Desde tiempos inmemoriales, la mujer ha sido una figura clave en el desarrollo de los núcleos rurales y en la actividad agroganadera, aunque su presencia haya estado invisibilizada y en segundo plano. Afortunadamente, cada vez más y paso a paso, el papel femenino está tomando más protagonismo y ha empezado a mover el fiel de la balanza del sector primario, muy masculinizado y envejecido.
Las mujeres no sólo desempeñan tareas en las explotaciones agrarias y pecuarias, con la siembra de hortícolas, la participación en la recolección de leñosos –sobre todo vid y olivo- o el cuidado de los animales, sino que han ido adquiriendo un gran peso laboral en la industria agroalimentaria. Todo ello sin descuidar ‘la otra carga’ de quehaceres domésticos y familiares.
Buen ejemplo es Castilla-La Mancha, con alrededor de medio millón de mujeres en pequeños municipios, muchas de ellas emprendedoras, que han contribuido a fijar población, dinamizar el territorio y crear riqueza.
Así lo aseguran voces de cuatro mujeres de Ciudad Real, que desempeñan cargos y tareas en instituciones y explotaciones del sector y que, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Rural (se conmemora cada15 de octubre), piden herramientas para el emprendimiento femenino y el desarrollo de proyectos de vida sin moverse de sus pueblos.
Precisamente, ese miércoles, la consejera de Igualdad, Blanca Fernández, ha valorado las medidas del Gobierno regional como “acción positiva hacia mujeres que lideran proyectos empresariales”. “Si queremos que nuestros pueblos tengan futuro, tienen que dar un espacio a las mujeres jóvenes, porque si no van a emigrar y va a provocar envejecimiento y desaparición de las zonas rurales”.
Mariana Fuentes, una de las primeras altas en la titularidad compartida
Mariana Fuentes es una de las primeras agricultoras ciudarrealeñas que se inscribió en el registro de Titularidad Compartida en 2012, recién aprobada la ley, tras acreditar que ejercía la actividad agraria de modo directo y personal y que residía en el ámbito territorial rural en el que radicaba la explotación.
Le ha permitido cotizar en la Seguridad Social, repartir los rendimientos al 50% con su marido y poder ser beneficiaria directa de distintas ayudas y subvenciones.
Es una de las 59 agricultoras que han optado por este régimen en el provincia en los últimos 8 años, el territorio con más altas de Castilla-La Mancha, que suma 193. Es la segunda región de España, tras Castilla y León, con 298, con más mujeres cotitulares agrarias. España cuenta con un total de 731.
Además de ejercer, Fuentes ha asesorado a más de medio millar de mujeres en la Oficina Nacional de Titularidad Compartida, AGROTC, impulsada por la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR), a cuyo frente ha estado algo más de dos años.
“Hemos sido una herramienta de ayuda y orientación personalizada para la incorporación de las mujeres a la explotación agraria en cotitularidad con el marido, y hemos abierto ficha a entre 500 y 600 interesadas en el registro”, señala, además de haber recibido más de un millar de consultas.
No solo han atendido a las interesadas de Ciudad Real, sino de otras regiones como Andalucía, donde “asesoramos a la primera mujer que se dio de alta, originaria de Ciudad Real y afincada en San Lucas de Barrameda, y lo recuerdo con mucho cariño”.
La ley de Titularidad Compartida ha supuesto un gran avance y ha permitido que haya más cotizantes mujeres y, por tanto, proyectos agrícolas familiares más iguales y equitativos.
AGROTC fue cerrada a principios de 2020 “porque la junta no ha mantenido la subvención”.
En la actualidad, con 47 años, la agricultora membrillata, hija, nieta, hermana y consorte de productores de campo, realiza todo el trabajo administrativo y de gestión derivado de la actividad, además de desempeñar las tareas directas en su explotación hortícola (este año han plantado melón de las variedades verde, galia y cantaloup, además de ajos, guisantes y cereal), incluidas las que se realizan sobre el tractor.
Fuentes celebra en este 15-O que agricultoras y ganaderas “sean reivindicativas” y estén dejando de ser invisibles en el terreno de los derechos laborales. Son semillas que plantan y que hacen que, poco a poco, vayan ganando cotas de igualdad.
Cristina Monreal, ingeniera agrícola y amante del campo
Con tan solo 22 años, la tomellosera Cristina Monreal es otro ejemplo de mujer que ama el campo y tiene la agricultura como centro de su proyecto de vida.
El título de ingeniera técnica agrícola, que ha cursado en Albacete y que ya tiene bajo del brazo, ha culminado sus aspiraciones profesionales en torno a la actividad primaria, que conoce desde bien pequeña.
“Es un trabajo que no me pesa”, sostiene, dado que “me encanta” y es “mi vocación”. “De toda la vida”, narra con total naturalidad, dedicaba los fines de semana y las vacaciones escolares a trabajar en las explotaciones familiares.
Tanto es así, que con solo 16 años se sacó el carnet de tractor “para transportar las uvas de la viña a la bodega”.
Monreal está convencida del futuro que tiene el sector agroganadero para los jóvenes, incluidas las mujeres. En su caso podrá poder en práctica los conocimientos técnicos que ha aprendido en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y que de generación en generación han desarrollado productores y ganaderos a través de la observación.
