‘Ballet, Chaikosvki y Rusia’ son tres elementos que vienen confabulándose en nuestra ciudad, para lograr de un lado espectáculos de gran calidad y, consecuentemente, de otro lado provocar una gran demanda y petar el aforo de las casi mil personas que puede albergar el Teatro Quijano de Ciudad Real. Tan sólo tres conceptos bien distintos: un arte esencial (ballet), un mágico del pentagrama (Chaikovski), y un exótico país al este de Europa (Rusia). Esos tres términos han llegado a convertirse en sinónimo de espectáculo grandioso, lleno de colorido y sensibilidad, de alegría, de éxito…
Como ya viene siendo habitual (en 2017 fue el 28 de noviembre), este cuento de Navidad de Chaikovski, vino a marcar el kilómetro cero de la navidad ciudadrealeña, desde el lleno absoluto del Teatro Quijano. Y no solamente de lleno absoluto, sino también de éxito desbordante, como podemos calificar la función. Entusiasmo y emoción en los corazones de los espectadores que, por espacio de casi dos horas, se trasladaron a otro lugar, a otras circunstancias, a un mundo mucho más amable y hermoso que el que a veces nos toca vivir. Y todo, gracias a ‘Goldberg Management’, ya bien conocido en nuestra tierra, que trajo ‘El Cascanueces’ de la mano del ‘Russian National Ballet’.
Creado en 1989 cuando el legendario solista del Teatro Bolshoi de Moscú, Sergei Radchenko, intenta realizar su visión de una compañía, que reuniera a los elementos más clásicos de las grandes compañías del Ballet Kirov y del Bolshoi. Y todo ello en una nueva compañía de ballet independiente, aunque dentro del marco del ballet clásico ruso. Los principales bailarines de toda Rusia forjan bajo la dirección de Radchenko una emocionante compañía, poniendo en escena nuevas producciones de clásicos atemporales como ‘El lago de los cisnes’, ‘Giselle’, ‘Don Quijote’, o ‘Carmen Suite’.
Radchenko y su ballet
Sergei Radchenko es el fundador del ‘Ballet Nacional Ruso’, con el realiza una encomiable labor a los largo de más de veinte años, mostrando por todo el mundo la grandeza y maestría de la danza clásica rusa. Además, Radchenko es habitualmente invitado por los estamentos más importantes a nivel mundial para impartir MasterClass, haciendo patente el liderazgo de la escuela del Teatro Bolshoi de Moscú. Desde 1976, Radchenko es Artista Honorario del Pueblo de la URSS.
Ya desde sus inicios, el ‘Russian National Ballet’ ha completado numerosas giras por Europa, con extraordinaria acogida en Italia, Francia, España, Alemania y los Países Bajos, además del Reino Unido. Incluyendo numerosas representaciones en el famoso Coliseo de Londres. La compañía interviene en grandes eventos, como en Turquía (Festival de Estambul), Grecia (Festival de Atenas), Japón, Corea, Singapur y Hong Kong. Bajo la dirección de Sergei Radchenko, el ‘Russian National Ballet’ continúa ampliando su repertorio, recorriendo de costa a costa Estados Unidos todas las temporadas, dentro de las más importantes salas y teatros del país americano.
Nacido en 1944, Serguei Radchenko se gradúa en la Escuela de Danza de Moscú, para formar parte como Gran Solista de la Compañía del Teatro Bolshoi durante 25 años. Ha bailado todo el repertorio del Bolshoi, teniendo una especial reputación en las Danzas Españolas, particularmente en el papel del Torero en la obra de Bizet-Schedrin Carmen Suite, siendo la pareja de baile de Maya Plesietskaya.
Un cuento de Navidad
‘El Cascanueces’ es un cuento de hadas-ballet en dos actos y tres escenas, con música de Piotr Ilich Tchaikovski, compuesto entre 1891 y 1892, con coreografía de Marius Petipa. La obra fue encargada por el director de los Teatros Imperiales, Iván Vsevólozhski, en 1891, y es una adaptación realizada por Alejandro Dumas (padre) del cuento ‘El cascanueces y el rey de los ratones’, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. En los países occidentales, ‘El Cascanueces’ se ha convertido en uno de los ballets más populares, representado principalmente en Navidad. Se estrenó el 18 de diciembre de 1892 en el ‘Teatro Mariinski’ de San Petersburgo (Rusia). La escenografía de este montaje es del ‘Russian National Ballet’.
