Las casas rurales, los apartamentos y los campings proliferan por toda Castilla-La Mancha, pero en la actualidad el hotel todavía es el alojamiento preferido por los viajeros. Ocurre en una región de límites infinitos donde el alojamiento extrahotelero apenas ha generado problemas más allá de Cuenca y Toledo, y donde es el necesario “complemento” para asegurar que el turismo llegue a todos los rincones.
Entre enero y agosto, los hoteles castellanomanchegos sumaron 2,5 millones de pernoctaciones, más del doble que los extrahoteleros. Las casas rurales fueron la segunda opción más demandada, con 540.000 pernoctaciones, un 47 por ciento más que en el mismo periodo de 2021. Detrás quedaron los campings, que sumaron 317.000, y los apartamentos con 266.000 noches.
La directora general de Turismo, Comercio y Artesanía de Castilla-La Mancha, Ana Isabel Fernández Samper, destaca que en Castilla-La Mancha los apartamentos y las casas rurales no ponen en riesgo el futuro de los hoteles, sino que “complementan la oferta”. “La comunidad autónoma tiene 919 municipios, algunos muy pequeños, y los alojamientos extrahoteleros llegan donde el hotel no puede”, confiesa a Lanza.
155 hoteles y 510 alojamientos extrahoteleros en Ciudad Real

Pero, ¿qué tiene más peso? Lo más curioso es que la oferta extrahotelera es mayor. Fernández Samper confirma que en Castilla-La Mancha están registrados 710 establecimientos hoteleros, que disponen de 32.000 plazas, y 3.954 alojamientos extrahoteleros, para 69.000 viajeros. En concreto, existen 1.734 casas rurales, con 16.110 plazas, y aunque tan solo están abiertos 35 campings, tienen capacidad para 11.000 personas.
Al centrar el foco, en la provincia de Ciudad Real, la diferencia no es tan grande, pero sí similar. Existen 155 hoteles, con 7.000 plazas, y 510 alojamientos extrahoteleros, con capacidad para 9.800 personas. La mitad de este tipo de alojamientos lo representan las casas rurales: en la provincia existen 224, con 2.147 plazas. Los albergues, los apartamentos y las viviendas particulares son menos representativas.
Castilla-La Mancha recupera el 12% de los hoteles que perdió por el Covid

Dos años y medio después de la irrupción del Covid, el número de hoteles y casas rurales ha vuelto a los niveles de 2019. Ana Isabel Fernández Samper confirma que “durante la pandemia, el 12 por ciento se dieron de baja, pero ya han vuelto a abrir”. “Toda la flota de alojamiento está funcionando al 100 por cien en Castilla-La Mancha y en Ciudad Real”, señala.
Así pues, la evolución va en consonancia, añade la directora general, “con la recuperación de visitantes, pernoctaciones y empleo ligado al turismo”. Según los datos publicados por el INE la semana pasada, Castilla-La Mancha sumó en agosto 700.000 pernoctaciones, “cifra que supera en un 2 por ciento la de agosto de 2019”. “Estamos en máximos absolutos de viajeros y pernoctaciones”, insiste.
Cerca de 1.000 viviendas de uso turístico

Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística todavía no lo reflejan, pero otro de los datos interesantes relacionados con el sector es el de viviendas de uso turístico. El registro de Castilla-La Mancha tiene contabilizadas cerca de 1.000 viviendas, y los lugares donde más han proliferado han sido en Toledo y Cuenca, las ciudades castellanomanchegas con turismo de masas, aunque en Ciudad Real también existen en localidades como Almagro.
Si hasta 2013 las viviendas de uso turístico, que se alquilaban por temporadas, generaron en pleno boom conflictos con las comunidades de propietarios en ciudades de toda España al estar sometidas a la Ley de Arrendamientos Urbanos como cualquier alquiler, desde 2018 en Castilla-La Mancha existe una normativa que pone coto.
Fernández Samper destaca que el decreto regional hace partícipes a los ayuntamientos y a las comunidades de vecinos de esta realidad, de manera que son estos últimos los que “deciden si quieren tener este tipo de viviendas en su bloque”. Aparte de crear el registro, la normativa que regula estos alojamientos impuso “unos requisitos de calidad para dar confianza y seguridad al usuario”.
Hacer turismo ya no es las vacaciones en la playa 7 días al año y Ana Isabel Fernández Samper tiene claro que “el viajero de hoy busca cosas diferentes y una oferta diversificada”. “En los últimos años hemos aprendido que no hay un tipo de viajero, sino que se puede viajar en grupo, en pareja o amigos, y unas veces vas a ir a un hotel y otras veces es mejor optar por un apartamento o una casa rural”, expresa.
El poder de las casas rurales para crear “destinos”

Los hoteles “mantienen el liderazgo en las pernoctaciones y son una parte muy importante de la cadena de valor del sector turístico, sobre todo porque generan mucho empleo”, pero la directora general destaca que “las casas rurales han sido determinantes para convertir municipios pequeños en destinos turísticos”, para dinamizar su economía e incluso para recuperar cascos históricos en Castilla-La Mancha.
El turismo necesita de “lugares para comer, que tengan cosas que hacer y donde dormir”, requiere restauración, empresas de turismo activo y alojamientos. Precisamente, insiste Fernández Samper, “el visitante se convierte en turista cuando pernocta”. Cada vez que abre una casa rural o dos en un pueblo –siempre en municipios de menos de 10.000 habitantes, porque si no se consideran viviendas de uso turístico- “se abre una ventana de posibilidades”, insiste.
España es el segundo país más visitado del mundo, por detrás de Francia, con 31,1 millones de turistas en 2021 pese a que continuaban las consecuencias de la pandemia, y ningún territorio se libra de notar el crecimiento de este sector. Ana Isabel Fernández Samper insiste en que “el turismo de interior está en auge y en Castilla-La Mancha existe margen de crecimiento”.
De hecho, en la actualidad el Gobierno regional está centrado en la puesta en marcha de infraestructuras turísticas con fondos europeos a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, como el parque temático que Toro Verde abrirá en Cuenca, la red de Miradores Astronómicos o el nuevo Corredor Cicloturístico. Al igual que Puy du Fou ha generado una “inercia de apertura de nuevos alojamientos en Toledo”, todas estas iniciativas pretenden “mejorar los destinos, apostar por un modelo más sostenible, atraer a más visitantes y promover la creación de nuevas empresas”.