PREGUNTA.- ¿Cómo ha sido la travesía de estos siete años?
RESPUESTA.- Han sido siete años muy placenteros, una travesía muy plena, de hacer un trabajo con muy buenas herramientas, buenos actores y con un material que me encanta como son los clásicos. Presenté un proyecto en 2004 y fui cumpliendo todo lo que dije que iba a hacer y alguna cosa que no se me ocurrió al principio pero sí por el camino y creo que ha habido acontecimientos para mí muy señeros como puede ser la Joven Compañía, los viajes a Latinoamérica, las giras por todo el territorio nacional, las publicaciones que las hemos ceñido mucho más al ámbito escénico en contacto siempre con la Universidad, la activación de toda una política de público en el Teatro Pavón y casi triplicar nuestra presencia en Almagro por medio de la Joven Compañía y montajes en el Claustro, Corral, Fúcares y este año en el Áurea.
P.- ¿Los mejores puertos durante esta travesía…?
R.- Ha habido cosas muy emocionantes como la primera visita a Argentina, los estrenos en Almagro, la recuperación de algunas plazas legendarias como Sevilla o Santander donde iba siempre la Compañía y estuvo un tiempo sin ir, recuperar vínculos y estrecharlos con los festivales de teatro clásico. Creo que ha sido una bonita manera de encontrar socios porque todos estábamos en la misma línea de potenciar el teatro clásico.
P.- ¿Cuesta trabajo esta despedida?
R.- Bueno, yo la tenía planificada hace muchos años. Cuando salió el Código de Buenas Prácticas y me preguntaron dije que siete años era la medida perfecta y eso fue lo que firmé en su día. Tenía muy claro que iban a ser siete años con lo cual es una dulce despedida también porque uno se va con la satisfacción de haber hecho las cosas que creía que tenía que hacer.
P.- ¿Cómo va a ser tu nueva etapa?
R.- Teatral. Empiezo en los Teatres de la Generalitat Valenciana haciendo La gaviota, de Chéjov, y estreno con mi compañía que vuelve a la arena teatral en enero de 2012 con Noche de Reyes, de Shakespeare. Después me voy a vincular a otro tipo de proyectos, me voy a Montevideo a hacer La Dama Boba y probablemente me contrate un teatro de San Petersburgo con el que tengo una sólida relación para hacer un par de espectáculos. Está nutrida la cosa.
P.- ¿Con qué autores clásicos te has encariñado más durante esta etapa al frente de la CNTC?
R.- Lope, fundamentalmente, soy un lopista empedernido, aunque he disfrutado mucho con Calderón y el Tirso que hice -Don Gil de las calzas verdes- me dejó mucha huella, fue un gran descubrimiento para mí. Y todos los autores que hemos ido haciendo en la compañía, desde los renacentistas hasta los barrocos menos conocidos como Guillén de Castro, Diego de Figueroa y Córdoba,… Han sido unos años de mucha lectura, de mucho pensar qué era lo más adecuado para cada elenco, para cada momento y lugar.
P.- Entre tus incorporaciones a la tripulación está Lorenzo Caprile
R.- Ha sido un compañero de viaje maravilloso que tiene una manera de ver la vida muy optimista y llena de fragantes propuestas, con lo que los montajes se han enriquecido de toda su visión tan delicada y estupenda como también lo es la de Carolina González en la escenografía, Miguel Ángel Camacho en la luz y el trabajo de Vicente Fuentes con el verso. La verdad es que ha sido una buena tripulación la de esta nave.
P.- ¿Cuáles crees que son los rasgos, las señas de identidad de tus producciones?
R.- Hago un teatro muy sobrio, no soy un hombre de gran espectacularidad, me centro mucho en el trabajo de los actores, en la palabra, el verso bien dicho, en el signo muy medido. Creo que demasiadas cosas en el escenario en obras de este tipo, con un verso tan complejo a veces, pueden distraer. Considero que el foco tiene que estar en el espectador, el actor y la palabra. Supongo que me gustaría que la elegancia fuera una de mis señas. Aunque en realidad hay muchas señas que me gustarían, pero eso ya lo tendría que decidir un crítico o espectador.
P.- ¿Cómo crees que va a ser la etapa de Helena Pimenta?
R.- Creo que va a ser una etapa muy fructífera. Aparte de tener un talento descomunal, tiene una gran energía. Ahora mismo está en un momento de madurez profesional y personal y creo que eso se va a proyectar en el trabajo de la compañía y serán unos nuevos vientos que probablemente tengan mucho de sabiduría y vitalidad ya que si hay algo que define al teatro de Helena es que es muy vivo, es un teatro que impacta mucho porque maneja códigos muy contemporáneos pero además es de una gran pegada. Tengo una muy buena opinión sobre lo que va a poder pasar en el futuro.
P.- Crees que se están siguiendo los retos con los que se inició la CNTC por parte de Adolfo Marsillach, a quien se le homenajea también en esta edición del Festival
R.- Lo que hizo Adolfo fue mucho más aventurero que lo que hemos hecho todos los demás. Empezó de la nada y con un nivel de riesgo que no hemos vuelto a repetir porque él fue casi pionero en estas lides y es de agradecer que entrara así porque nos ha permitido a los demás incluso ser más ortodoxos sin que hubiera problemas. La gran aventura fueron los primeros ocho ó diez años, en los que realmente fue muy difícil comenzar. Esto se podría haber cerrado cinco años después y tampoco hubiera habido un gran problema y ahora ya es muy difícil parar un proyecto como éste porque es una seña de identidad de nuestro país.
P.- Te despides con El perro del hortelano que ha calificado Joaquín Notario como una juerga.
R.- Ellos se lo pasan muy bien. Ver disfrutar tanto a los actores cuando hacen un texto tanto en las partes serias como cómicas es un delicia. Y si lo haces con un texto tan bien construido como éste, con una belleza tan potente en los sonetos, romances, octavas y todo su material, uno acaba disfrutando mucho con ellos.
P.- ¿Y qué es lo que caracteriza a este Perro del hortelano?
R.- Hemos hecho una especie de seguimiento de la curva que hace Lope casi desde la comedia canónica a la farsa más descocada. Hemos trabajado en el sentido de que para solucionar un problema como el que plantea en la comedia Lope hay que ser muy osado, con lo cual hemos tratado de ser igual que él de osados, así que hemos ido desde el Renacimiento a los ritmos tropicales.
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