Acto primero
En una antigua ciudad alemana, a principios del XIX en la Nochebuena la gente se prepara para la Fiesta. Entre los invitados a casa de los Stalbaum está un viejo chiflado, inventor de juguetes y amigo de los niños, Drosselmeyer. El salón de la casa está decorado para el evento, llegan los invitados, y Drosselmeyer con los regalos. Entran corriendo los niños y comienzan a jugar a la gallina ciega. En el juego participa Drosselmeyer y le vendan los ojos. Después del juego empiezan las danzas. Drosselmeyer, disfrazado de mago hace un pequeño espectáculo teatral en el que el Rey de los Ratones quiere secuestrar a la Princesa, pero el valiente Cascanueces le derrota y salva a la Princesa. Drosselmeyer tiene preparadas muchas sorpresas para los niños, les enseña un payaso con motor de cuerda, una muñeca… Pero a Masha lo que más le ha gustado es el Cascanueces. Franz intenta quitárselo y sin querer lo rompe. Drosselmeyer lo arregla, y Masha acaricia su juguete favorito. El reloj marca las 10, el baile termina y se apagan las luces…
Es de noche. La habitación del árbol de navidad está iluminada con la luz de la luna, parece misteriosa, llena de secretos mágicos. Superando el miedo, Masha ha venido a ver al “enfermo” Cascanueces, le abraza y se duerme. Masha ve en su sueño como los ratones llenan la habitación, guiados por su Rey. El valiente Cascanueces llama a los soldaditos de plomo a la guerra con los ratones. Pero las fuerzas de los ratones son superiores y al final el Cascanueces tiene que enfrentarse sólo contra el Rey de los ratones y su ejército. Cuando todo parece perdido, Masha, superando el miedo, golpea con su zapato al Rey y así salva al Cascanueces, quien termina derrotando al Rey de los Ratones. Éstos huyen, y Drosselmeyer convierte al Cascanueces en un bello príncipe. Desaparecen las paredes de la casa, nos encontramos en el extenso territorio de la nieve, y en el mágico corro se mueven los ligeros copos de nieve. El Cascanueces- Príncipe invita a Masha al mágico palacio de sus sueños.
Acto segundo
Masha y el Príncipe navegan por el Reino Mágico. Se encuentran con angelitos y muñecos, mientras la orquesta de los bondadosos enanitos toca unas bonitas melodías. Masha y el Príncipe son felices: han llegado al Reino de sus sueños… Pero aparece Drosselmeyer, y en sus manos está el Cascanueces. ¡No puede ser que todo fuera solamente un sueño!… Y así, con su varita mágica, Drosselmeyer convierte el sueño en realidad. ¡Nada más hermoso, si pudiéramos convertir en realidad nuestros sueños cotidianos!
Función del Quijano
Con más de 40 bailarines en escena y un elenco que no nos fue facilitado (pese a haberlo solicitado con insistencia y con anterioridad), tampoco podemos informar del recorrido de esta gira por Europa y por los Estados Unidos de América. Sí diremos que este tour lleva cuatro ballets en cartel: El lago de los Cisnes, La Bella Durmiente, El Cascanueces y La Cenicienta.
Llama la atención la extraordinaria frescura y juventud del cuerpo de baile, frente a otros espectáculos que hemos visto, en el que sobresalen grandes y veteranas figuras de la danza. En esta ocasión, sin que podamos dejar de valorar la extraordinaria actuación de los dos primeros bailarines, especialmente en el grand pas del segundo acto, se lleva cabo una espléndida labor de conjunto sin grandes protagonismos, que no restan brillantez a la emoción que logran transmitir.
Atinado y elegante el decorado con unas transparencias efectistas, aunque no es la primera vez que lo vemos por aquí. Y, por supuesto, resaltamos las partes más celebradas de la obra: la danza española, la danza árabe, el pas de troix, y el vals de las flores. En general el segundo acto mejoró notablemente las expectativas del primero, elevando e individualizando el nivel de ejecución, en unas partes musicales mucho más pegadizas y conocidas.
Al término de la función –tras una hora y cuarenta minutos, pausa incluida-, la respuesta del público se hizo sonora y justa, en pago al esfuerzo realizado por un equipo que, en su totalidad, es extremadamente joven, competente e ilusionado. Y muy por encima del equipo de gestión, que para los que tenemos la obligación –casi siempre vocacional- de informar, no puede ser más que de ‘cero-matacero’. Ni road manager, ni director, ni productor, atendieron a nuestro requerimiento. Peor para ellos.