Hace mucho que Rafael Álvarez ‘El Brujo’ no trabaja para la crítica, lo hace para el público, el cual llena los teatros, como ocurre una edición tras otra del Festival de Almagro, para presenciar sus espectáculos ya sean en martes o miércoles como los de esta semana, a las 22.45 horas, en la Casa-Palacio de los Villarreal.
“Me he puesto al servicio del público en el sentido más sencillo, elemental y directo, como un buen camarero que quiere que el cliente esté bien, le pone o no el aire acondicionado o la música, le lleva lo que le gusta y trata de que salga de allí diciendo ‘Volveré’”.
En el teatro, hace “lo mismo”, trata de “complacerle”, que “entre en el juego” dentro de lo que le propone que es, con variaciones de contenido, una nota musical básica predominante en torno a la mística y el relato de un juglar en solitario, empleando las técnicas de la tradición teatral oral que son previas al texto.
En esta edición del Festival de Almagro, llega con ‘La luz oscura de la fe’, un espectáculo sobre la vida de San Juan de la Cruz basado en “la primera biografía que se escribió sobre este santo místico y gran poeta, escrita 40 años después de que muriera y que está impregnada del aroma de la vida misteriosa del Santo y los acontecimientos de la reforma del Carmelo”. En el escenario, estará junto al violinista Javier Alejano e interpretará emblemáticos poemas como ‘La noche oscura’, un fragmento del ‘Cántico espiritual’ y ‘Llama de amor viva’.
También en la trama aparece el traslado misterioso del cuerpo insepulto de San Juan de la Cruz desde Úbeda, donde falleció, hasta Segovia, lo que entronca con el capítulo 19 del Quijote, en el que el ingenioso caballero manchego se encuentran con un séquito que va con un cadáver, un catafalco”, comentó ‘El Brujo’, que también detalló las similitudes entre las muertes narradas por Cervantes del Quijote y la del primer biógrafo de San Juan de la Cruz sobre su fallecimiento.
El espectáculo está inspirado directamente en la obra ‘Francisco, juglar de Dios’, de Dario Fo, gran maestro, junto a Fernando Fernán Gómez, de ‘El Brujo’, que le apadrinó, “algo que no hacía con nadie”. ‘Francisco, juglar de Dios’, basada en las leyendas populares de Umbría, es “una maravilla de obra, un milagro de un agnóstico fascinado por el arte y mística de San Francisco de Asís”, destacó ‘El Brujo’, para quien el concepto de ‘la luz oscura’ tiene que ver con la pintura española, el tenebrismo y Zurbarán, ya que “nadie pintó a los santos como él en ese estado de búsqueda de la otra dimensión”.
El concepto de la luz oscura de San Juan de la Cruz es la fe, no como creencia religiosa sino como “convicción profunda”, una luz en el pecho, “un amor cósmico” que “no se concentra en un objeto, persona o deseo, es un amor radiante, un amor-sol, como un sol en un pecho”.
“La luz oscura es que, cuando todo está oscuro y la situación se ha vuelto insosteniblemente dramática, se ha puesto todo muy mal, tú reconoces en eso un acicate para ir más de allá”. Ahí, está esa luz y “coges la desgracia, la adversidad como material estético como lo hace un alfarero con la arcilla y construyes un relato”, activas una actitud vital moral, existencial, poética,… Algo parecido le sucede al Lazarillo de Tormes que, en su dificultad, crea una respuesta que es la forma de sobrevivir, supervivencia física que se convierte también en espiritual puesto que, con su último amo, dice ‘éste tiene más hambre que yo, voy a socorrerle’”.
‘El Brujo’, que reconoce pertenecer “a un linaje, una saga inmemorial en la tradición teatral, la de Dario Fo, que se remonta a la comedia del arte, a los bufones del teatro romano, en la que lo importante es complacer al público para que, con su participación activa, la risa, atención e interés, forme parte de la rítmica del espectáculo”, expuso que a veces se percibe la mística como “algo lejano y poco accesible a las necesidades del público actual porque no se ha presentado y explicado con un lenguaje que la haga entendible, pero la mística es realmente magnética e interesa a todas las personas porque trata sobre los grandes temas, las grandes preguntas sobre la muerte, la vida, el amor y la transcendencia. ¿A quién no le interesa eso?, es lo que dignifica y ennoblece la vida, por lo que si la presentas con un lenguaje accesible, humor y de forma cercana y divertida”, acaba interesando, y mucho, a la gente, ya que su mensaje es “eterno, no se corresponde con una época u otra”, sino con el intemporal dilema de “qué hacer con tu vida”.