“Había mucho que celebrar” al ser la primera actuación con público en el Auditorio Manuel de Falla del Conservatorio Marcos Redondo y el programa musical en honor a Santa Cecilia se abrió con el alegre, efusivo y hasta triunfal ‘Concierto en Do Mayor para dos trompetas’, de Vivaldi, interpretado por Francisco José Velasco y Joaquín Sánchez a las trompetas y Sergio Ruiz al piano.
Fresca, vivaz y con mucha chispa, la música de Haydn, cuyas composiciones son “pura simpatía”, tomó el testigo con el ‘Trío de Londres’ que tocaron Rosa Sanz a la flauta, Emilio Cejudo al oboe y Lorena López al fagot, para dar paso a la diversión de ‘Immer kleiner-Einer humoristische’, de Schreiner, un delicioso ‘gag’ musical a cargo del clarinetista Isidoro Plata y la pianista Blanca Samper, en el que el clarinete se fue haciendo cada vez más pequeño perdiendo piezas progresivamente hasta quedarse tan sólo en la boquilla.
Tan dramática, con “mucha profundidad narrativa”, como colorista, con pasajes serenos y otros trepidantes y un último tiempo “digno de dibujos animados”, la Sonata 0p. 21, de Salvador Brotons, fue la siguiente pieza del Concierto de Santa Cecilia en el Conservatorio a cargo de Hernán Milla al piano y Rosa Sanz a la flauta.
Le siguió, con Juan José Lorenzo al piano, el ‘Scherzo nº 4’ de Chopin, una pieza con la rebosante frescura de la improvisación y al tiempo “el tinte dramático” del Romanticismo, que se ganó tantos aplausos como el bloque ‘jazzístico’ iniciado por Pedro Delegido a la tuba y Sergio Ruiz al piano, quienes tocaron dos maravillosas piezas como ‘Silhouette’, de John Harmon, y ‘The morning song’, de Roger Kellaway.
La sedosa ternura de la bossa nova arribó, en uno de los momentos “más íntimos” del concierto, con ‘Quem acreditou’, de Joāo Gilberto, que interpretó al piano Antonio Fernández, para culminar el programa con el estreno de ‘Karma Variations’, de Aarón Cristófol a la marimba, con cautivadores momentos, desde ritmos intensos a una delicadeza próxima a la caída de la gota de una estalactita.
Como sorpresa, y fuera del programa anunciado, un sexteto de trompas culminó el concierto tocando ‘Tannhäuser’, de Wagner, y ‘El coro de cazadores’, de Von Weber, en homenaje a José Antonio Sánchez Ballesteros, profesor de este instrumento durante treinta años en el centro, que emocionado agradeció el reconocimiento de alumnos y docentes.