“El covid no es la pandemia del siglo XXI, la verdadera pandemia es la obesidad mórbida”, asegura el jefe del Servicio de Cirugía General del Hospital General Universitario de Ciudad Real, Jesús Martín, que presenta un complicado panorama en el que el porcentaje de población con sobrepeso aumenta año a año y cada vez de manera más acelerada.
Recuerda Martín que en la España de los años 50 y 60 la tasa de obesidad mórbida era mínima. Una época en la que la alimentación, además de la carestía que pudieran padecer algunos sectores de la sociedad, era básica, natural y poco elaborada. Sin embargo con el avance del siglo XX se extendió el estilo de vida americano, con más azúcares y grasas, lo que ha llevado a unos índices de obesidad alarmantes y crecientes.
“En Estados Unidos están desbordados con la obesidad mórbida y Europa está avanzando hacia el mismo nivel. Los países mediterráneos tenemos una dieta más ‘sana’ y vamos a un ritmo más lento, pero vamos a llegar a esos niveles porque no deja de aumentar. La petición de cirugía bariátrica contra la obesidad es mayor y mayor cada año y ya es un problema que nos desborda; una pandemia provocada por hábitos culturales y otros factores”, explica Jesús Martín.
El deseo de todos es que existiera una pastilla que pudiera acabar con el problema. “Sin embargo, desgraciadamente no estamos en ese punto de desarrollo tecnológico y la cirugía bariátrica sigue siendo la herramienta más eficaz contra la obesidad mórbida”.
Pacientes
¿Qué pacientes son subsidiarios de tratamiento quirúrgico? Fernando Martínez, cirujano responsable de la Unidad de Cirugía Bariátrica, explica que son aquellos que presentan un índice de masa corporal superior a 40 kilogramos de peso por el cuadrado de la estatura en metros o de más de 35 con comorbilidades que algunos pacientes con obesidad desarrollan, como diabetes, hipertensión, problemas ostoarticulares o reflujo gastroesofágico, entre otros.
Dando un ejemplo visual, Jesús Martín indica que son candidatos aquellas personas que pesen el doble de su peso ideal, “que lleven un gemelo encima”.
Todos aquellos pacientes que cumplan estos requisitos de peso y características clínicas tienen que someterse a un protocolo multidisciplinar para confirmar que cumplen todos los criterios que los hacen candidatos a la cirugía. En el protocolo, que se inicia en el Servicio de Endocrinología, intervienen también psiquiatras, neumólogos, cardiólogos y, como último paso, los cirujanos generales.
En los casos en los que la diabetes y la hipertensión están presentes, se suele iniciar en Endocrinología un tratamiento dietético que puede incluir un tratamiento farmacológico para tratar de optimizar el peso de paciente. El que pierdan en esta fase de 5 a 10 kilos puede ser poco significativo respecto al peso total del paciente, sin embargo influye muy positivamente en su control metabólico, mejorando su nivel de azúcar y su tensión, y ofreciendo más garantías para la operación.
Lo que más dificulta la intervención quirúrgica son las secuelas pulmonares o cardíacas que el paciente ha podido ir desarrollando a lo largo de los años. Ante esta situación los cardiólogos y neumólogos evalúan si el paciente está en condiciones desde el punto de vista cardiopulmonar para someterse a una cirugía bariátrica.
Técnicas
Esta especialidad se implantó en Ciudad Real en el año 2000, en el Hospital de Alarcos, donde comenzaron a aplicarse las técnicas que luego se perfeccionarían y potenciarían en el Hospital General. Los dos principales tipos de operación que se desarrollan en todo el mundo y en el hospital ciudadrealeño son el bypass gástrico y la manga gástrica o tubular gástrico.
Martín explica que el bypass es la técnica más realizada, entre el 60 y el 70 por ciento de los casos. En esta técnica no se quita nada de la anatomía del paciente, sólo se separa el 90 por ciento o más del estómago, que se queda en el abdomen pero sin conexión con el esófago. A este pequeño estómago se cose un asa del intestino y esa asa entre sí. Con esta intervención la capacidad del estómago es mínima y el paciente pronto queda saciado. Además con el empalme del intestino se consigue que una parte del mismo no sirva para absorber el alimento. El paciente queda con un estómago muy pequeño y un intestino corto. Gracias a esto se consigue que pueda alcanzar valores de peso ideal y los mantenga.
Por otro lado en la técnica de la manga gástrica consiste en quitar entre cuatro y cinco sextas partes del estómago, manteniendo sus conexiones con el esófago y el intestino. Jesús Martín explica que esta técnica es la más usada en el mundo al ser más sencilla, pero sus resultados a largo plazo son peores. En Ciudad Real esa técnica se reserva para los pacientes con superobesidad, aquellos con un IMC superior a 55, “como si tuvieran gemelo y medio encima”. Son pacientes con una calidad de vida muy deteriorada y mucha patología asociada. Presentan un mayor riesgo quirúrgico y la manga gástrica es más segura y en muchas ocasiones sirve de puente para acometer después un bypass gástrico.
Las intervenciones se ejecutan por laparoscopia y con la optimización desarrollada en el hospital ciudadrealeño, desde el punto de vista tecnológico y de organización, hoy en día la operación tiene una duración de dos a dos horas y media, cuando hace dos décadas ocupaba todo un parte quirúrgico: ocho horas.
