A la aventura de buscarse un nuevo presente y futuro, tras darlo todo en Flandes, regresan a Madrid, como si fuera el lejano Oeste o un nuevo territorio que conquistar, el capitán Lisardo y el alférez Aguirre, tan hábiles con la espada como con el requiebro en un verso de punzante humor.
Estocada arriba, estocada abajo, llegan con el alma encendida por las recientes contiendas y una recomendación del Capitán Maldonado para, en caso de apuros, acudir a casa de su hermana, Doña Cecilia, quien resulta ser una Bernarda Alba para con su sobrina Doña Francisca, el verdadero bombón de su casa, mientras que para sí es todo fogosa emoción en cuanto percibe que hay posibilidades de casamiento.
Envuelta en telas negras como una trufa se presenta Doña Cecilia, viuda marimandona y casi tan maniática como El lindo Don Diego, que se transforma en una barroca menina con todo tipo de apliques al estimar posibilidades de boda. De su obstinada presunción por ser la preferida de los pretendientes, que en realidad acuden para desposar a su sobrina, se aprovecha Lisardo que primero muda la carta de recomendación para quedarse en el hogar de la dueña y después finge que también siente ‘algo’ por la tía, aunque su verdadero amor es hacia Doña Francisca.
La compañía Morboria, con una propuesta muy visual y cuidada en los detalles que incluye música y danza, muestra hasta el sábado 14 en el Palacio de los Oviedo el divertido enredo de ‘De fuera vendrá quien de casa nos echará’, una pieza de Moreto muy escasamente representada y que posee la brillante comicidad del autor del que se cumple el IV Centenario de su nacimiento.
Figuraciones, fingimientos, pasiones irrefrenables, aspiraciones insostenibles y un montón de bromas y embrollos se suceden en esta comedia moretosca, en cuya producción se ven paralelismos con Molière por, entre otros motivos, la recreación de las manías de sus personajes.
Tres músicos en directo con violín, guitarra y mandola interpretan la barroca banda sonora de una pieza con una divertida lucha por el amor y el mando, y que incluye amenas coreografías fregando el suelo y barriendo por parte de los sirvientes de la casa que se convierten, así mismo, en coro, cual zarzuela, replicando al galán Lisardo por el lío montado.
Incapaz de guardar secretos y proclive a ‘cantar’ todas las confidencias, el criado Chichón, encarnado por Eduardo Tovar, se gana golpes con los correspondientes chichones que conectan con su apelativo, incluso se arranca con un cante jondo y genera con su gestualidad y argumentaciones, entre lo simple, jocoso y absurdo, múltiples carcajadas a lo largo de la producción dirigida por Eva del Palacio, encargada de dar vida a Doña Cecilia.
En una producción de ágil ritmo, destacan también Fernando Aguado y Diego Morales como los soldados que, entre lo sagaz y lo bribón, logran que trabaje el refrán que da título a la obra, así como Virginia Sánchez y Alejandra Lorente como la criada Margarita y Doña Francisca, además de Jorge Corrales y Ana Belén Serrano en las caricaturizaciones del figurón Don Martín y el letrado Celedón. Pese al tremendo enredo que se monta la pieza culmina con un desenlace de entendimiento con hasta tres bodas y, como ocurrió este jueves, el agradecido aplauso del público tras divertirse con Morboria y Moreto.