La actividad organizada por la concejalía de Patrimonio y Turismo, se desarrolló en el auditorio del Palacio Don Diego, donde permanecerá abierta la exposición hasta el 3 de noviembre. A través de varios paneles gráficos y unas maquetas dirigidas especialmente al público infantil, se explica el proceso que se desarrolla con las piedras de afilar desde que salen de la cantera hasta que finalmente se utilizan para el afilado de herramientas.
Todo esto parte de un importante estudio de corte internacional que comenzó Moya en el año 2000, según indicó a la prensa local. El trabajo parte del autor romano Plinio El Viejo, quien aseguraba que las mejores piedras de afilar desde Roma hasta Lisboa eran las laminitanas, es decir, las procedentes de la vecina localidad de Alhambra.
La gran potencia metalúrgica de La Solana con la fabricación de hoces desde finales del siglo XIX y todo el siglo XX obligaron al investigador a pasar por la localidad para hablar sobre este tema, porque el afilado era una parte fundamental y tenía que ver con la roca natural, señaló. También intervino Aurelio Maroto, descendiente de herreros y autor del libro ‘La Solana y las hoces’ que destacó la importancia de crear una concejalía de patrimonio, con el fin de rescatar y mantener nuestra riqueza arqueológica, arquitectónica, cultural y por supuesto las hoces porque fue santo y seña de La Solana y lo sigue siendo, según recalcó.
El concejal de Patrimonio y Turismo, Santos Galindo, presentó al ponente y puso en valor su meritorio trabajo de investigación sobre un tema tan importante a nivel histórico y económico como las piedras de afilar en La Solana.
El acto también contó con la asistencia de dos conocidos industriales de las hoces que siguen confeccionando estas herramientas a diario a través de sus empresas. Tomás Romero de Ávila, que comercializa la marca ‘La Pajarita’ y Eladio Reguillo, con la denominación ‘La Langosta’ continúan en el oficio manufacturando miles de hoces que exportan a diversos países.