“Todo es aprovechable”, como ponen de manifiesto las personas mayores de la Ciudad de Matrimonios a quienes los comercios les regalan material como cortinas y muestrarios de telas e hilos antiguos, que si no puede que terminaran en la basura, y elaboran auténticas preciosidades artesanales que se pueden adquirir a cambio de alimentos.
De su creatividad y habilidad con labores tradicionales, surgen patucos, portadientes con el Ratoncito Pérez, alforjas para colocar en el brazo del sillón y guardar los mandos, bolsos, portabanicos y pañitos, entre otros artículos, que se canjearon este domingo en el 6º Mercadillo del Trueque de la Ciudad de Matrimonios por comida y productos de higiene que el Banco de Alimentos distribuirá entre las personas con menos recursos.
Los cojines –cada año se canjean por comida entre veinte y treinta- volvieron a liderar las preferencias al acudir a este mercadillo, donde se agotaron los portalicos de Belén recreados en hueveras, también utilizadas como costureros -con sus alfileres, metro, hilos, botones, dedal y tijeritas en el interior- y juegos de tres en raya.
Una veintena de personas mayores de la Ciudad de Matrimonios, tres hombres y diecisiete mujeres de entre 78 y 99 años, crearon a lo largo del año los artículos para esta iniciativa solidaria que permite recaudar cada año unos 1.500 kilos de comida, comentó el presidente del Banco de Alimentos de Ciudad Real, Segundo Alcázar, que elogió la generosidad de estos abuelos con “un corazón muy grande”.
A en torno a 9.000 personas con escasos recursos atiende en la provincia el Banco de Alimentos que lleva una semana entregando productos de primera calidad a estas familias de cara a la Navidad.
Cuadernos de mandala, sacos antidolores, topes para que las puertas no se golpeen con la corriente, cubrebotellas para su transporte como los que utilizaban los pastores para refrescar el agua, bolsas de ganchillo para la compra, pulpos solidarios para bebés prematuros, mandiles y paños para tapar el jamón son otros de los artículos elaborados por los residentes en la Ciudad de Matrimonios. Sus familiares se sumaron a festejar esta iniciativa solidaria y todos ellos degustaron un vino de honor.
La iniciativa, en la que también colaboraron los trabajadores del centro con la elaboración de pañuelos de comunión, mandiles y monederos de ganchillo, comenzó hace seis años con la propuesta de las usuarias de realizar actividades relacionadas con “las labores de siempre”, comentó Pilar Redondo, encargada de Servicio de la Ciudad de Matrimonios, que resaltó la colaboración de los comercios con aportaciones de material, mientras que el resto de lo que se necesita se adquiere con aportaciones de los propios mayores participantes.
Con “mucha alegría” se vive esta jornada por parte de las personas mayores que ponen a disposición de todos los que acuden las labores que han realizado a lo largo del año y disfrutan con regocijo del reencuentro con sus familiares, agregó la directora de la Ciudad de Matrimonios Ancianos, Isabel Quintanilla.
El mercadillo volverá a abrirse este lunes 16 para los alumnos del colegio María de Pacheco que llevan los seis años colaborando con el Banco de Alimentos a través de esta iniciativa solidaria.