Están ricas, son artesanales, según la tradición protegen al que las come –tanto personas como animales- y además ‘vuelan’. “Nos la quitan de las manos”, “los últimos cuatro o cinco años se han acabado enseguida”. Es ponerlas a la venta la víspera de San Antón y ese mismo día se venden al menos el 80 por ciento si no todas, comenta Francisco Muñoz, tesorero de la Hermandad que comenzó este lunes, junto a una veintena de hermanos, a elaborar en la panadería Topansa de Carrión de Calatrava las apreciadas caridades.
Cerca de 500 kilos de harina van a emplear en tres tardes, hasta el miércoles, para las, dependiendo del grosor, entre 15.000 y 16.000 caridades que van elaborar. Dos docenas recibirán gratuitamente cada uno de los 137 hermanos de San Antón, cifra que responde a los 117 años de edad a los que falleció el Patrón de los animales más una ampliación que se realizó para incorporar a veinte hermanos más.
El resto lo pondrá a la venta la Hermandad, que también realizará la rifa simbólica del guarrillo, cuyo ganador se llevará 300 euros, más de lo que costaría un cerdo de nueve arrobas.
La Hermandad elabora las caridades habitualmente las tres tardes antes de la víspera de San Antón para que estén lo más tiernas posible antes de su venta. Previo al proceso de elaboración, el día anterior se echa en remojo la matalauva para que abra, explica Muñoz, que resalta que la masa se prepara con harina, matalauva, aceite, vino blanco, sal, azúcar, manteca y varias esencias. Posteriormente, se pasa por máquinas que la afinan, se pica con un rodillo de púas para que no se queden huecas en el horno y con el molde se hacen las formas de las caridades que llevan la cruz de Tau de San Antón.
Con una brochita, se las impregna de huevo sobre el que se echan azúcar y anisillos de colores antes de ir directas al horno donde están unos veinte minutos. Una vez frías, se meten por docenas en las bolsas con el emblema de la Hermandad y los ingredientes de la receta y en la tercera de las tardes, el miércoles, se hacen las bolsas de dos docenas que reparten a los hermanos.
Hay hermanos como el propio Muñoz que llevan más de 40 años elaborando las caridades, otros veinte, otros diez y otros menos, y todos se encargan de lo que más les gusta: “unos hacen la masa, otros cortan la caridades, los hay que prefieren añadir el huevo y los anisillos y los que las cuentan y las embolsan”. Es un trabajo de “convivencia” entre hermanos y amigos de tres tardes y “lo pasamos de maravilla”, expone el Hermano Mayor, Ángel Patiño. “A lo mejor no salen perfectas como si fuera una industria, pero están hechas con todo el cariño”, agrega Muñoz, que resalta que son muy apreciadas tanto por su elaboración artesanal como porque “siguen sabiendo como siempre”.
El cariño por los animales impregna la festividad de San Antón con la bendición que se realizará el viernes, a las 17.30 horas, y a la que acuden cientos de personas con una amplia variedad de mascotas y animales de compañía. Perros, gatos, conejos y canarios son los más habituales, pero de un insecto palo a una gallina de guinea va la diversidad en un encuentro en el que el animal más exótico, bonito o sorprendente recibe una estatuilla del Santo. Así mismo, la víspera se celebrará la hoguera de San Antón y el reparto de limoná y torreznos.