Precisamente, acaba de ser contratada en la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), para poner en marcha varios proyectos y cursos de formación. “Asesoraremos a los agricultores sobre los proyectos de reestructuración o los trámites de las ayudas a la incorporación de jóvenes”.
No ha vivido tiempos más duros de desigualdad entre sexos, pero conoce la herencia asimétrica y reconoce que ha sentido “el rechazo” por ser mujer en un mundo de hombres. Con todo, “conforme pasa el tiempo se va notando el avance de la mujer”, sostiene.
Tomelloso, apunta, es tierra de agricultoras “y cada vez más hay mujeres que encabezan explotaciones agrícolas o ganaderas”.
Pilar Ramírez y el encariñado de los corderos mamantones
En esta localidad del noreste de la provincia trabaja la ganadera Pilar Ramírez, un referente mediático de la actividad en la región por la labor divulgadora que realiza cada día en sus redes.
Es reclamada por televisiones y diarios, para que cuente prácticas tan funcionales como el ‘encariñado’ entre corderos huérfanos y ovejas recién paridas.
Como ‘matrona’ de ovejas y cabras ha creado un vínculo tan intuitivo como natural entre un cordero mamantón sin progenitora y una madre recién alumbrada. “Cuando una oveja está de parto me voy cerca de ella, la ayudo y compruebo que no tiene ninguna cría más”, explica. Aprovechando el momento de la salida del líquido amniótico “embadurno al ‘huérfano’, sobre todo la parte del rabo, y antes de que se levante la madre se lo coloco antes del suyo, para que lo reconozca como una cría suya y le dé de mamar”.
Desde el punto de vista afectivo es la mejor forma de que “se críe con el calor de una madre”, mientras que desde la perspectiva operativa “agiliza bastante” el trabajo de la ganadería.
Es una tarea novedosa, y que la ganadera originaria de Argamasilla de Alba inició tras “observar a mi padre”.
Esta destreza ha causado mucha sensación y ha obtenido un gran éxito de la mano del video que grabó a mediados de abril en un parto y que fue difundido en las redes de ‘Ganaderas en red’, el movimiento de mujeres al que Ramírez pertenece. “No me imaginaba que fuera así, ya lleva casi 18 millones de reproducciones y cerca de 121.000 likes”.
Por derecho propio
La joven es una ganadera por derecho propio, porque ama lo que hace en la explotación que cogestiona con su pareja, junto a un cuñado y otro empleado. Realiza todas las actividades de la granja, con 900 cabezas de ganado ovino (cruce manchego con lacaune) y 80 de caprino (murciano-granadinas): desde el ordeño, a la atención de las siete parideras anuales -cinco de ovejas y dos de cabras-, el pastoreo y el trabajo con el tractor
Así, reivindica la imprescindible labor de la mujer, “sin la que no existiría el mundo rural”, sentencia. Llama la atención sobre “la doble carga” que madres y abuelas han soportado década tras década en los entornos no urbanos, desgraciadamente “a la sombra del hombre”.
A su juicio, la voz silenciada de agricultoras y ganaderas durante siglos, con estas actividades vistas como una extensión de las tareas domésticas y de cuidados, “ha permitido construir lo que nosotras somos ahora, más privilegiadas y visibilizadas”.
“Poco a poco, asegura, se van viendo los avances hacia la ansiada igualdad”, a pesar de los momentos en que algún operador pregunta en su propia explotación por el propietario (hombre), “como si una mujer como yo fuera incapaz de gestionar y desempeñar las mismas tareas”.
Felicia Plata, presidenta de cooperativa: tengo el apoyo de la junta directiva
Felicia Plata, presidenta de la Cooperativa Cristo del Valle de San Carlos del Valle, es otro nombre de mujer que se ha visibilizado en el sector agrario.
Acumula ocho años al frente de la entidad asociativa oleícola que moltura una media de 3,5 millones de kilos de aceituna de las variedades cornicabra y picual, a donde llegó casi por casualidad.
“Nunca iba a las asambleas, ese año fui con mi marido, había cambio de presidente, nadie quiso presentarse y yo alcé la mano”, recuerda, a la vez que destaca el apoyo casi unánime de los hombres, mayoritarios entre los socios (hay 470), “que me animaron desde el principio”.
El 90% de la producción de aceite, que pertenece a la DO Campo de Montiel, se vende a granel, así como embotellan parte con las marcas ‘Sierra del Cristo’ y ‘Cristo del Valle’.
Respalda el trabajo de las mujeres en municipios pequeños como el suyo y su aportación a la creación de riqueza, la dinamización del territorio y la fijación de población. “Todos debemos trabajar, hombres y mujeres, y algo está cambiando”, asegura esta mujer con experiencia agrícola.
Precisamente, la paridad en los consejos rectores y en puestos directivos de empresas ubicadas en el medio rural es uno de los objetivos del Estatuto de las Mujeres Rurales de Castilla-La Mancha, aprobado en noviembre de 2019. También pretende visibilizar el medio rural a través de las mujeres y hacer copartícipes de sus modos de vida a los habitantes de pueblos y otros entornos.