Belén Rodríguez
Ciudad Real
Los españoles son los europeos que menos duermen (53 minutos de media menos que en el resto de la UE), que más horas trabajan, o al menos están en su puesto de trabajo, y que menos tiempo dedican al ocio personal, la familia y las tareas domésticas. Sencillamente, “no da tiempo”, según responden en las encuestas, una “irracionalidad” que lleva denunciando ya va para once años el empresario Ignacio Buqueras, fundador de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHORE), que ha elegido Ciudad Real para celebrar en octubre (21 y 22) el noveno congreso nacional, un gran evento que según la alcaldesa Rosa Romero reactivará la actividad comercial esos días, y también una excelente oportunidad para tomar nota y seguir mejorando: “Ciudad Real quiere estar en hora”, declaró Romero en la presentación del congreso.
Buqueras, convencido de que los españoles podríamos ser más felices y administrar mejor nuestro tiempo con unos pequeños cambios, destacó la importancia de este seminario que bajo el lema ‘España en hora’ propone cuatro mesas redondas: ‘Gestión del tiempo. Cómo optimizar el recurso más valioso’, ‘Maternidad, paternidad, y sostenibilidad económica y social’, ‘Horarios, nuevas tecnologías y productividad’ y ‘Los medios, motor del cambio horario’.
A Buqueras le sigue extrañando que España sea el único país de Europa y prácticamente del mundo “con horarios singulares, que no se dan en ningún sitio”, y reparte críticas para gobiernos, administraciones públicas, empresarios y ciudadanos, “algo debemos estar haciendo mal cuando después de once años con esto seguimos igual”, comenta.
No obstante valoró las “buenas palabras e intenciones” de algunas administraciones públicas, entre ellas el Ayuntamiento de Ciudad Real y la Junta de Comunidades, por apoyar a esta asociación que no piensa rendirse a la hora de difundir lo mucho que nos perdemos manteniendo hábitos que no facilitan la vida, y que según cree castigan más a las mujeres, que además de sufrir horarios ilógicos en el trabajo afrontan en una amplísima mayoría las tareas domésticas, todavía por repartir entre sexos.