Con una labor más fuera de los focos, pero a la vez muy importante en el resultado sobre la pista, Jesús Rivilla se ha colgado una medalla de bronce en los recientes Juegos Olímpicos de Tokio. El preparador físico puertollanero de la selección española de balonmano se estrenó a lo grande en una cita olímpica, sumando un nuevo metal desde que llegara al staff técnico de los ‘Hispanos’ en diciembre de 2016. En total son para él cinco: dos oros en Campeonatos de Europa (2018 y 2020), un bronce en los Juegos del Mediterráneo de 2018, un bronce en el Mundial de principios de este 2021 y, ahora, todo un bronce olímpico.
“Todas las medallas me saben igual, pero sí que esta en Tokio pone la guinda. Es el mejor cierre posible a un ciclo”, asegura Rivilla, que confiesa que el sentimiento que le produjo el subirse al tercer escalón del podio junto a todo el equipo “fue de una satisfacción fantástica”.
Así, para el preparador físico de la selección “la prioridad tiene que ser el estar muy centrado en el camino, en cada entrenamiento y en la preparación. Cuando esas piezas encajan, detrás de cada paso hay un pequeño éxito y al llegar al mayor éxito, como una medalla en unos Juegos Olímpicos, es una satisfacción”. Todo ello, según Rivilla, “después de un trabajo muy duro, aunque hay que ser conscientes de que para ganar siempre hay esos factores, como por ejemplo la suerte, que no puedes controlar”.
Elogiando ese enorme trabajo de cada uno de los jugadores de España, el puertollanero tiene claro que “nuestra fuerza es el equipo, el grupo”. Y dentro de él, “aunque es una parcela más pequeña, yo me siento partícipe de esto que se ha conseguido”.
Tras vivir la grandiosa experiencia en Tokio de estos Juegos Olímpicos, Jesús Rivilla explica que en esta cita deportiva, la más importante del mundo, “todos se magnifica, se vive todo con más interés, tanto lo bueno, como las victorias, como lo malo, por ejemplo las lesiones que hemos sufrido. Los mensajes de la familia, de los amigos son muchos más…”.
En ese gran foco de atención que suponen unos Juegos Olímpicos, para el preparador de Puertollano fue clave, en su opinión, “que nosotros mantuvimos las rutinas que teníamos a rajatabla. No nos hemos descentrado”. “Allí la villa olímpica es como que te impulsa a hacer otro tipo de vida, a abrirte y estar pendiente de otras cosas. Pero nosotros seguimos esas rutinas siempre en grupo, el desayuno, las comidas, las cenas… Teníamos claro que debíamos estar centrados en lo nuestro”.
También Rivilla destacó la importancia de Miguel Sánchez-Migallón, el jugador de Ciudad Real que aterrizó en Tokio una vez comenzada la competición tras la lesión de Viran Morros y que fue otro de los nuestro dentro de los ‘Hispanos’ que pudo colgarse el bronce: “Miguel asumió el rol que tenía que cubrir en un tiempo récord. Desde el inicio tuvo claras las pautas que tenía que seguir y exprimió los mensajes de todo el entorno. Ha sido muy meritorio lo que ha hecho y me alegro mucho por él, porque es un chico con una calidad humana impresionante”.
Cumplido el ciclo, como él asegura, Jesús Rivilla todavía no tiene claro si continuará dentro del cuerpo técnico de la selección española. “Ahora quiero reflexionar. Acabas ese ciclo y eso hace que revises todo, cómo reenfocar los siguientes años, además de también una cuestión de compatibilidad (es profesor de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid y del Curso de Entrenador Nacional de Balonmano)”.
En cualquier caso, Jesús Rivilla quiere ahora disfrutar de este momento de alegría y de gran éxito deportivo. Sea cual sea la decisión que tome sobre su continuidad o no, podrá decir que ha estado en unos Juegos Olímpicos. Y se ha subido al podio para colgarse toda una medalla de bronce.