La Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido de Castilla-La Mancha (Adace C-LM) y la Fundación Tutelar (Fundace C-LM) han adecuado sus equipos profesionales y métodos de trabajo para seguir prestando la mejor atención y apoyo posible a las más de 900 personas con daño cerebral y sus familias a las que atienden en toda la Comunidad Autónoma durante la pandemia de coronavirus.
Ante el obligado cierre de los diferentes recursos que gestionan en la región en cumplimiento del decreto de medidas extraordinarias aprobado por la Junta de Comunidades con motivo del coronavirus, se está manteniendo la actividad habitual de talleres, apoyo y asesoramiento a través de medios telemáticos y atención telefónica.
Los usuarios y familias de los ocho Centros de Atención Directa en Castilla-La Mancha –en las cinco capitales de provincia, Alcázar de San Juan, Almansa y Talavera de la Reina– y de la Vivienda Tutelada de Albacete, unas 900 personas en total, siguen recibiendo pautas, actividades y el apoyo que puedan requerir en las actuales circunstancias.
Página web de ADACE
Además, en la página web de Adace C-LM (www.adaceclm.org) se ha habilitado una sección, #yomequedoencasa, donde se está compartiendo diferente material que los profesionales emplean con sus usuarios, de manera que todo el mundo que lo precise pueda acceder al mismo. Así, hay ejercicios de estimulación cognitiva, material para el apoyo psicológico, el cuidado físico o actividades para el ocio.
De manera paralela, el equipo profesional de la Fundación Tutelar de Daño Cerebral Sobrevenido de Castilla-La Mancha trabaja de manera coordinada con los servicios sociosanitarios y diferentes administraciones públicas para atender cualquier necesidad básica que puedan tener sus 30 tutelados, con los que se mantiene un contacto permanente, tanto para detectar posibles carencias como para informar y recordar las medidas que deben adoptar para prevenir posibles contagios.
En este sentido, existe una interlocución fluida con los servicios sociales, Protección Civil y los ayuntamientos de las localidades donde viven los tutelados y curatelados para, en caso de necesidad, coordinar aspectos como la compra o reparto de alimentos o productos de primera necesidad.
También hay una comunicación permanente con las personas tuteladas y curateladas que tienen cierta autonomía y viven en sus propios domicilios, a los que se les apoya en aspectos como la gestión del dinero o la compra de alimentos para evitar que salgan de manera frecuente al supermercado o al banco.
Igualmente existe un contacto prácticamente diario con los centros residenciales donde se encuentran el resto de tutelados o curatelados para conocer tanto su estado de salud como posibles necesidades que puedan presentar.