Este es un merecidísimo homenaje de reconocimiento a toda una intensa vida dedicada a la pintura, y al “canto”, que la ha llevado a colgar sus lienzos en diversos puntos de la geografía nacional e internacional y en colecciones públicas y privadas. Gloria Merino es considerada “una de las grandes artistas plásticas y con mayor proyección nacional e internacional que ha dado el arte castellano manchego en el siglo XX”. Nuestra artista, de un altísimo nivel, que ha recibido numerosísimos e importantes premios, y cuya obra siempre ha contado con el aprecio y el aplauso de la crítica, merece ser honrada no sólo por los manchegos, sino por todos los españoles. Andaluza por su nacimiento (Jaén 1930), Manchega por adopción (Malagón), pero internacional por su obra.
Nuestra querida pintora es una de las artistas que más y mejor ha dejado constancia de los rincones, gentes y en definitiva del alma de los pueblos manchegos. Tal vez por ello se dice continuamente de su pintura que es inconfundible, que no se parece a ninguna otra y que ni siquiera es necesario que firme sus cuadros. Así, su pintura no la vemos entroncada en modas o movimientos más o menos perdurables, sino tendente a una captación atemporal, profundamente humana, de aspectos sencillos, de personajes reales, intentando y consiguiendo siempre apresar la realidad.
Es evidente e injusto el “olvido” de la presencia de la mujer en el mundo del Arte a lo largo de la historia, relegada a un segundo plano y siempre supeditada a la figura del hombre, ocultando sus obras por el simple hecho de ser mujer, hasta el siglo XX, momento en el que los movimientos feministas comenzaron a ensalzar su papel dentro del arte. Pero, también es cierto, que en pleno siglo XXI, la mujer todavía se encuentra con la dificultad de llegar a ser reconocida de la misma forma que la figura masculina. A pesar de ello…, Gloria Merino es una artista que por su destreza y trayectoria en el mundo pictórico logró imponerse con su arte y personalidad por encima de condicionamientos sociales o cualquier otra connotación de su época, algo digno de encomio, ya que ella, sí cuenta y de manera muy destacada, en el vasto panorama de la pintura española, siendo nuestra más importante pintora, con un amplísimo reconocimiento nacional e internacional. Es, la autora, que más y mejor ha dejado constancia de los lugares y rincones de nuestra tierra. Gloria Merino además de excelente pintora, es casi “una notaria” y gracias a ella aún podemos y podremos contemplar cómo eran muchos rincones, personajes, costumbres, tradiciones…las preocupaciones y emociones de la gente de una época, la suya.
Gloria Merino -manchega y universal- crea una pintura emblemática desde una mirada llena de frescura e ingenuidad y al mismo tiempo desde un profundo y dramático sentimiento sobre las cosas y las personas. Su obra va más allá de escenas costumbristas con una temática de realismo social; “Gloria Merino y Malagón son inseparables”. Creadora de un lenguaje personal e intransferible, caracterizada por un extraordinario dominio del dibujo y una técnica depurada y perfeccionista; henchida además de una innata y elevada sensibilidad artística que se adentra en el alma para transmitirnos un mensaje a través del gesto, la composición y el color.
Como ella misma declara:
…los innumerables personajes, recios, campesinos nacidos por y para la tierra, dentro de sus ropas negras, grises o pardas, descoloridas y quemadas -como sus carnes- por el sol y en sus tareas cotidianas… camisas blancas teñidas por el sudor y el polvo. pañuelos y sombreros de paja, sillas, carros y tiestos; el burro, los gatos, los ajos y las “guindillas” …
«…Estos paisajes y seres vivos de la Mancha, fueron poco a poco asentándose en mi subconsciente, formando un sedimento que con el correr de los años, ha ido aflorando e imponiendo su ley, pero permitiendo a mi voluntad un
margen suficiente para seleccionar de entre todo este conjunto, aquello que más me interesaba, filtrarlo a través de mi sensibilidad y después ordenarlo adecuadamente.
…El resultado es mi obra pictórica actual».
«… aunque nací en Andalucía (Jaén), muy pronto me encontré bajo la luz violenta y cortante luz del paisaje manchego, que impone unos contornos rotundos y concretos, y que corta en agudas aristas los blancos de cal de sus casas.
El arte es un testigo que da cuenta de las distintas épocas de la vida del ser humano. Y a pesar de que Gloria Merino es una artista solitaria e independiente, contemplativa e intimista, su obra, como caracteriza al arte del siglo XX, está al servicio de la misma vida y no escapa a esta realidad sino que emerge de ella; en un mundo en
constante evolución, lleno de retos y contradicciones, a los que nuestra artista no es ajena. Una evolución en la que sin saltos bruscos marca varias etapas, bien definidas, y cuyos cambios estuvieron sujetos a circunstancias bien concretas, siempre ligadas a viajes de estudios, cambios de ambiente y de temática donde se plantea nuevas inquietudes; y paralelamente, depurando al máximo su propia técnica, adaptándola a las exigencias de cada planteamiento, pues el arte no es solo aptitud, sino búsqueda. Una búsqueda que la artista refiere:
… serena y tenaz que había de llevarme a una evolución consciente, sin dar lugar a la pirueta improvisada ni a la prisa, dando paso a un estilo propio y seriamente meditado, en la honradez de un oficio bien aprendido; en una palabra: El equilibrio exacto entre idea y realización, fondo y forma, trabajo y vocación.
El Instituto de Estudios Manchegos está preparando el libro Catálogo sobre la vida y obra de nuestra querida Gloria, (al que ella pertenece desde 1971, por su valiosísima aportación al mejor conocimiento de lo nuestro) y ello me ha llevado a una relación muy fructífera en cuanto a conocimiento e investigación, pues comencé a documentarme sobre la artista hace años y siempre sentí una admiración especial por su obra -yo también soy manchega, de Tomelloso- y como ella me siento profundamente arraigada a mi tierra. Fruto de este arraigo común, es especial la relación personal en todos mis encuentros con Gloria. Y desde este pequeño espacio, y fascinada por su vibrante obra y una personalidad apasionante, le rindo mi sencillo homenaje a esta “grandísima artista” y en ella a todas las mujeres y a la mujer artista en particular.
¡Enhorabuena querida amiga!