El hecho detonante de estas palabras no fue otro que cometer el error de pulsar sobre el monigote del semáforo cuando debía haberlo hecho sobre un botón, situado más abajo, cuya función es advertir que los peatones deseamos cruzar, deteniendo, de esta forma, el tráfico rodado. Bien es cierto que podría haber atravesado la calle con el disco en rojo, pero uno quiso hacer las cosas bien y acabó presionando un dibujo sin ninguna otra función que la informativa, por lo que me llevé la reprimenda de uno de mis dos «Z» más queridos.
Si usted nació en España, entre 1956 y 1979, no le quepa duda: es usted un «boomer» o, mejor dicho, pertenece a la generación del «baby boom». No ocurre así en Europa, donde estas cosas sucedieron antes, pero sí en nuestro país, donde todo acontece con cierto retardo en relación a nuestros vecinos. Sea como sea, identificamos estos 23 años en el gráfico que les proporciono. Y es muy fácil: durante ese intervalo, de manera permanente, los nacimientos anuales, habidos en España, estuvieron, siempre, por encima de los 600.000. Una barbaridad, si tenemos en cuenta que, hoy en día, rozan los 300.000.
Esta explosión en la natalidad ha generado múltiples consecuencias a todos los niveles. Quizá la más llamativa es la onda expansiva que está afectando a nuestro sistema de pensiones, alimentada, a su vez, por el espectacular aumento en la esperanza de vida. Aunque no es de eso de lo que les quiero hablar y sospecharán, examinando el gráfico, por dónde van los tiros (les repito, aquí, el gráfico):
Con fecha de enero de 2023, el «boomer» más antiguo estará a punto de cumplir los 67 años y, el más joven, los 44. Y todos ellos, todos nosotros, hemos asistido a los hitos o cambios tecnológicos que destaco en el gráfico y que, a mi juicio, han desencadenado otros que omito.
Dos de estos tienen lugar dentro del período 1956-1979. Son el nacimiento del precursor de Internet (ARPANET) y la comercialización del «Apple II», uno de los primeros ordenadores personales. Supongo que, en España, estos dos hitos tuvieron mucha menos repercusión que en otras zonas del mundo, así que las he coloreado en tono grisáceo. No ocurre así con lo que viene después.
En 1982, aparece el primer «Spectrum», un pequeño ordenador personal que muchos conectaron a las televisiones y lo emplearon, en su mayoría, para jugar, aunque también, para iniciarse en el mundo de la programación. Más tarde aparecerían las videoconsolas, pero este aparatito y el «Commodore 64» pudieron verse en muchas casas de aquella época.
Los ordenadores personales pronto se irían haciendo un hueco en casa y no sería para jugar, sino para realizar labores ofimáticas. En el año 1985, se crea la compañía «Windows» y su sistema operativo sigue siendo, a día de hoy, el más empleado en nuestros ordenadores portátiles. Pero la verdadera explosión tecnológica tiene lugar en 1990, con el nacimiento de la «World Wide Web» (WWW), que permitía la conexión de ordenadores según el protocolo «http», empleando un lenguaje de marcado, llamado «html». Fueron años donde muchos acudíamos a los cibercafés a «navegar» por aquella red, en busca de información y, también, para consultar nuestros primeros «emails».
Algo estaba a punto de pasar, de manera paralela, aunque, al igual que ocurre con las vías del tren si uno las mira desde la lejanía, esta tecnología y la que viene a continuación estaban condenadas a encontrarse. En 1991 se establece la red «GSM» y los teléfonos móviles comienzan, tímidamente en nuestro país, a estar presentes en el bolsillo de nuestros abrigos (hoy, ya sabemos que teléfonos móviles e Internet son términos indisolublemente unidos).
Para entonces, la «WWW» ya era un lugar con una cantidad ingente de contenidos y «Google», en 1998, vino a facilitarnos la búsqueda y clasificación de información. En aquel momento, era sólo un buscador. Ahora ya lo conocemos todos e incluso tememos por lo que pueda llegar a convertirse en un futuro cercano. Una vez mapeado Internet, es hora de saber qué hacen nuestros amigos, así que, en el año 2004, aparece «Facebook», la primera de las grandes redes sociales que, hoy en día, nos roban tiempo.
¿Y si unimos todo esto en una sola cosa? Steve Jobs crea, en 2007, el «iPhone I», destruyendo a compañías que, hasta el momento, lideraban la tecnología de los dispositivos móviles. Aparece el primer «smartphone» tal y como lo conocemos hoy. Adviertan que, cuando Jobs y Wozniak crearon el «Apple I», su objetivo era que las personas pudiesen operar con un ordenador en casa. Esta misión seguía intacta en 2007. Jobs pretendía que todas las personas operaran con Internet desde su teléfono móvil.
Lo que vino después ya lo saben. En muy pocos años, no han hecho más que aparecer sinergias, resultantes de la unión y simbiosis de dispositivos, protocolos, lenguajes de programación y «frameworks» para la construcción de aplicaciones móviles. No se puede explicar el auge del movimiento «youtuber» en nuestro país ni la proliferación de redes sociales (whatsapp, instagram, twitter, twitch, …) sin estos hitos previos. En 2019 aparece la primera red 5G y, con ella, se abre la puerta al «internet de las cosas». No sabemos qué ocurrirá mañana, aunque muchos vaticinan que el móvil desaparecerá para 2030 y que el «metaverso» será nuestro ecosistema natural.
¿No les parecen, todos estos años, increíblemente intensos en lo tecnológico? Si usted es un «boomer» (no digo ya, si nació antes), los ha vivido todos y, probablemente, los ha incorporado a su vida con éxito, aunque, de vez en cuando, su naturaleza le empuje a volver al mundo analógico, presionando, inútilmente, un monigote pintado en el poste de un semáforo.