Desde su implantación en Ciudad Real se ha intervenido a 950 pacientes, convirtiendo a la ciudadrealeña en la unidad con más experiencia de Castilla-La Mancha, tanto en el tiempo desarrollando estas técnicas como en número de casos.
Anualmente intervienen a entre 50 y 60 pacientes, aunque las cifras son variables debido a que la cirugía bariátrica está muy ligada a la disponibilidad de recursos de quirófano y la lista de espera de otras intervenciones acuciantes como las oncológicas.
Fernando Martínez subraya la seguridad en todo el proceso quirúrgico y el muy reducido porcentaje de complicaciones en unos pacientes que por sus características presentan mayores posibilidades de infección o hemorragia que cualquier otro paciente. En una cirugía tan compleja como ésta siempre existe un riesgo, sin embargo apenas en un cinco por ciento de los casos hay complicaciones leves y no llegan al dos por ciento los casos en los que haya más dificultades, como peritonitis, accesos o hemorragias que requieran reintervenciones. Es una cirugía muy segura realizada con todas las garantías.
Éxito
La literatura médica mundial establece que la operación ha sido un éxito cuando en un periodo de cinco años el paciente ha mejorado en todos los problemas asociados con la obesidad, como la hipertensión, la diabetes, la apnea del sueño, entre otros. “Este es el verdadero motivo de la intervención, no se opera para que estén más delgados, sino para que tengan una mayor esperanza y calidad de vida”, explica Jesús Martín.
Aparte de la mejoría de las enfermedades asociadas, se considera éxito cuando en esos cinco años el paciente ha perdido entre el 50 y el 75 por ciento de su sobrepeso. “Por ejemplo si midiera 1,70, su peso ideal sería de 70 kilos y sería considerado obeso mórbido a partir de los 140 kilos, por lo que el objetivo sería perder unos 50 kilos de esos 70 de sobrepeso”.
El doctor Fernando Martínez añade que el éxito es muy subjetivo, porque más allá de escalas y cifras, el logro real está en que se cumplan las expectativas del paciente antes de la cirugía. “El éxito para nosotros es que el paciente mejore sus comorbilidades, mejoren los desequilibrios de esa diabetes, de esa hipertensión, se reduzcan sus consultas en urgencias y los ingresos hospitalarios. Eso es el éxito, más que poner número a los kilos que pierde”.
“El objetivo es que el paciente mejore en su calidad de vida y adquiera nuevos hábitos en unas nuevas condiciones que le permitan en cierta manera volver a empezar de cero”, apunta Martínez, que resalta que “la cirugía bariátrica es efectiva porque incide sobre los hábitos de vida y sobre la actividad física del paciente”.
En este sentido Jesús Martín añade que con la cirugía se ofrece al paciente una herramienta para poder modificar sus hábitos alimenticios. Con la reducción de estómago se sacian antes y tienen menos problemas para luchar contra esa necesidad de comer grandes cantidades de comida para poder quedar satisfechos. Se rompe en cierta medida el círculo vicioso en el que según van comiendo más, su sistema hormonal y nervioso les reclama todavía más comida. Con la operación se consigue controlar esa impulsividad y supone un primer paso fundamental para alcanzar el éxito.
En este sentido, prácticamente todos los pacientes han acabado satisfechos con la cirugía y en Ciudad Real no se han encontrado casos de que quieran revertir la operación, algo que es posible, pese a que algunos pacientes lo han pasado mal en algún momento. La normal general es que estén muy satisfechos con los resultados.
Apoyo
La cirugía supone un gran cambio en la vida de los pacientes y por este motivo se ofrece apoyo psiquiátrico a todos lo que lo requieran. Además hay una terapia de grupo con pacientes de las mismas características para apoyarse y ayudarse mutuamente en esta nueva etapa que comienza.
Jesús Martín indica que tras la cirugía los pacientes no suelen presentar problemas psicológicos porque pasen hambre. Simplemente no pasan hambre porque con poca cantidad de comida se sacian. Sin embargo podría darse algún tipo problema por la adaptación al entorno en su nuevo estado y en relación a su nueva imagen. Para todo este tipo de situaciones el hospital ofrece un soporte para superar todas y cada una de las circunstancias adversas que pudieran surgir.
Castilla-La Mancha
Actualmente en Castilla-La Mancha el 40 por ciento de la población tiene sobrepeso, el 20 por ciento es obesa, y el tres por ciento obesa mórbida. Unas cifras que crecen exponencialmente en los últimos años.
Ante este panorama Fernando Martínez incide en que las unidades de cirugía bariátrica no van a poder hacer frente a esta creciente demanda, por lo que hay que potenciar la profilaxis primaria, incidir en mensajes de hábitos de vida saludable, en acabar con el sedentarismo y promover la actividad física.
“Ese tres por ciento de personas con obesidad mórbida eventualmente podrían ser subsidiarias de un tratamiento quirúrgico, pero no hay capacidad en los hospitales para atenderlos a todos y solo podemos operar lo que ‘rebosa’ del sistema; con el tiempo cada vez va a rebosar más, así que la clave está en la prevención”, manifiesta Fernando Martínez.
Prevención y cirugía para los casos más graves, esa son las herramientas actuales para afrontar la verdadera pandemia del siglo XXI. “Hasta que llegue una pastilla, aunque creo que eso no lo veré yo”, concluye el jefe del Servicio de Cirugía de Ciudad Real, Jesús Martín.