Como cada año, llegadas las 2:00 de la madrugada del día 1 de agosto, los jóvenes ciudarrealeños se congregan en la calle Palma de la capital para correr los llamados toros de fuego. 14 fueron las carretillas cargadas con fuegos artificiales que el equipo de operarios pirotécnicos de Fernán Caballero preparó para la ocasión.
Entre la Plaza de San Francisco y la Avenida Torreón del Alcázar, cientos de personas asistieron al tradicional «encierro» de toros de fuego. Una actividad que, según explicaron para Lanza Francisco Turrillo (Pandorgo 2015) y Julio Santiago Sánchez (Pandorgo 2019), tiene una tradición tan dilatada como la Propia Pandorga. Ambos recordaron con cariño que sus abuelas ya les hablaban de los toros de fuego de la Pandorga, que antes se celebraban en los aledaños de la plaza de toros.
La alcaldesa, Pilar Zamora, presente en el evento, subrayó la notable asistencia de público y de corredores, y explicó que el de los toros de fuego es un desfile maravilloso, pero que tiene sus riesgos, y es por ello que apeló a la responsabilidad de los asistentes: «Es una fiesta para divertirse, todos tenemos muchas ganas, pero hay que divertirse desde la seguridad propia y de los demás«.
Unos toros de fuego sin incidencias
Salvando un pequeño problema provocado por un grupo de corredores que se apropió de forma imprudente y temeraria de uno de los toros de fuego, no hubo incidencias reseñables. La primera teniente de alcalde, Eva María Masías, instó a acatar las normas a los participantes «No podemos arriesgarnos a poner en peligro la integridad de ninguna persona«, explicó a Lanza.
El parte de heridos, por fortuna, tampoco tuvo muchos nombres. Solo cuatro personas tuvieron que asistir a las dependencias de Protección Civil: tres heridos leves por caída y uno por un chispazo en un ojo. El responsable de Protección Civil en el ayuntamiento valoraba de forma positiva el reducido número de heridos en la fiesta.