Ni una butaca libre, al poco de salir a la venta las entradas se agotaron, en el Teatro Municipal Quijano para presenciar este sábado el dinámico espectáculo del humorista leonés Dani Martínez, el ‘poli bueno’, un mago del humor ‘con corazón’ y siempre con una sonrisa de oreja a oreja en el televisivo programa ‘Got Talent’ frente a la acidez irónica rozando lo perverso del implacable publicista Risto Mejide.
Precisamente poco después de anunciar a finales de enero que no continúa tras cuatro temporadas como uno de los baluartes del jurado de ‘Got Talent’, Martínez recaló en Ciudad Real con su nuevo montaje ‘No os preocupéis…Ya lo digo yo’ y el público le dio, más que un ‘sí’ rotundo, un pase de oro tras disfrutar, muchas veces a carcajada limpia, de una puesta en escena con mucha improvisación y participación de los espectadores, grabados con una cámara que seguía al showman y proyectados en una gran pantalla sobre el escenario.
Tras un repaso aleatorio por las costumbres amatorias y su frecuencia y contagiar de entusiasmo al respetable con canciones que animan a bailar hasta cuando son las siete de la mañana en una verbena de pueblo y el cuerpo ya no aguanta más, el cómico leonés se zambulló en las redes sociales mostrando cómo en Instagram ellos siempre aparecen tremendamente serios y ellas descojonándose, Pablo Alborán agobiado como si no supiera dónde aparcó el coche, Miguel Ángel Revilla habitualmente de espaldas mostrando los encantos de Cantabria y Boris Izaguirre con un look mimetizado con el fondo y el paisaje.
En la gran pantalla, exhibió garrafales fallos emitidos por televisión como Georgie Dann cantando en play back sin acercarse el micro a la boca ‘revolucionado’ con la coreografía del baile de ‘El Chiringuito’ o punteos de guitarra eléctrica como si salieran de una guitarra española; cuestionó el habla para nada natural de los personajes de las películas de Marisol; trazó un paralelismo entre el estilo y evolución de artistas como Maluma y Andy y Lucas; y propuso alternativas sonoras a lo que se escucha en diversos espacios, entre ellos un avión o un hotel, además de confesar surrealistas anhelos como que a Mejide le ficharan los Cantajuegos y el peluquero Juan Miguel, ex de Karina, diera las campanadas de Nochevieja.
Un referéndum sobre si Jack se podría haber subido a la tabla-puerta con la que se salva Rose en la película ‘Titanic’ montó Martínez, así como si el gigoló del film ‘El día de la boda’ es un crack o un estafador. Muy divididas estuvieron las votaciones, mientras que, en el siguiente bloque del espectáculo en el que el presentador eligió al azar a dos espectadores, que curiosamente resultaron ser ambos administrativos, para que pintaran algo que les molesta especialmente, todo el mundo tuvo claro que a Pedro, de Yecla, le enfada a partir de su dibujo el incremento que están experimentando las cuotas de la hipoteca de su vivienda, y prácticamente nadie adivinó que a Ana, de Madrid, le encorajina la gente que come haciendo ruido con la boca abierta.
En el tramo final del espectáculo, emergió la conciencia del humorista instándole a hacer un barrido de memoria, dejando atrás lo que pudiera ser grave, con una sucesión de flashes a través de imitaciones desde Fernando Alonso y El Rubius a Julián López y Joaquín Reyes, interpretando de manera brillante la canción ‘El Patio’ de Pablo López, a quien le han dicho que se parece.