Antes de la comida, hemos podido admirar el acabado y diseño de un restaurante de lo más acogedor, con predominio de las líneas rectas en casi todos sus elementos y mucha luz, la que proviene del elegante patio de los salones que también acogerá ágapes de primer nivel. Los que hemos tenido la fortuna de estar en la degustación hemos probado unos platos de vanguardia que no olvidan la buena materia prima culinaria que hay en la Mancha, con unos maridajes de ensueño y unas combinaciones donde cualquier pequeño detalle es una canto a la buena cocina.
Antes de sentarnos en la mesa, el chef ha ofrecido unos snacks a cual mejor: crujiente de pan de gambas y algas; pizzeta de queso manchego, tapioca con ali-oli y lingote de fécula de patata, gel de jamón ibérico y trufa. Los comensales han quedado impactados por el sabor, las texturas, las sorprendentes combinaciones y una impecable presentación. Este primara parte ha sido acompañado por un espumoso de Verum. Buena manera de empezar.
Ya en la mesa hemos seguido disfrutando de unos platos excelentes acompañados por tres tipos de pan y aceite, uno de ellos de los Montes de Toledo.. En los aperitivos hemos podido degustar un bombón de vermut que se deshacía en la boca, un exquisito paté de perdiz, una ventresca de lubina con pan carasattu y salmorreta manchega que ha merecido los elogios de todos los comensales y foie y cebolla. Todos los detalles se cuidan al máximo en este restaurante Epílogo que también ha presentado una vajilla de increíble diseño.
El talento gastronómico de Rubén Sánchez Camacho ha seguido asomando en los entrantes, unos apetitosas manitas de cochinillo, un salmonete con caldo de sus espinas y azafrán y ventresca de cabrito con xixa y trufa. Todo ello acompañado de magníficos vinos de distintos puntos del país y del extranjero: La Mancha, Rueda, Galicia o Alsacia.
Un sorbete de limón ha sido la antesala de un majestuoso postre, un risotto de piñones y queso manchego que ha recibido las bendiciones de todos los paladares y un parfait de avellana, piña y cacao que ha sido el brillante colofón a una comida de ensueño servida con cercanía y un trato impecable. Este Restaurante Epílogo lo tiene todo a favor para triunfar.
