“Gertru” es una gallina que tiene malformación en sus patas, “Amelie” fue una oveja que consiguió andar con una silla de ruedas especial para ella y que había sido desechada por su propietario, “Sancho” es un cerdo que llegó desde Alicante después de haber sido maltratado sin luz durante ocho años y apenas agua y que por este motivo tiene tanto las pezuñas como los colmillos en mal estado, “Paquito” es una cabra que estaba deambulando por la carretera y que volvió a encontrar un hogar, “Celia” es una cerdita ciega que fue rescatada de una explotación en Córdoba. Todos ellos han encontrado su hogar.
Un hogar en el Santuario de Animales La Frontera que ha hecho del cuidado de estos animales su motivo de existencia. Se trata de animales que tienen alguna malformación o simplemente son abandonados por sus propietarios y no tienen cabida en las protectoras de animales que habitualmente se dedican a los perros y los gatos.
Son animales diferentes a los que habitualmente se consideran como domésticos que encuentran en este Santuario su oportunidad para vivir una “vida digna”.
Francisco Lucerón es un joven de 23 años que ha sido el encargado de llevar a cabo esta iniciativa, después de conocer otros Santuarios de España como el de Valencia o Sevilla, por citar algunos, y tomar buena nota y sobre todo mucha conciencia de lo que significa amar a los animales y proporcionarles por ello una vida lo más digna posible. Además, fomenta el veganismo a través de este tipo de santuario de animales, como una forma de vida a llevar.
Un proyecto que comenzó en un primer momento en un terreno campestre en Campo de Criptana y que, con el tiempo y tras afianzar este proyecto, cambió su ubicación a la comarca de Puertollano, aunque la zona exacta en la que se encuentra prefieren mantenerla en el anonimato.
En la actualidad acogen a cuarenta animales entre cabras, ovejas, gallinas, cerdos y palomas que fueron rescatadas del tiro al pichón, explica Lucerón.
Financiación
A diferencia del trabajo que realizan las protectoras para conseguir adopciones de los animales que tienen acogidos, en estos santuarios esta figura no existe ya que los animales no saldrán de este entorno y tan sólo se permite que las personas interesadas amadrinen y apadrinen a alguno de estos animales por 10 euros al mes como una vía de financiación para proporcionarles los cuidados y las atenciones necesarias a lo largo de su vida.
Así, esta vía de financiación suele llegar gracias a las redes sociales y al hecho de que estos animales llamen la atención de alguna persona que quiera “ahijar”, comenta Francisco Lucerón. Además, a través de teaming, y por tan sólo un euro al mes ,también se puede ayudar a estos animales, al margen de los socios-voluntarios que, tanto a corta como larga estancia, participan en un proyecto que se tiene que trabajar los 365 días del año.
Este centro de recuperación de especies cuenta, sobre todo, con animales procedentes de granjas o explotaciones ganaderas que han sido abandonados o bien no les interesa seguir con él dado que cuenta con alguna malformación o enfermedad degenerativa, son estos animales los que tienen su hueco en La Frontera. “Mediatizamos la vida de esos animales que rescatamos para hacer ver que pueden tener una vida digna, se les proporciona todo tipo de atenciones para que aprendan a vivir y se recuperen de manera integral”, puntualizaba Francisco Lucerón.
En estos momentos se encuentran trabajando en este Santuario dos personas y hay un grupo de diez asociados que realizan también labores de manera continua, además de otros seis voluntarios que participan según les permite sus posibilidades.
El fin último de este Santuario de animales es conseguir llevar a cabo una granja escuela en la que los escolares puedan disfrutar de estos animales y aprender a conocerlos “en un ambiente equilibrado, respetuoso para ellos, sin estrés”.
De momento, estos animales aguardan tranquilamente en el Santuario La Frontera disfrutando de una vida mejor para poder tener también la oportunidad de vivir. Sin duda encontraron esa segunda oportunidad.