Ramón Ruiz
Almagro
De todos es conocida la afición de Don Quijote por “desfacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal”. Pero lo que desconocíamos era la capacidad del Caballero de la Triste Figura para trascender el tiempo y luchar también contra las injusticias que se producen en pleno siglo veintiuno.
Con este planteamiento arrancó la quinta edición del Certamen Barroco Infantil con el que que el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro busca acercar la programación escénica a los aficionados más pequeños.
La primera de las seis obras que se podrán ver hasta el sábado en el Teatro Municipal de Almagro fue ‘Don Quijote en la partera’. Se trató de un divertido montaje de la Compañía Teatro Clásico de Sevilla, bajo la dirección de Antonio Campos, en el que Don Quijote y Sancho abandonan el tiempo y el espacio habitual de sus aventuras para embarcarse a luchar contra la sinrazón de las fronteras y las mafias que trafican con personas.
Sobre una estructura escénica móvil que simula el mar y con la que los actores juegan durante toda la obra, Don Quijote y posteriormente Sancho aparecen en una pequeña patera de papel navegando a la deriva por el estrecho de Gibraltar. Allí, además de toparse con unas extrañas y cómicas criaturas marinas, se encuentran con un pequeño bebé que, como ellos, también se halla a la deriva en este mar.
En medio de este encantamiento provocado por el mago Frestón, Don Quijote y Sancho Panza acabaron engullidos por la gran ballena de la burocracia fronteriza, en la que también habita el malvado capitán que se dedica a traficar con los niños para poder conseguir dinero con ellos. Allí, los héroes cervantinos tuvieron que enfrentarse contra un enemigo invisible pero tremendamente poderoso: Los prejuicios que separan con fronteras a los seres humanos.
Después de conseguir escapar del estómago de esta ballena, rescatando a todos los niños que habían sido presos de su estructura, Don Quijote y Sancho Panza decidieron cambiar de rumbo para dirigirse al oriente, en busca de un lugar donde no se requieran papeles para vivir en paz.
Los tres actores que conforman el elenco, Javier Berger (Don Quijote), Juanfra Juárez (Sancho Panza) y Javier Centeno, que encarna varios personajes desde el narrador hasta el cangrejo Salustiano o el vendedor marino Mohamed, consiguen enganchar desde el primer momento a los pequeños con un enorme despliegue cómico.
En este sentido, el montaje es todo un acierto porque mantiene varios niveles narrativos que conecta con los más pequeños del público, a través de las bromas más corporales próximas al clown, y al mismo tiempo presenta un discurso más elaborado que permite a los niños mayores hacer una lectura más amplia y conecta también con las adultos que acompañan a los pequeños aficionados.
Con clave cómica
Este ‘Don Quijote en la patera’ cuenta además con el apoyo de los medios audiovisuales que, en todo momento, ayudan a acercar la narración a los espectadores y refuerzan la ingeniosa escenografía utilizada por la Compañía Teatro Clásico de Sevilla en este montaje.
También las canciones que, a lo largo de toda la obra se van intercalando con la acción, dotan de un enorme dinamismo al montaje y ayudan a acercar su contenido a los pequeños aficionados al teatro que llenaron el patio de butacas del Teatro Municipal para presenciar la primera obra del Certamen Barroco Infantil.
El texto de la obra, escrito por Alfonso Zurro, mantiene un interesante equilibrio entre las palabras de Cervantes y el lenguaje actual que, siempre con la clave cómica como trasfondo, hace más accesible el universo cervantino al público infantil, que, durante alrededor de una hora, disfrutó con el humor, las canciones y la lucha de Don Quijote y Sancho Panza contra el sinsentido de las fronteras.
Porque, además de entretener a los más pequeños, ‘Don Quijote en la patera’ también ofrece una mirada crítica a la situación que se vive en el Mediterráneo, convertido desde hace años en un cementerio donde se ahogan los sueños de miles de personas que buscan en Europa un lugar donde escapar de guerras y hambrunas. Esta perspectiva permite que, entre el aluvión de sonrisas que despierta la interpretación, también las conciencias de los adultos salgan zarandeadas por la lucha de Don Quijote y Sancho.
Desde luego la propuesta de Teatro Clásico de Sevilla conectó con el público presente, que despidió a los intérpretes con una prolongada ovación, después de haber pasado una divertida y entretenida tarde con una obra que cuenta con una dramaturgia bastante sencilla, lo que, sin embargo, se suple con un efectivo sentido del humor y la versatilidad interpretativa de unos actores que consiguen mantener atento y sonriente a un publico tan difícil de satisfacer como es el de los niños.
Ésta fue la primera de las seis propuestas escénicas del V Certamen Barroco Infantil que se podrán ver hasta el próximo sábado en el Teatro Municipal de Almagro para que los más pequeños también puedan disfrutar de los clásicos.
