“Luis Carrero Blanco se sitúa en el vértice medio de dos de los elementos que más debate generan en el espacio público cuando hablamos de memoria histórica: la dictadura franquista y el terrorismo etarra; los dos procesos históricos más susceptibles aún de generar polémica ideológica”. Así lo considera José Antonio Castellanos, profesor titular de Historia Contemporánea de la UCLM, decano de la Facultad de Letras y autor del libro “Carrero Blanco. Historia y Memoria” que será presentado esta semana en Ciudad Real el mismo día, 20 de diciembre, en el que se cumple el 50 aniversario del asesinato a manos de la banda terrorista ETA del que fuera presidente del Gobierno en el año 1973.
“Carrero Blanco. Historia y Memoria” es un libro oportuno ante la conmemoración de esta efeméride a la que no están siendo ajenos los medios de comunicación nacionales entre los que está teniendo un importante impacto esta publicación en la que su autor hace una biografía del personaje y analiza el tratamiento de la figura de Carrero tras su muerte.
Castellanos explica en esta entrevista que el asesinato de Carrero opacó lo más importante del personaje como fue su relevancia durante la dictadura franquista; su violenta muerte oscureció su importancia histórica real, de tal manera que, como estamos viendo, los medios de comunicación se están interesando por el asesinato y las famosas teorías de la conspiración que, según Castellanos, dan más juego y potencia narrativa respecto a la propia vida de Carrero Blanco.
PREGUNTA.- ¿Qué encontrará el lector en esta biografía sobre Carrero Blanco?
RESPUESTA.- La primera parte es, efectivamente, una biografía del personaje, desde el inicio de su etapa formativa hasta su asesinato, y la segunda es distinta ya que en ella se analiza el tratamiento de la figura de Luis Carrero en la esfera pública después de su muerte, atendiendo a una condición que hace de él un personaje peculiar y único, en su doble condición de victimario y víctima.
Carrero Blanco en su estatus de personaje clave de un sistema fuertemente represivo, como fue la dictadura franquista, es un victimario, pero, a su vez, es víctima de una acción terrorista de una banda que practicaba la acción política como era ETA. Esta doble condición ha determinado enormemente las valoraciones en la esfera pública.
Las guías de análisis que utilizo en la segunda parte del libro son la televisión, los espacios públicos y el tratamiento que se le dio, inicialmente, poniendo su nombre a calles y plazas, para ennoblecérsele, y, posteriormente, todo fue desapareciendo.
Dedico algún capitulo (“Los límites del humor y de la justicia”) a analizar lo que fue el “Caso Cassandra” para abordar hasta dónde ha sido posible hacer humor y chistes sobre la muerte de Carrero Blanco y las consecuencias para los implicados.
P.- A su juicio, ¿cual es la relevancia de Carrero Blanco dentro de la historia contemporánea?
R.- Es un personaje clave sin el que no podemos entender las evoluciones de nuestro país en la segunda mitad del siglo XX, en tanto en cuanto fue una personalidad sobre la que el dictador Franco vertió grandes dosis de confianza. Este fue el principal activo político. Desde que entra a formar parte del entorno político de Franco, al ser nombrado subsecretario de la presidencia en mayo de 1941, éste vierte sobre él unas enormes dosis de confianza llegando a ser la persona de la que más se fía.
A través del cerebro de Carrero
Suelo recordar, en este sentido, una frase de Emilio Lamo Espinosa, jurista falangista que conoció bien a Carrero, en sus memorias: “Franco discurría a través del cerebro de Carrero”. Tal era la compenetración entre los dos, que Franco discurría a través de su cerebro; era tal la simbiosis que, puestos en lugares diferentes y preguntados por la misma cuestión, Carrero y Franco contestarían con palabras exactas a una misma pregunta. Partiendo de la confianza que el dictador le va a tener, el papel de Carrero Blanco es fundamental.
P.- ¿Dónde sitúa la influencia política de Carrero en la segunda parte del siglo XX?.
R.– Es fundamental en el nombramiento de Juan Carlos de Borbón como heredero de Franco; también en la puesta en marcha de los Planes de desarrollo, en el cambio de modelo político que se produjo a finales de los años 50 y principios de los 60, el final de la autarquía y la inserción de España en la economías occidentales; y en su empeño en institucionalizar el franquismo que se verá satisfecho en el año 1967 con la aprobación de la Ley Orgánica del Estado, una creación normativa pensada para diseñar una España franquista sin Franco por mucho que luego no resultara.
Estos tres son los logros fundamentales de Carrero Blanco a través de sus muchos años de ejecutoria política al lado de Franco.
P.- Entiendo que consideraba necesario recuperar su figura aprovechando el 50 aniversario de su asesinato.
R.– Había un elemento de oportunidad, pero creo que la figura de Carrero Blanco tiene interés de por si tanto por la importancia que realmente tuvo en muchas de las decisiones que se adoptaron durante los 40 años de dictadura como por ese carácter tan peculiar y particular de ser victimario y víctima que comentaba anteriormente.
