Ortega ha explicado que “el gavilán había quedado retenido en este lugar prácticamente inaccesible, al que inexplicablemente había logrado llegar”.
La recuperación de esta ave, incluida en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría “De interés especial”, se produjo después de que uno de sus hijos escuchara un insistente ruido procedente del interior del seto.
Tras avistar al ave, pudieron sacarla del hueco en el que había quedado atrapada, comprobando que no había sufrido ningún daño y que estaba en buenas condiciones para ser devuelta al medio natural, por lo que, inmediatamente volvieron a soltar sin que el ave mostrara ningún problema a la hora de reanudar el vuelo.
Ortega ha recordado que el gavilán común, según recoge el Atlas de las Aves de la Sociedad Ornitología de España (SEO-BirdLife) es una rapaz marcadamente forestal, por lo que ocupa habitualmente áreas boscosas, con preferencia por los robledales, los hayedos montanos y los pinares, aunque también puede criar en formaciones mediterráneas de encinas, alcornoques o pinos y en sotos ribereños con buena cobertura.
Hábitats muy dispares
En invierno, ha dicho, se pueden ver gavilanes en hábitats muy dispares, desde bosques densos hasta áreas agrícolas con algún arbolado, además de dehesas y sotos ribereños”.
En esa época es habitual que algunos ejemplares penetren regularmente en pueblos y pequeñas ciudades o que frecuenten áreas suburbanas y parques, donde encuentran un importante suministro de presas.
Su dieta es básicamente ornitófaga e incluye aves de variados tamaños, desde un reyezuelo o un mosquitero hasta una paloma, en función de la disponibilidad local.
No obstante, algunas presas, como mirlos, zorzales y gorriones suelen servirle de alimento con gran regularidad.
En este época del año, ha terminado diciendo, la Península Iberica es lugar de invernada de numerosos ejemplares procedente de la parte centroeuropea y nórdica de Europa.