En Castilla-La Mancha se matricularon en febrero 94.669 turismos con una caída del 6%, manteniendo la tendencia negativa con la que ha arrancado el año, y en el acumulado del año se han vendido 181.175 turismos, el -6,76% menos que en el mismo periodo de 2019.
Una vez más, el cliente particular mantiene retenidas las compras lo que arroja una bajada del 10,6% (41.957 unidades) respecto al mismo mes del año pasado y acumula en los dos primeros meses el -12,2% con 83.346 unidades matriculadas.
Las empresas de alquiler adquirieron en febrero 21.329 turismos, un -1,6% sobre el mismo mes, y una caída del -5,9% en lo que va de año. El canal de empresas también disminuye sus matriculaciones en comparación con el mes de febrero de 2019, el
-2,3% (31.383), aunque aguanta con una ligera subida del 0,95% en lo que va de año (63.389).
Ancove reitera que el canal corporativo encubre las autocompras de los concesionarios obligados a cumplir unos objetivos exigidos por las marcas que no se corresponden con la demanda real del mercado actual. Muestra de ello son las matriculaciones registradas el último día, buena parte llevadas a cabo por los propios concesionarios que adquieren los vehículos para el servicio de coches de sustitución y demo o para revenderlos como kilómetro cero.
En concreto, el viernes 28, último día lectivo del mes, se matricularon 14.064 coches, el 14,86% del total de febrero.
A dos meses de la formación de Gobierno y, por tanto de estabilidad política, las compras de turismos no repuntan. Aunque la irrupción del coronavirus es otro elemento disuasorio para las compras, la Asociación Nacional de Comerciantes de Vehículos (Ancove) entiende que el descenso se debe principalmente a la incertidumbre sobre el comportamiento del sector del automóvil.
Si bien es cierto que la mayoría de los ciudadanos considera que el eléctrico se impondrá en el mercado, son conscientes de que tendrá que pasar al menos una década. Por tanto, el problema surge en el corto y medio plazo: actualmente, los coches más asequibles y seguros tecnológicamente son los diésel y los gasolina, pero los compradores se retraen ante el temor de que no puedan circular en ciudades y otros territorios en los próximos años, o incluso en los próximos meses.
“Una vez descontados los efectos estadísticos que distorsionaron los resultados de matriculaciones durante todo el año pasado, tras dos meses del presente año queda patente que las compras están claramente a la baja. En Ancove consideramos que la caída del 6% solo revertirá cuando el Gobierno se tome en serio la sustitución de los coches más viejos, altamente contaminantes e inseguros. Pero el rejuvenecimiento del parque actualmente solo es posible con modelos de combustión. Por mucho que se empeñen las autoridades, el cliente medio o no confía en los modelos eléctricos o no puede afrontar el coste de adquirir uno. En Ancove estamos totalmente de acuerdo en fomentar las nuevas tecnologías, pero a corto y medio plazo hay que hacer que los conductores tengan la certeza de que los coches nuevos de diésel y gasolina podrán circular durante más de 20 años sin grandes problemas. Para eso, el único mensaje válido es que las distintas autoridades fomenten planes de achatarramiento incluyendo ayudas a la compra de vehículos electrificados y de combustión”, declara Elías Iglesias, presidente de Ancove.
También un retroceso del 6% a nivel nacional
Las matriculaciones de turismos y todoterrenos se situaron en 94.620 unidades durante el pasado mes de febrero en España, un 6% de retroceso en la comparativa con las 100.693 unidades entregadas en dicho mes de 2019, según datos de las asociaciones de fabricantes (Anfac), concesionarios (Faconauto) y vendedores (Ganvam)
En los dos primeros meses del año, las ventas de coches en el mercado español alcanzaron un volumen de 181.063 unidades, lo que supone un descenso del 6,8% respecto al volumen del mismo período del año precedente.
Las tres organizaciones explicaron que en febrero se registraron caídas comerciales en todos los segmentos de mercado, como consecuencia de la falta de confianza por parte de los clientes en relación con el vehículo nuevo a adquirir. Esta situación, que se prolonga desde finales de 2018, está afectando ahora también a los transportistas y a las empresas.