Carrero se sitúa en el vértice medio de dos de los elementos que más debate generan en el espacio público cuando hablamos de memoria histórica: la dictadura franquista y el terrorismo etarra, los dos procesos históricos más susceptibles aún de generar polémica ideológica.
Las circunstancias que se dieron le sitúan en el punto de unión entre esos dos lugares de memoria al ser una pieza fundamental de la dictadura franquista y asesinado por ETA. Esto me sigue pareciendo interesantísimo y a ello dedico la segunda parte del libro.
P.- Sin embargo, estos dos aspectos podrían haber desenfocado las líneas principales del personaje.
R.- Lo que desenfoca los rasgos fundamentales del personaje es la forma en que murió. Su asesinato opaca lo más importante de Luis Carrero Blanco como fue su relevancia durante la dictadura franquista. Sin embargo, su asesinato oscurece su relevancia histórica real de tal forma que, como vemos, los medios de comunicación se interesan principalmente por la efeméride del asesinato y las famosas teorías de la conspiración que dan más juego y potencia narrativa respecto a su propia vida.
Se da una paradoja, en este sentido, y es que su figura ha dado pie a innumerables recreaciones ficticias (películas, series, documentales) centradas en el asesinato porque es casi imposible imaginar que Carrero hubiera llegado a las pantallas de televisión o del cine si no es porque murió como lo hizo ya que fue un personaje bastante plano y anodino.
P.- Que no hubiera detenciones tras su muerte, ni se celebrara juicio alguno aumenta el interés por su asesinato.
R.- Estas son unas de las razones que impulsan las teorías de la conspiración. Estas tienen diferentes motivos que las hacen compresibles, como la potencia narrativa -el asesinato de Carrero es nuestro Kennedy-. También haberse reproducido en televisión, películas, documentales o la literatura, las ha ido fijando en el imaginario colectivo de los españoles.
Teorías de la conspiración
Otros motivos que facilitan la compresión de esas teorías es precisamente que no se celebrara juicio, que se amnistiara a los responsables y que uno de éstos -Argala, el que activó el explosivo- falleciera cinco años después víctima de un atentado.
A ello se suman las consecuencias políticas para el régimen, siendo la principal que el ministro Arias Navarro, encargado de la seguridad de Carrero Blanco, fuera el elegido para sucederle en la presidencia del Gobierno; la negligencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, incapaces de detectar lo que estaba sucediendo; la cercanía de la Embajada de los Estados Unidos al lugar del atentado; las supuestas dificultades logísticas y tecnológicas que implicaba el atentado y, se supone, que no estaban al alcance del grupo de veinteañeros que cometió el atentado. Todo esto mezclado alimenta y da combustible a las teorías de la conspiración.
P.- ¿Por qué decide hacer este trabajo sobre Carrero Blanco?.
R.– Hay un ofrecimiento de la editorial Catarata. Sin embargo, el personaje me atraía por su relevancia histórica y por su doble condición de víctima y victimario que le convierte en un personaje único si hablamos de memoria histórica en España ya que no hay otro más importante que Luis Carrero Blanco que haya matado ETA.
Hay otras víctimas y victimarios, el comisario Melitón Manzanas puede ser uno de ellos, pero no hay una persona más relevante víctima de ETA y que ocupó la segunda magistratura del Estado durante unos meses.
El análisis de esa doble condición me atraía bastante y creo haber podido cumplir con mis expectativas. El interés que están demostrando los medios de comunicación me confirma que fue una buena decisión y estoy satisfecho con el trabajo.
P.- Efectivamente, los medios de comunicación nacionales se están haciendo eco del libro al abordar esta efeméride.
R. Si. Son bastantes medios nacionales los que se están haciendo eco. Hasta ahora lo ha hecho La Vanguardia, El País, El Español, El Confidencial, Carlos Alsina en su programa de Onda Cero, Documentos de RNE, el programa la Sexta Columna y el martes, 19 de diciembre, estaré en la Noche en 24 de Xabier Fortes, …Si, está teniendo un impacto notable a nivel nacional lo que supone una satisfacción por el trabajo hecho.
P.- El libro se presentará en Ciudad Real el día que se cumple el 50 aniversario del asesinato de Carrero.
R.- Efectivamente, en Ciudad Real presentaremos el libro el día 20 de diciembre y antes, el día 18, en Madrid. También existe la posibilidad de presentarlo en Bilbao y en Toledo, aunque no hay nada confirmado aún.
La presentación en Ciudad Real será especial ya que, además de la conferencia, utilizaré material audiovisual (videos, material del NODO y películas que han recreado el atentado) que hará más atractiva y entretenida esta actividad. Va a ser una presentación especial.
“Carrero Blanco. Historia y Memoria” de José Antonio Castellanos.
Editorial Catarata. Presentación, 20 de diciembre, 19:30 horas.
Convento de la Merced. Ciudad Real.