Con una larga trayectoria sobre los escenarios, Juanjo Artero ha interpretado a todo tipo de personajes, algunos con gran dimensión humana e histórica y siempre con el compromiso de trabajar por y para la cultura como un espacio de libertad y aprendizaje. El bagaje que comenzó estando de vacaciones en la pantalla, se encuentra en la actualidad en su punto más álgido, al encarnar a un ser humano “que somos todos”, a una persona que se pregunta sobre su existencia y su futuro y que recorre un camino personal que partió de una explosión-eyaculación. ¿O no? Artero asegura que Juan Carlos Asperilla, autor de ‘El milagro de la tierra’, ha sabido recoger todas sus inquietudes en lo que es un monólogo “del hombre y de la vida” que este sábado ha llegado a Torralba de Calatrava. “Estoy encantado porque es un texto que llevaba esperando toda mi vida”, asegura.
J. Y. / Ciudad Real
PREGUNTA.- Se le ve muy satisfecho con esta función, ¿cuáles son las claves del monólogo
RESPUESTA.- Es una reflexión sobre la vida, pasando por textos de autores clásicos (Cervantes, Shakespeare, Rosalía de Castro, Pessoa, Zorrilla o Pirandello) que todo actor querría recitar, y de otros como el Dalai Lama o Fray Luís de León, que tenían sentido. Es una reflexión desde un actor que soy yo y no soy, en la que hablo de todo, de todas las cosas que me apetecían contar sobre un escenario y otras que también han surgido, con las preguntas que se hacía el hombre de la caverna, como de dónde venimos, adónde vamos, y qué significa todo eso. La obra empieza con la teoría del big bang, la eyaculación, la formación de los planetas, de la tierra, la evolución de las especies, el ser humano, el nacimiento, la vida y la muerte. Todo eso es lo que recoge y se exhibe en el monólogo, hay muchas reflexiones- Es una obra fácil de entender, con textos de autores muy grandes y está muy bien construida por Juan Carlos Asperilla, me hace muy feliz y estoy encantado. Es un juego hacia atrás, y hacia delante, un recorrido vital sobre la profesional y el desarrollo personal de alguien.
P.- ¿De alguna manera está presente el espíritu del productor de Andrea D’Odorico, no? Él conocía el proyecto.
R.- Creo que sí. Nos hemos juntado todos sin pretenderlo. Hablé con Juan Carlos (Asperilla) y también está Laila Ripoll (la directora del espectáculo), a la que conozco de muchos años porque fuimos socios fundadores de ‘Micomicón’ y luego Arturo Martín Burgos, ha creado un ambiente mágico con su escenografía. Es un montaje muy bien hecho sencillo, sobre el que puedo volar, en el centro del universo, en el mar. es un teatro sencillo pero estoy muy contento.
P.- Llevan un año con la función, ¿cómo responde el público ante esta exposición en carne viva de humanismo, sentimientos, emociones?
R.- Se crea complicidad, además yo bajo y hablo con el público, que se engancha con la función, porque ríen y lloran, y es lo mejor que puede pasar a un actor. Es muy personal y a la vez universal, porque me pregunta sobre porqué soy actor o porqué estoy en la tierra. En mi caso he podido vivir mi vida a través de otros personajes.
P.- Por tanto, ¿es un proyecto personal?
R.- Sí, llevaba años buscando el monólogo, leía cosas pero no me convencían ni me enamoraba, y a Juan Carlos le conté muy bien lo que yo quería expresar, y cuando lo compuso y me lo mostró, vi que había hecho un trabajo maravilloso. Es un poeta, y combina muy bien lo más íntimo de las vivencias de una persona con el homenaje a autores y personajes que han sido mis referentes o a quien quería mostrar mi espeto.
P.- ¿Le supone mucho desgaste la función por la intensidad personal que tiene?
