El último informe de población y despoblación elaborado por la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp) sitúa a Ciudad Real en el cuarto puesto del ranking de provincias que más pierden población de 2016, con un crecimiento negativo del 1,11 por ciento, por detrás de Zamora, Ávila y Orense. En Ciudad Real, “el 85 por ciento de los municipios tiene menos de 10.000 habitantes” y están localizados en su mayoría en la comarca de los Montes Norte en el entorno de Caballeros, el Valle de Alcudia y Sierra Madrona, el Campo de Montiel y puntos del Campo de Calatrava influenciados por el efecto “embudo” que produce la capital. Frente al poderío demográfico que todavía representan los grandes pueblos del noreste, Tomelloso, Alcázar de San Juan, Manzanares o Socuéllamos, “que han frenado la caída”, hay municipios de menos de 2.000 habitantes “que no se han recuperado desde los años 50”.
Al envejecimiento de la población se suma la huida de los efectivos fértiles de los pueblos, que impide que haya nuevas inversiones y diversificación en la economía local. Los casos más extremos en Ciudad Real son Villar del Pozo y Cañada de Calatrava, que contabilizaron en 2016 menos de 100 habitantes, aunque el fenómeno es común en toda Castilla-La Mancha y por ende en toda la España rural. El profesor titular de Geografía Humana y director del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la UCLM, Ángel Raúl Ruiz Pulpón, analiza las dinámicas demográficas de una provincia que tiene “una densidad de población en algunas zonas similar a la de Canadá o Islandia”.
Noemí Velasco
Ciudad Real
Los desequilibrios territoriales, los fenómenos que hacen que unos territorios ofrezcan oportunidades económicas y sean imanes para la población, y que otros estén abocados a la extinción, ha suscitado pasiones durante décadas, pero la tremenda sangría demográfica que sufre la España rural genera una preocupación creciente. El informe de ‘población y despoblación en España 2016’, elaborado por la Federación Española de Municipios y Provincias, alertaba hace tan sólo unas semanas de que “el 50 por ciento de los municipios españoles está en riesgo de extinción” y en la marabunta de datos aparecía Ciudad Real como la cuarta provincia que más población ha perdido en el ranking de toda España. Días antes, algunas autonomías pusieron sobre la mesa la necesidad de crear una estrategia nacional frente al reto demográfico en la Conferencia de Presidentes.
El profesor titular de Geografía Humana de la Facultad de Letras de la UCLM en Ciudad Real, Ángel Raúl Ruiz Pulpón, destaca que la mayor preocupación la generan los municipios con menos de 10.000 habitantes, que en Ciudad Real representan un 85 por ciento. En ese grupo figuran pueblos que perdieron población en los años del éxodo rural, pero que se han recuperado y mantenido gracias a la inmigración; y también otros, “esos municipios de menos de 2.000 habitantes que no se han recuperado desde los años 50”.
Los datos del vulgarmente conocido como “demograficidio” son evidentes: la esperanza de vida ha llegado a unos umbrales por encima de los 80 años y nacen menos niños. Al nacer menos niños y morir menos gente, el saldo vegetativo empieza a ser negativo o muy bajo. Y a eso hay que sumar que, mientras que entre los años 2001 y 2007 Ciudad Real recibió mucha población inmigrante, con la crisis, desde 2008 hasta la actualidad esta población se ha ido, por lo que la evolución total de la provincia es negativa.
El decrecimiento no es un problema único de Ciudad Real, y el también director del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Castilla-La Mancha destaca que “el despoblamiento es común en toda Castilla-La Mancha” y comenta que va más allá de la Alcarria Conquense, la Alcarria de Guadalajara o la comarca de La Manchuela. Pero, es más, “Castilla-La Mancha es de la España rural, y toda esa España rural de menos de 2.000 habitantes, también de Castilla y León o Extremadura, está teniendo densidades de población que se acercan a las que pueden tener Canadá o Islandia”, un auténtico desierto social.
El profesor de Geografía Humana recuerda un documento de un diario nacional que indicaba que “algunas zonas de Teruel y Cuenca tenían densidades de tres habitantes por kilómetro cuadrado” y municipios como Valdemanco del Esteras en Ciudad Real tienen 1,4 habitantes por kilómetro cuadrado. Sin obviar la sorpresa que puede suscitar la comparación, Ángel Raúl Ruiz Pulpón señala que en la provincia “tenemos 14 pueblos con menos de 3 habitantes por kilómetro cuadrado” y esa es la densidad de población de Islandia. Pero es que, “el 39 por ciento de los municipios de Ciudad Real tienen menos de 10 habitantes por kilómetro cuadrado” y esa es la densidad media de Canadá, país que despierta una imagen de parajes inhóspitos.
