Aníbal B. C. / Ciudad Real
Las primeras lluvias de septiembre, con las que se dicen adiós a los días de calor, determinan el inicio de la berrea, nombre con el que se conoce el ritual del apareamiento de los venados (Cervus elaphus), que estos días se convierte en uno de los momentos “más mágicos” que se puede vivir en pleno monte mediterráneo.
Quien así se refiere a la berrea es Juan Antonio Fernández Rodrigo, el Guarda Mayor del Parque Nacional de Cabañeros, uno de los lugares donde durante las próximas semanas los venados organizan “sobrehumanos coros con sus atronadores bramidos y berridos” que seducen a los miles de visitantes que acuden a este espacio natural protegido.
Enclavado entre las provincias de Ciudad Real y Toledo, el Parque Nacional de Cabañeros es el mejor espacio que simboliza la vegetación de monte mediterráneo y uno de los mejores lugares para disfrutar del espectáculo de la berrea.
Sus más de 40.000 hectáreas de terreno albergan grandes poblaciones de ciervos, donde estos días se observa con facilidad la actividad de estos animales que durante el resto del año se muestran huidizos e insociables.
La raña de Cabañeros, como se las denomina a esta zona adehesada de pastizal del parque a la que acuden mayoritariamente estos animales durante esta época del año, se convierte en la mejor “tribuna” para oír los bramidos y berridos de los ciervos.
En sus más de 8.000 hectáreas los ciervos desarrollan el ciclo biológico del apareamiento, para ello, los grandes machos dominantes conforman los harenes de hembras a las que irá cubriendo repetidamente durante varios días para garantizar transmitirle sus genes y lograr así las mejores camadas.
El proceso natural de cría, que coincide con la llegada del descenso de las temperaturas tras el intenso calor del verano, incluye los peculiares berridos de los ciervos que, como explicaba el Guarda Mayor de Cabañeros “retruenan como surgiendo de la profundidad de la tierra por todos los lados hasta ponerte los pelos de punta”.
Lo dice un hombre que lleva más de una veintena de años trabajando en este espacio natural protegido y que, aún hoy, cuando escucha los bramidos de los ciervos se señala la piel erizada.
La berrea es el sistema de excitación por el cual los machos son capaces de mantener un alto nivel de actividad sexual. La emisión y respuesta de bramidos les hace permanecer afanosos en la cubrición de las hembras de su harén a través del intercambio de bramidos con otros ejemplares de ciervos.
Al contrario de lo que mucha gente pueda pensar, la berrea no es una llamada del macho dominante para atraer a las hembras, sino el medio que les permite estar casi permanentemente cubriendo al mayor número de hembras, a las que protegerá para evitar que otros machos puedan aparearse con ellas y garantizar así su transferencia de genes.
Marcar su territorio y proteger su harén, que puede estar conformado por doce o quince hembras y, en algunos casos, llegar hasta una veintena, es otro de los motivos por los que los ciervos berrean, tal y como explicaba Juan Antonio Fernández, quién advertía que este hecho “convierte este proceso natural en un momento excitante”.
La formación de los harenes y su defensa dan paso a momentos de mucho atractivo para los visitantes al Parque Nacional, como son los grandes enfrentamientos de los machos que miden sus fuerzas para demostrar su autoridad.
Otro momento que no debe pasar desapercibido para los visitantes, explicaba el Guarda Mayor del Parque Nacional, es observar cómo los machos son capaces de “forzar a sus hembras a no abandonar el harén, pese a que estas quieran hacerlo por optar a ser cubiertas por otro macho”.
El porqué las hembras intentan en ocasiones abandonar al macho, señalaba Juan Antonio Fernández, se puede deber a que, como demostró un estudio del Instituto de Investigación en Recurso Cinegéticos de la Universidad de Castilla-La Mancha y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), una cornamenta compleja y grande delata a un ciervo muy fértil.
Este hecho, significó, “puede llevar a las ciervas a buscar a los ciervos más fértiles, sin embargo, los machos que las han obligado a formar parte de su harén no las dejarán ir, incluso pueden llegar a maltratarlas”.
La berrea suele ser más acentuada al amanecer y al atardecer, momentos en los que, según Juan Antonio Fernández, es más intenso el celo, que puede llegar a prolongarse hasta mediados del mes de octubre.
El ciervo
El ciervo (Cervus elaphus) es una especie autóctona española y uno de los animales más espectaculares de los que se pueden ver en los montes de la Península Ibérica, con un tamaño que puede superar los 1,30 metros de altura hasta la cruz y un peso que oscila entre los 150 y 200 kilos.
En España hay descritas dos subespecies de ciervos, el Cervus elaphus bolivari presente en toda la geografía peninsular y el Cervus elaphus hispanicus que se encuentra, principalmente, en la desembocadura del Guadalquivir y el Parque Nacional de Doñana
Su color es pardo grisáceo con variaciones oscuras y claras, si bien durante el verano puede cambiar a tonalidades más bien rojizas.
La calidad de los ejemplares viene determinada por el número de puntas que presentan sus cuernas, consideradas un gran trofeo entre los cazadores.
En cuanto a su hábitat, el también conocido como “venado”, gusta de bosques de gran arbolado, si bien en los días fríos de invierno puede salir a superficies menos espesas, buscando calor y alimento que encuentra en hierbas, pastos, cereales, cortezas de los árboles o bellotas, que conforman su dieta preferida.
La ‘berrea’ en Castilla-La Mancha
La tradición cinegética de Castilla-La Mancha y, las cerca de 1,9 millones de hectáreas dedicadas a la caza mayor, hace posible que cientos de turistas acudan cada año a disfrutar de la berrea.
El Parque Nacional de Cabañeros, la comarca de Los Montes de Toledo, las estribaciones de Sierra Morena y Sierra Madrona, los Estados del Duque, los Montes del Sur, las zonas montañosas de Cuenca, Guadalajara y Albacete es donde podemos contemplar este espectáculo.
Pero, sin lugar a dudas, el Parque Nacional de Cabañeros es uno de los mejores lugares del país para oír y ver la berrea al estar destinado al uso público y ofrecer la posibilidad de realizar recorridos a pie o en vehículo todo terreno que ayudan al visitante a presenciar el cortejo de los ciervos.
El Parque Nacional de Cabañeros dispone de una central de reservas para poder visitar este espacio natural en vehículos todoterreno, cuyo número de atención telefónica es el 926 77 53 84. Para poder realizar reservas a pie el número de teléfono es el 926 78 32 97.