Los alcaldes, concejales y presidentes de cooperativas acusados de presunto delito ambiental por verter aguas sin depurar al río Azuer en las campañas de vendimia 2013 y 2014, en las que se desbordó la depuradora de Manzanares-Membrilla, están pasando un doble mal rato esta semana en los juzgados de Ciudad Real. A los nervios por enfrentarse a una acusación de cárcel (2 años y medio para cada uno pide la fiscalía), se suman las inadecuadas condiciones en las que se celebra el juicio: sin calefacción en pleno enero, en un salón de actos que carece de sistema de climatización. Y todo pese a las reiteradas quejas del personal de la administración de justicia desde que abrió este edificio hace más de una década.
“Espero que aguanten bien el frío”
“Esta sala no reúne las medidas adecuadas para que celebremos esta vista, pero no nos queda más remedio para no dilatar más el procedimiento. Espero que aguanten bien el frío”, ha intervenido la jueza titular del juzgado de lo Penal 1 de Ciudad Real, Antonia López-Manzanares, que juzga el caso, antes de dar paso al interrogatorio de los acusados, que se ha prolongado durante unas cinco horas, con un breve receso para entrar en calor.
“Cuesta mucho y no se hace”
Esta jueza, harta de pedir a la Gerencia Territorial de Justicia que subsane el problema, según ha explicado, ha aprovechado la presencia de los medios de comunicación, sufridores también del problema del frío en este mediático juicio, para quejarse públicamente. “Nos dicen que cuesta mucho acondicionar esta sala y por eso no se hace”, ha señalado López-Manzanares.
Una pared de cristal, dos puertas, techos altos…
La sala, una nevera en invierno y un horno en verano, en la tercera planta y con la dos paredes laterales de cristal, además de dos puertas, de cristal, no se utilizaba con tanta frecuencia como ahora antes de la pandemia. Con las medidas sanitarias y para garantizar la distancia de seguridad en juicios muy mediáticos como este, con muchos investigados, abogados y testigos, no queda más remedio que usarla.
La jueza ha explicado que la última petición a la Gerencia de Justicia la hizo tres días antes de la apertura de esta vista oral, que este martes ha durado cinco horas y continúa al menos dos días más, una incomodidad añadida que nadie en circunstancias tan relevantes como ser juzgado o intervenir como testigo en un juicio debería soportar.