La comarca de los Montes Norte -en la zona de Cabañeros-, el Valle de Alcudia y Sierra Madrona, la comarca de Almadén, el Campo de Montiel y ciertos puntos del Campo de Calatrava figuran entre los más afectados de la provincia. Por la contra, el profesor de Geografía Humana concreta que Ciudad Real y la comarca manchega han frenado la despoblación en los últimos 15 o 20 años con “dinámicas positivas moderadas”. Aquí cabe nombrar a los grandes pueblos de más de 10.000 habitantes, Tomelloso, Socuéllamos, Daimiel, Alcázar de San Juan, Manzanares; esas denominadas en su día “agrociudades” que tuvieron a partir de los 80, 90 y 2000 una evolución demográfica positiva, por las oportunidades de trabajo que generó la vitivinicultura y por el peso de la inmigración. Estos municipios son los que explican que la densidad media de la provincia de Ciudad Real sea del 25,9 por ciento, una cifra que tampoco es la panacea, pues coincide por ejemplo con Bolivia, un país que destaca por sus difíciles condiciones de alta montaña.
Los municipios que más “expulsan” población son los situados en “zonas de media montaña, con dificultades de accesibilidad”, sobre todo Montes Norte y el Valle de Alcudia y Sierra Madrona, donde a los efectos del “modelo moderno demográfico” hay que sumar sus dinámicas “regresivas” o “muy regresivas”, que suelen estar muy asociadas al mantenimiento de modos agrícolas muy tradicionales y a la falta de diversificación económica. Ángel Raúl Ruiz Pulpón indica que España se incorporó de forma muy acelerada al modelo demográfico que tenía Europa: “pasamos de un baby boom a un baby bust”, “de tener 4 o 5 hijos en la década de los 60, a 2 o 3 en los 80, y a 1,3 o 1,4 en la actualidad”, “los hijos ahora son bienes de consumo, aumentan los divorcios, se incrementa la soltería, la sociedad es muy competitiva y encima tenemos crisis económica”.
Precedentes de pueblos desaparecidos existen en Ciudad Real y el experto en Geografía Humana hace referencia a la Estación del Río Záncara, en el límite entre Tomelloso y Pedro Muñoz, en la actualidad, “un pueblo fantasma”. El profesor admite que “claro” que se corre el riesgo de que algunos pueblos desaparezcan, “a no ser que las administraciones propongan medidas concretas, sobre todo relacionadas con el medio natural”. Así pues, en muchos casos las zonas afectadas tienen grandes “oportunidades desde un punto de vista cinegético, con espacios protegidos que poner en valor”. Ahora bien, subraya que “la población tiene que ser consciente de los recursos que atesora” y que la diversificación debe de venir de la “industria endógena”. Para el profesor, la zona de los Montes y el Valle de Alcudia constituyen dos casos de “oportunidad” para frenar la “sangría constante”, donde infraestructuras que garanticen una buena comunicación y la puesta en valor del espacio natural podrían revertir la tendencia.
Situado en la transición con la Sierra de Alcaraz, el Campo de Montiel es otra de las zonas señaladas, de nuevo con un modelo de agricultura tradicional, “que no se ha podido beneficiar tanto del regadío”, y una insuficiente diversificación. Eso sí, la industria de la confección fruto de red de interconexiones que genera la globalización y, por supuesto, el poder de atracción de Villanueva de los Infantes a nivel turístico, ha frenado, según valora el profesor de Geografía Humana, el batacazo demográfico.
Frente a la falta de modernización sectorial o de accesibilidad e infraestructuras que ha acentuado la caída poblacional, la razón que explica en cambio los casos más sangrantes de la provincia, Villar del Pozo con 93 habitantes y Cañada de Calatrava con 99, los dos únicos municipios que no sobrepasan la barrera de los 100, es la “dinámica de atracción demográfica que ejerce Ciudad Real”. Ángel Raúl Ruiz Pulpón explica que “estos municipios del Campo de Calatrava han sido absorbidos como si fueran un embudo por todos los servicios de la capital”, esa área formada por Ciudad Real y ahora también Miguelturra, que es la que más crece en la provincia.