Los mejores especialistas en el teatro de la época de Carlos I se dan cita en las XL Jornadas de Teatro Clásico de Almagro que en el Palacio de Valdeparaíso analizan el arte dramático en una etapa en la que se ponen “los cimientos de lo que será después el desarrollo del teatro en tiempos de Felipe II y los reyes sucesivos”.
Son cuarenta años, de 1517 a 1556, “en cierta medida olvidados y que, sin embargo, todos coincidimos que tienen un enorme interés pero que se han estudiado realmente poco”, comentó Felipe Pedraza, director junto a Rafael González de unas Jornadas en las que los máximos expertos en esta época transmitirán a la colectividad y los apasionados por la literatura y artes escénicas “el interés y posibilidades que tiene el teatro de esta época que en los últimos siglos no se ha representado nunca”.
Felizmente, también este año, Naos y Maricastaña Teatro van a representar en Cuéllar, con ocasión de la exposición de las Edades del Hombre, una obra de esta etapa: ‘A vueltas con la muerte’, de López de Yanguas, apreció Pedraza.
Casi todas las antologías e historias del teatro saltan por encima la etapa de Carlos I, probablemente porque en este marco no hay ninguna obra genial como sí la hay en otros géneros como la novela al surgir ‘El Lazarillo’, pero en esta época, entre otras valiosas cuestiones, se fragua lo que va a ser la comedia urbana que se desarrolla en las ciudades con muchos componentes de ‘La Celestina’ y es el momento en el que se ponen las bases y se teje la estructura de los autos sacramentales.
Así mismo, de 1517 a 1556 se crean muchos elementos fundamentales para nuestra historia y cultura, agregó Pedraza, que recordó que, entre otros aspectos, es “la época de la conquista y colonización americana que incorpora todo un inmenso territorio, un continente desconocido a la cultura occidental”.
López de Yanguas, Marcelo de Nebrija -hijo del dramático Antonio de Nebrija- y las obras anónimas de textos sacramentales que se reúnen en ‘El Códice de Autos Viejos’ son algunos de los autores y creaciones de esta época que merecen una visión analítica, investigadora y científica, y sobre todo la proyección para que “el público de cierta especialización nos acerquemos a ellos, los vayamos conociendo y los tengamos presentes para futuros espectáculos e historias literarias”.
Se trata de la generación heredera de la época de los Reyes Católicos, que es en la que empieza en Castilla la, aunque reducida a las élites, actividad teatral continuada, y la precedente de la del Reinado de Felipe II, en la que aparece Lope de Rueda, dramaturgo que incorpora lo sucedido previamente y lo que viene de Italia, creando una producción no ya de las élites o por encargo, sino que logra conquistar de verdad a la gente ofreciendo “un teatro lanzado al público en general. Y tras todo ello llegará la gran eclosión de la comedia española en torno a 1580 con ese primer Cervantes que intenta abrirse paso en el teatro y no lo consigue y sobre todo con Lope”.
Jóvenes investigadores de universidades de Francia, Portugal, Estados Unidos, Italia y España y alumnos de quince universidades -cuatro de ellas de otros países- participan en las XL Jornadas de Teatro Clásico, cuya inauguración contó con la participación del director académico de la UCLM, Ramón Freire; el concejal de Cultura de Almagro, Pedro Torres; y la directora del Festival Internacional de Teatro Clásico, Natalia Menéndez, quienes destacaron que estas jornadas, gérmen del Festival, contribuyen a acercar la cátedra al escenario, proporcionando con esta complicidad valiosas informaciones y reflexiones a los profesionales de las artes escénicas y los espectadores.
Tanto las Jornadas como el Festival han contribuido a acercarse con naturalidad al teatro clásico, de manera que no sólo sea asunto de especialistas, los cuales, así mismo, deben tener los objetivos de “enseñarnos más” y facilitar que lo “disfrutemos mejor”, resaltó Torres, que indicó que fue largo y laborioso el camino que llevó a la gran explosión del teatro en el siglo XVII, siendo muy importantes los acontecimientos que se produjeron durante el reinado de Carlos I -entre ellos, las tesis de Lutero y la “esperanza de renovación religiosa”-, por lo que consideró muy acertadas y oportunas estas jornadas para conocer los antecedentes del gran teatro del Siglo de Oro español.