Según datos del Centro de Desarrollo Rural (CEDER) del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, el paro femenino alcanza el 63% en una amplia comarca con alrededor de 1.800 personas en situación de desempleo, una situación que complica la presencia de la mujer en territorios que, como éste, son claves en la fijación de la población.
De ahí que la Asociación para el Desarrollo Sostenible ‘Valle de Alcudia’ procure en su amplia línea de acción fomentar la empleabilidad de la mujer a través, sobre todo desde la vía del emprendimiento. Las ayudas LEADER de la Unión Europea persiguen “que las mujeres del medio rural puedan emprender, iniciando o ampliando su propio negocio y así se va haciendo posible otro de nuestros objetivos como es frenar el desempleo”.
Lo dice Carmen González, gerente del CEDER, conocedora en profundidad del valioso papel de las mujeres de la comarca. “La mujer contribuye a fijar población en un medio rural que, por otra parte, se encuentra muy envejecido y existe un gran despoblamiento” y, añade, “ellas son las que hacen que sus hijos quieran vivir en los pueblos, que lo valoren”.
Es por ello que, en la estrategia del Grupo de Desarrollo Rural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, uno de los principales objetivos es incentivar la empleabilidad femenina “porque si es complicado ser mujer en el medio urbano, en el rural lo es todavía mucho más”. Y para facilitarlo “estas ayudas pueden llegar hasta el 45% en pueblos más pequeños”, apunta González.
Ejemplos válidos propiciados por esta ADS ya los hay, unas oportunidades de emprendimiento que de la mano de la mujer posibilita además como valor añadido que en el mundo rural “podemos tener los mismos servicios y de calidad que en el ámbito urbano, incluso más cercanos”, refiere la gerente.
Una de estas iniciativas de emprendimiento lo representa Alicia Blanco quien, además, tuvo la oportunidad de establecerse laboralmente, tras más de dos décadas fuera de él, en su pueblo de Almodóvar del Campo. Ahora regenta desde hace once años y en primera persona un completo centro de peluquería, estética básica y alta estética, con venta de complementos muy originales y de gran gusto.
Ella, como otras tantas mujeres del mundo rural, lo tuvo claro. “Yo quería trabajar en Almodóvar porque ya estaba un poco cansada de estar fuera de casa y quería conciliar mucho mejor la vida familiar, estar con mis hijos y porque tengo aquí a toda mi familia”. De ahí que se muestre “muy feliz; después de muchos dolores de cabeza ves conseguida una ilusión”.
Tras haber estado trabajando en Puertollano primero y más tarde en Ciudad Real, en su aventura por cuenta propia fueron claves, primero el asesoramiento del CEDER y, a continuación, las ayudas LEADER a las que tuvo acceso una vez los técnicos del Centro de Desarrollo Rural comprobaron la viabilidad del proyecto, las oportunidades laborales que se creaban o lo que era una nueva aportación de servicios a la localidad.
“Nos enteramos de las subvenciones y nos pusimos en contacto con el CEDER, que nos informó de las ayudas LEADER y la verdad que lo ponen súper fácil, te ayudan con los tramites de papeleo y da gusto trabajar con ellos”, rememora Blanco, quien valoró decisivamente este recurso de subvenciones al comprobar que otros negocios también se habían hecho realidad gracias a los fondos europeos que se promocionan con la plaquita alusiva a los mismos y que lucen orgullosos en sus respectivas fachadas.
La gerente del CEDER recuerda la disponibilidad de su oficina a cualquier persona que tenga una idea susceptible de hacer realidad y recalca que la mujer rural es “auténtica, valiente y una figura muy importante en el medio rural: son las economistas, las que se ocupan de cuidar a los mayores, al resto de la familia, que han trabajado en el campo… Es tan importante su engranaje en el medio rural que cuando esa figura falta, todo se para. Por eso hay que apostar porque ellas emprendan e inicien su actividad empresarial y ayudarlas en todo lo que se puedan”.