R.- Un monólogo siempre supone un gran desgaste físico, pero. nada que no pueda recuperar con un vaso de agua. Hago un viaje en el tiempo y la gente puede viajar conmigo, se divierte, se ríe, llora y reflexiona y eso es lo que vale.
P.- El equipo de la obra es garantía de éxito? Porque llevan mucho años colaborando en proyectos.
R.- No hay nada que garantice el éxito de los proyectos, lo que pasa con Laila, Juan Carlos o Arturo es que estamos muy a gusto trabajando, y si encima tenemos un buen texto, hay mucho ganado. Similar fue el montaje de ‘En paradero desconocido’ (llegó al Teatro Quijano) producido por Andrea D’Odorico
P.- ¿Cómo ha ido la gira?
R.- Se estrenó hace un año, pero yo la he compaginado con 'El hijo de la novia' (asumía el papel de Ricardo Darín en la película homónima).y el próximo 5 de agosto voy a estrenar en Avilés ‘La velocidad del otoño’ con la magnífica Lola Herrera, una obra muy conmovedora que también reflexiona sobre la fragilidad de la vida. Por eso se puede decir que acabamos de empezar porque hay otros trabajos por medio, como la serie de Antena 3 ‘Amar es para siempre’.
P.- Le iba a preguntar por sus proyectos,…
R.- Como le digo, lo más reciente es mi nuevo trabajo con Lola Herrera, tras la experiencia de “Seis clases de baile en seis semanas, de Richard Alfieri y dirigida por Tamzin Townsend, una comedia que fue un éxito. Es un gusto trabajar con ella, nos entendemos y nos queremos. También está la serie y hay una película en octubre. Voy a ir acoplando estas producciones a fechas porque asumo todo esto desde el placer, no para ganar dinero, aunque como todo el mundo tengo que hacer frente a mis facturas, pero me encanta y me gusta mi trabajo.
P.- Usted, con Micomicón, ha participado en el Festival de Almagro, ¿qué opina de este tipo de festivales monográficos?
R.- En Almagro hice ‘Las melindres de Belisa, ‘La discreta enamorada’ de Miguel Narros, aunque hace años que no voy. Me parecen muy bien estos certámenes que sirven para recordar la cultura mediterránea, y nuestros clásicos. Además este tipo de acontecimientos culturales sirven como un instrumento para atraer a mucho turismo y a personas interesadas por el teatro, y crea muy poso .Si se gestionan bien, son muy interesantes para todo el mundo.
P.- Y hablando de cultura, ¿Qué le parece el actual momento, con tanta presión fiscal?
R.- La verdad, es que está muy perseguida y parece que vamos a seguir igual. Por eso, con que venga alguien que no tire piedras, estaremos más tranquilos. A ver qué pasa ahora porque el actual momento de parón no es muy normal.
P.- No sería entrevista sino le pregunto por los personajes Javi, de ‘Verano azul’,y Charli, de ‘El comisario’ ¿Qué han supuesto en su carrera?
R.- Cada uno un balance distinto. El primero fue al principio de una profesión que a la que me quería dedicar pero era muy joven, y tuve la suerte de trabajar con Antonio Mercero, que me dejó las ideas claras. Aposté a una carta y al final acerté. Significó mucho, aunque yo no fuera muy consciente, porque con 14 y 15 años, rodar en televisión, te hace pensar que las cosas pueden ser posibles, y te condiciona la forma de ver la vida. Me abrió muchas ventanas, no puertas, porque la profesión es de fondo, mucho más larga, y tienes que prepararte, no puedes vivir de lo del niño. En cuando a Charli, supuso un reencuentro con la televisión, había hecho mucho teatro, pero supuso reencontrarme con el gran público. Al principio, nadie me relacionó con el papel de juventud, pero se enteraron y fue mi vínculo. A lo largo de 10 años, en la serie aprendí muchísimo, el equipo también fue aprendiendo mucho, y el trabajo diario fue una gran experiencia.