Tal como es el caso de esta biopic del célebre pintor de gatos antropomórficos Louis Wain (1860-1939), lo cual sirve a su director, el debutante y también escritor Will Sharpe para elaborar su propio retrato sobre este empático y seguramente esquizofrénico -aunque no consten datos verificables- personaje, encarnado -una vez más- magníficamente por Benedict Cumberbatch.
Y también sobre una sociedad victoriana clasista y con estrecheces de miras, aunque mucho más avanzada que tantísimas otras coetáneas.
Por otra parte, resulta una francamente interesante esa inmersión que se efectúa en la psique, en la compleja personalidad de su protagonista. De hecho, la película se titula originalmente “La vida eléctrica de Louis Wain”, y cuando la vean entenderán la razón, que tampoco es cuestión desbrozarlo todo.
Podría establecer una comparativa con esa rara avis, encantadora y un tanto incomprendida “Big eyes” de Tim Burton, acerca de la pintora de rostros de ojos saltones Margaret Keane.
Extraña, rara, excéntrica como su protagonista, no merece pasar inadvertida. (José Luis Vázquez)