La vida de la ciudarrealeña Mar León cambió en abril del año 2000. Su marido, de 36 años entonces, volvía solo de un viaje por la carretera de Aldea del Rey cuando sufrió un grave accidente de tráfico. Diecisiete años después aquella tragedia sigue marcando la vida de esta familia. Está vivo pero en un estado casi vegetativo que le ha obligado a él y a su familia a todo un peregrinaje en busca de atención y cuidados. “Porque no hay prácticamente ningún recurso para estas personas con daño cerebral sobrevenido”, denuncia esta afectada, miembro de la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido (Adace) de Castilla-La Mancha.
Este accidentado necesitó neurocirugía y estuvo hospitalizado meses en Toledo, después lo reenviaron a Ciudad Real pero llegó un momento en el que no se podía quedar más en el hospital y lo mandaron a casa, con una cama articulada de hospital para los cambios posturales y un grave problema conductual de agresividad.
Cinco años en casa y con conductas agresivas
Mar tuvo que afrontar esa situación durante cinco años hasta que apareció la asociación Adace cuya ayuda ha sido crucial, pero no le ha evitado un peregrinaje con su marido por centros y residencias que no están adaptados para personas con este tipo de daños, bien sean por accidentes de circulación, ictus u otras enfermedades.
En este tiempo su marido ha pasado al menos por cuatro centros de lugares tan alejados como Arévalo (Avila), hasta que ha podido recalar en una residencia de mayores en Socuéllamos, la única que dispone de un módulo con 19 plazas para este tipo de problemáticas “en toda Castilla-La Mancha”, recalca, que ha abierto la Junta de Comunidades por la movilización de Adace.
“Si ahora hay pocos centros antes es que no había nada”, asegura Mar, que participó ayer en la jornada de recuerdo a las víctimas de accidentes de tráfico junto a otros socios de Adace que reclaman más atención institucional y social al problema del daño cerebral adquirido y de los accidentes de tráfico.
“Estas personas necesitan rehabilitación y terapias siempre y no existen recursos”, insisten.
El accidente de moto de Luis
Luis también es otra víctima de los accidentes de circulación. Aunque él puede explicar lo que le pasó, también es un afectado de daño cerebral sobrevenido por un accidente en su caso de moto, que ha salido adelante, “al menos estoy más contento y animado”, con la ayuda de la asociación Adace (dispone de un centro para terapias en Ciudad Real).
Luis recuerda como si fuera ayer el día que le cambió la vida con sólo 20 años. Era 5 de octubre de 1991, acababa de terminar la mili y tenía su primer trabajo. Quería hacerlo todo rápido y bien, se sentía muy seguro con su juventud y su moto y sufrió un grave accidente en el paseo Carlos Eraña de Ciudad Real, no llevaba casco (en esa época no era obligatorio y sólo se lo ponía en carretera). Del golpe despertó seis meses después (estuvo en coma todo ese tiempo) y con terribles secuelas; 27 años después tiene problemas de visión, para hablar, para moverse (está en una silla de ruedas), pero ha dado grandes pasos en todo este tiempo que lleva recuperándose. “Yo tengo que hacer ejercicio a diario, si no muevo los músculos constantemente tengo problemas”, explica.
Esta víctima ha dado la cara para concienciar de los problemas de los accidentes de circulación y reclamar más atención para el daño cerebral sobrevenido, acompañado de varias monitoras del centro de Adace en Ciudad Real, que cuenta con ochenta socios en la provincia.
Agustín Merino, también víctima de un grave accidente de tráfico en Miguelturra en 2002 que le ha dejado secuelas de por vida (también sufrió daño cerebral) se ha sumado a la conmemoración de esta jornada de concienciación y recuerdo a las víctimas de accidentes en la Jefatura Provincial de Tráfico de Ciudad Real.