BM ANTEQUERA 24 |
VESTAS BM ALARCOS 21 |
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Diego Moyano, Francis Alarcón; Nacho del Castillo (1), Adrián Santamaría (4), Nacho Soto (7), Dani Podadera, José Antonio Jiménez, Luis Castro (3), Fernando Moreno (5), Gonzalo Álvarez, Francis Morales, Cristobal Ortega, Isaac García, Diego Reyes (1), Alberto Castro (1), Juanma Cabrera (2) | Adrián Torres, Óscar Ruiz; Alejandro Dielissen, Sergi Mach (2), José Palacios (6), Álex Berbel (1), Lucas Grandi (4), Julián Serrano (1), Adrián Mendoza, Álex Plaza, Íñigo Barricart (2), Frank Cordies (2), Pepe Mora, Gonzalo López-Tola, Noelvis Robles (1), Carlos Asensio (2), Seyed Naghavial. |
ÁRBITROS Núñez Camacho y Rodríguez Pacheco. |
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PARCIALES 3-1 (5’); 4-3 (10’); 6-5 (15’); 9-7 (20’); 11-7 (25’); 13-10 (descanso); 16-12 (35’); 17-13 (40’); 17-15 (45’); 18-16 (50’); 20-16 (55’); 24-21 (final). |
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INCIDENCIAS Encuentro de la octava jornada en el Grupo B de la División de Honor Plata masculina, celebrado en el pabellón Fernando Argüelles de Antequera, a puerta cerrada. |
El Vestas BM Alarcos Ciudad Real no tuvo uno de sus mejores días y pinchó este sábado ante un rival directo en la zona alta de la clasificación, el BM Iberoquinoa Antequera, que con la victoria se escapa junto al líder Torrelavega. A los de Javier Laguna les faltó un poco de fortuna en momentos puntuales y algo más de puntería durante todo el choque. Eso lo aprovecharon los antequeranos para llevarse el partido al sitio que más les convenía y apuntarse el triunfo hasta con relativa comodidad, pese a que durante la mayor parte del mismo estuvo todo muy ajustado.
El choque comenzó disputado y muy bonito, con los dos muy intensos y ataques al borde del pasivo. Sucedió sin embargo que el Alarcos, pese a poder correr desde muy pronto, se encontró con el portero antequerano Moyano, y que además el local Soto empezó muy fino cara al gol (3-0 en el minuto 2). Pero la igualdad era notable y cuando endureció su defensa, también apareció Adrián Torres con varias réplicas al buen hacer de Moyano. Así, el equipo manchego recortó empatando con el 3-3.
Los malacitanos comenzaron a reclamar menos permisividad a los colegiados cordobeses, pues su tradicional juego elaborado se embarullaba entre tanto contacto; pero sólo consiguieron llevar de nuevo la iniciativa cuando ellos hicieron lo propio y compactaron su seis cero. Ahora era el Alarcos quien estaba maniatado, porque no podía montar contras rápidas y se veía obligado a practicar un juego combinativo que no le interesaba (6-3 en el minuto 13). En todo caso el duelo era precioso y lleno de grandes detalles (Palacios tuvo dos espectaculares), con dos equipos ambiciosos y pleno de alternativas, porque pronto se puso el 6-6 superado el ecuador del primer tiempo.
Entonces, a golpe de los golazos de un conjunto andaluz al que por momentos le salía todo, el partido se decantó claramente local y el conjunto ciudarrealeño entró en fase negativa, defendiendo tarde y sufriendo exclusiones, pero también con muchos problemas para hacer gol en estático e, incluso, sin nada de fortuna en determinadas acciones. Los verdes aprovecharon la coyuntura y, con un parcial de 6-1, hicieron saltar todas las alarmas (12-7). Aunque al menos los visitantes se marcaron un gran final y recuperaron parte del terreno cedido con el 13-10 con el que se llegó al descanso.
En la segunda parte el Alarcos reinició el juego metiendo mucha presión en defensa y buscando a Grandi en ataque (14-12 en el minuto 2). El partido se puso brusco, con los verdes dispuestos al cuerpo a cuerpo y sacando provecho merced a pequeños detalles como la portería (17-13). Pero eso también les conllevó sanciones y en inferioridad mayores espacios a la espalda para las carreras del siempre dispuesto Alarcos: 17-15 en el minuto doce y Adrián Torres brillando de nuevo.
Se pasó entonces a una fase muy cerrada de pocos goles, con constantes balones divididos e incontables protestas de un banquillo local que paró el juego cuando cuatro minutos más tarde Barricart dejaba la desventaja en la mínima, 17-16. De vuelta a la pista, Torres y Moyano dejaron su marca, al tiempo que el banquillo visitante veía una amarilla. Los nervios aparecían y cualquier detalle era decisivo, como que los colegiados se comieran cómo el pivote local agarraba al lateral para que su compañero marcase a placer (20-16 a falta de nueve minutos y tiempo muerto del Alarcos).
Vista la igualdad anterior cuatro goles y sólo nueve minutos ponían al Alarcos contra las cuerdas, y más cuando la preciosa rosca de Palacios la detenía Moyano exhibiendo una mano de goma o cuando al poco abortaba una contra cara a cara con el atacante sin oposición. El reloj no paraba de correr y lo haría más rápido después de que cuatro minutos más tarde no se vieran goles. El Alarcos se quedaba condenado a la derrota y ya sólo restaba saber por cuánto. A la conclusión, 24-21.