Lo mismo la quijotesca sardina creada por la Asociación Cultural Santo Tomás de Villanueva se salva de ser incinerada esta tarde si persisten las precipitaciones hasta tal punto que haya que suspender los actos.
La concejal de Fiestas Populares, Manuela Nieto, se mostró optimista ya que se prevén lluvias hasta las cinco de la tarde, con lo que se podrían llevar a cabo tanto el entierro amenizado con teatro de calle, programado para las seis y media, como la posterior gran sardinada.
El agua llegada del cielo, tan anhelada durante tantas semanas, por fin hizo acto de presencia con esta sardina-quijote de ojos verdes, lanza en una aleta y escudo en la otra. Al lucir perilla, hubo quien dijo que era un sardino, otros que un barbo e incluso, por su gallardo porte, un langostino, de ahí que algunos se refirieran a la figura como Quijote y otros como Rodolfo.
“Ya tenemos al Quijote-sardina, nos falta el Sancho-centollo”, exclamó una de las dolientes, mientras el resto expresaba su pesar en forma de llanto y por escrito en el libro de pésames, donde no faltaron referencias a la dolorosa derrota del Madrid ante el Ajax. Dulces y mistela recibieron los apesadumbrados ciudarrealeños que acudieron a mostrar su desaliento por el último suspiro de la sardina.