La derecha se pasa la vida predicando su eterno viaje al centro. Viaje que nunca realiza, porque cada vez se encuentra más a la derecha. Las causas de la crisis lo ponen de manifiesto. En cambio la izquierda, sin decirlo, se ha pasado los últimos tiempos viajando al centro. Abandona sus principios con el miedo de perder espacio electoral. Se equivoca. Está perdiendo base electoral por su indecisión de poner en práctica las políticas que tiene en su ideario. Sin miedo y sin complejos. La derecha piensa en los resultados electorales. La izquierda no debe hacerlo. Debe hacer políticas de izquierda, sin miedosos viajes al centro. Y el electorado le vendrá solo, sin pedírselo.
Cuando las corrientes neoliberales de Reagan y Thatcher amenazaron con invadir la política mundial, surgió la oposición socialista moderna de la solidaridad y de la cohesión, de Wily Brant, Felipe Gonzáles o Franços Mitterrand. Fue un verdadero programa progresista, adaptado a la situación del momento, que sirvió de contrapeso a las políticas liberales que venían de Estados Unidos y del Reino Unido. Tuvo tal éxito, que el progresismo se extendió por todo el mundo, y la Unión Europea se consolidó como nunca.
Así, y gracias a esta corriente, llegan al poder hombres procedentes del progresismo como, Tony Blair, Bill Clinton o Gerard Schröder. Pero cometen el error de abandonar las políticas progresistas de izquierdas y coquetear conjuntamente con políticas liberales. Introducen en política lo que se vino en llamar Tercera Vía. Algo que parecía el último descubrimiento. Pero no. Fue un batiburrillo de izquierdas y derechas, que la derecha ha aprovechado para introducir el liberalismo más salvaje. Véase Bush, los neocons, y todos sus incondicionales seguidores. Y lo que es peor, han traído la crisis, se han hecho con el poder, se han apropiado de lo poco que quedaba de izquierdas, y han dejado al progresismo hecho unos zorros.
Reflexión profunda
Tras las últimas elecciones europeas la izquierda tiene que hacer una reflexión profunda. Tiene que olvidarse de los resultados electorales y redefinir sus posiciones ideológicas y estratégicas. Es verdad que el proceso de elecciones europeas no debe extrapolarse a otros ámbitos electorales.
Pero es urgente leer las intenciones del electorado, porque llegar tarde a esa lectura puede significar un tremendo retroceso en la visión progresista de la izquierda. Puede que cuando este descalabro llegue a otros ámbitos sea muy tarde. La socialdemocracia tiene que demostrar al mundo que la crisis se está resolviendo con sus fórmulas, y sobre todo tiene que preparar el camino para después de la crisis.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.