro carreras universitarias el próximo curso. Tan mala no será esa postura de ir poco a poco.
—De sus argumentos deducimos que usted sí se habría quedado con el ramal del ferrocarril que José María Barreda ofreció a Tomelloso, ¿no?
—Siempre he dicho que aquello fue un error. Se debió aceptar. Desde aquella infraestructura se podría haber planteado seguir creciendo, porque ya estaríamos conectados con Madrid y posteriormente podríamos haber conseguido la conexión hacia Levante. Pero el ego tan grande de quien gobernaba en aquellos momentos y que encendía las mechas de las plataformas provocó que nos quedásemos sin tren y sin ramal. Ahora es más complicado porque los tiempos no son de bonanza y las inversiones se seleccionan más y no estamos incluidos en ningún plan. Más vale pájaro en mano que ciento volando. Espero que no nos pase algo así con el tema de la UCI. La sanidad es lo más importante y nuestro hospital es un seguro de vida y hay que defenderlo siempre, no solo cuando interesa políticamente a los que intentaron privatizarlo.
—Aunque la crisis sanitaria lo ha polarizado casi todo, ¿Qué destacaría de lo realizado por el Ayuntamiento en este primer año de su segundo mandato?
—En un año tan complicado la maquinaria del Ayuntamiento se ha resentido. Muchos procesos administrativos se han parado por la pandemia y los protocolos de la Covid restringen muchas cosas. Pero aún así seguimos trabajando para que los proyectos de nuestro programa salgan adelante. Ahora se cumple un año de la inauguración de la plaza de España que hemos conseguido que sea un espacio de encuentro y convivencia. Hay otros proyectos de los fondos FEDER en los que seguimos trabajando. Uno de los más ilusionantes es el del mercado de abastos del que pronto conoceremos el proyecto ganador. Creo que va a ser un entorno precioso que reactivará una zona céntrica de Tomelloso muy degradada, que tendrá un uso socioeconómico, cultural y turístico que va a sorprender a todos. También seguimos remodelando el entorno urbanístico del centro con las obras recientes en la calle La Palma y el arreglo de la calle Belén que se ha realizado con cargo al superávit y que nos ha costado 100.000 euros, un dinero que nos podríamos haber ahorrado si la obra se hubiera gestionado y ejecutado mejor.
Otro proyecto a destacar en la legislatura es la inversión en la Estación de Filtrado, un millón y medio de euros, más cuantiosa todavía que la plaza de España, pero que se ve menos. Nos permitirá disponer un agua de mucha más calidad. Ahora está en pruebas y tiene un periodo de tres meses de puesta en marcha. Tomelloso tiene agua buena, pero no se estaba filtrando. En los últimos cuarenta años no se había invertido nada en el pantano de Peñarroya.
—El acuerdo entre la FEMP y el Ministerio de Hacienda para el uso de los superávits de los Ayuntamientos ha levantado muchas ampollas, ¿qué posición adopta usted?
—Estamos en un dilema. El Ayuntamiento de Tomelloso tiene estabilidad económica y una buena tesorería. Me encontré 16 millones de euros de deuda que fuimos quitando poco a poco. Nuestro Ayuntamiento tiene unos 6 millones en tesorería que no podemos gastar y no podemos invertir en ciudad porque lo impide la ley. Sin embargo, con el acuerdo de la FEMP, podríamos gastar el cincuenta por ciento. Estamos viendo opciones. Pero al margen de la posición que adoptemos, hay que tener en cuenta que el Gobierno de España ha ayudado a mucha gente: los ERTE, ingreso mínimo vital, ayudas a distintos sectores y ese dinero tiene que salir de algún sitio. En el 2008 no se ayudó a nadie y había mucha gente que estaba con la soga al cuello. Pero también soy de la opinión que a los Ayuntamientos que hacemos bien las cosas nos deberían permitir gastar algo más, porque tenemos proyectos y planes para reactivar la economía de nuestra ciudad.
—La última pregunta es de ámbito más personal. Ha sido madre por segunda vez, ¿cómo organiza su vida con una familia más numerosa y sus múltiples obligaciones de alcaldesa?
—Es complicado. Soy alcaldesa las 24 horas, porque en una ciudad como Tomelloso siempre hay cosas urgentes y prioritarias. Pero tampoco se pueden descuidar los valores de la familia. Tengo dos niños muy pequeños y agradezco enormemente la ayudas de mis padres y de mi marido que tiene un trabajo que le permite conciliar. Les dedicó todo el tiempo que puedo y gracias a Dios cuento con un magnífico equipo de concejales y un gabinete que siempre está al pie del cañón, por tanto es una responsabilidad compartida que hace que todo se lleve mucho mejor.
